En lugar de la portada a secas habitual, ilustro esta entrada con una foto propia, porque quedé muy orgullosa de mi apropiado punto de lectura. Una, que colecciona puntos de lectura y además pone, podría decirse, un interés excesivo en que el punto de lectura elegido combine bien con el libro en cuestión. Cosas mías.
Firmin me gustó mucho y tenía curiosidad por ver qué era lo siguiente - si es que había siguiente - de Sam Savage. Cuando hace poco descubrí que a principios de septiembre lanzaba nuevo libro se fue directo a la wishlist. Y de ahí que el otro día, al verlo en vivo y en directo, me abalanzase sobre él, literal y figuradamente, porque comencé a leerlo a las pocas horas.
The Cry of the Sloth (El lamento del perezoso), ya traducido al castellano como puede verse, creo que me ha gustado mucho más que Firmin. Me ha parecido una joya de libro y me ha fascinado la habilidad del señor Savage para crear de la nada una tremenda historia tan sólo a base de los escritos "completos" del personaje ficticio - por mucho que cueste creerlo - que es Andrew Whittaker. Cuando dice escritos completos, quiere decir escritos completos, toda su correspondencia (sólo la que él escribe), todos sus bocetos literarios, todas sus listas de la compra, etc. durante cuatro cruciales meses de su vida durante el mandato de Nixon (uno de ellos) en pleno Medio Oeste americano.
Comenzamos en julio conociendo a un hombre que está un poco desbordado, es lo que tiene tener varias casas alquiladas (o intentarlo al menos) que se caen a trozos (literalmente), una revista literaria llamada Soap y sus respectivos contribuyentes, ambiciones literarias, una exmujer, una madre en una residencia, deudas que se amontonan, un banco que no le deja ni a sol ni a sombra y una casa en la que el caos, el desorden y la suciedad parecen tener vida propia. A medida que avanzan los meses, no sólo todo esto empieza a tomar forma de horca y a cerrarse sobre el cuello del pobre Andrew, sino que además él mismo se molesta en irlo apretando con sus propias manos, obsesionándose con cosas como fotos familiares, la limpieza del sótano de su enorme casa victoriana y unos exámenes de conciencia que de puro alocados se vuelven extremadamente cuerdos.
Todo, eso sí, contado de tal forma que, a la vez que sientes pena por el pobre Andrew, te ríes - te ríes a carcajadas - de todo lo que le pasa. A veces de lo que le pasa, siempre contado por él, y a veces de cómo lo cuenta. Cómo cuenta su vida en verso al señor del banco, cómo no se corta un pelo a la hora de meterse con la mujer de uno de sus inquilinos y cómo, ya que se siente menospreciado en su comunidad, se autojalea mediante cartas al director escritas por otros que no son más que anagramas de su nombre, o cómo se describe según a quién esté escribiendo. Para cuando llega octubre, eso sí, sus delirios dejan de ser tan divertidos y pasan a ser preocupantes, otro toque magistral de Sam Savage, por supuesto, que consigue que el lector haga y sienta lo que él dicta de una forma tan sutil que es invisible.
Al final, Andrew Whittaker, que siempre tiene abierta una enciclopedia sobre animales en la mesa de la cocina, termina por encontrar más de una similitud entre el perezoso y él mismo. Hasta tal punto que resulta ser el perezoso el que se le asemeja, y no al revés. De forma que Andrew Whittaker llega a ser un poco Firmin en algunos sentidos.
Leí en algún sitio una frase que venía a decir que Sam Savage "a los 67 años se ha convertido en una de las figuras clave de la literatura actual norteamericana" y no podría estar más de acuerdo.
Por otra parte, sigue fascinándome la editorial que le publica los libros, Coffeehouse Press, que como ya comenté cuando leí Firmin, es una editorial "sin ánimo de lucro". A pesar de eso - o quizás por eso - tanto Firmin como este son libros de calidad excelente no sólo en el contenido, sino también en la presentación. Sin poder soltar apenas el libro - siempre pendiente de la penúltima calamidad del señor Whittaker - no había vez que no me quedase fascinada por las guardas del libro, llenas de fragmentos de escritos de Andrew que luego aparecen también dentro.
Con la excepción de la cita que encabeza el libro y que también aparece en las guardas y que me ha hecho apuntar "Fernando Pessoa" en la lista de libros que quiero mirar - y quizá tomar prestados - la próxima vez que pase por la biblioteca, aunque no haya tenido mucho éxito a la hora de dar con ella en el portugués original o en la traducción española. La cita en cuestión:
What happens to us either happens to everyone or only to us: in the first instance it's banal; in the second it's incomprehensible.
Lo que nos ocurrre, bien les ocurre a todos, bien sólo a nosotros: en el primer caso es banal; en el segundo es incomprensible.
El caso es que lo que yo decía más arriba de que ya está traducido no era una indirecta. Era una recomendación pura y dura. El señor Whittaker abre las puertas de su casa cochambrosa y no curiosear es perderse toda una aventura, y muchas, muchísimas, carcajadas de esas que a veces son un poco histéricas.
¡!Qué buena la cita de Pessoa! Y el libro suena interesante, desde luego, pero de momento mi lista está llena (y más teniendo en cuenta que ahora leo despacio, no como antes que devoraba).
ResponderEliminar"Una, que colecciona puntos de lectura y además pone, podría decirse, un interés excesivo en que el punto de lectura elegido combine bien con el libro en cuestión." jajaja! Te imagino haciéndolo, Cristina.
Me olvidaba: el perezoso es bastante horrible, ¿no? :(
ResponderEliminarjejejeje, ya lo tengo en mi mesilla... ¡¡esta semana lo empiezo!!
ResponderEliminarYo también coordino los puntos de lectura con la lectura en si. Estamos muy mal...
ResponderEliminarApuntados Firmin y el perezoso para cuando tenga un hueco.
La portada española es feísima, prefiero la original. Aún no me lo he comprado y eso que Firmin me gustó mucho. Eso sí no podré combinar el punto de lectura: o los pierdo nada más llegar a casa o me los olvido en cualquier libro. Me has hecho pensar en tratarlos mejor :)
ResponderEliminarElvira: el perezoso es feucho, sí, pero la foto a la que enlacé me parece muy graciosa, porque está como sonriendo a la cámara :D
ResponderEliminarA mí la cita de Pessoa me encantó desde que la leí en la librería antes de comprar el libro. Me alegra que te haya gustado también.
Roberta: ¡bien hecho! A ver si te gusta, a mí me ha encantado, ya lo ves.
Samedimanche: está bien saber que no estoy sola en mi locura. Es adictivo, además, una vez que coordinas un libro, ya no puedes parar. De todos modos yo tengo un hueco en los puntos de lectura para libros de la Segunda Guerra Mundial. Siempre me cuesta mucho elegir uno...
LittleEmily: síp, yo también prefiero la original. Es que la española no sé muy bien qué es... Si Firmin te gustó, no lo dudes con este.
Jaja, voy a montar una ONG "save the bookmark" ;)
Ya le he echado el ojo!! jeje. Firmin me gustó mucho aunque le tengo olvidado.
ResponderEliminarPrecioso punto de lectura...yo también los busco adecuados, cuando puedo.
Bss
¡Bien hecho! Cuando puedas no dudes en echarle también la mano ;)
ResponderEliminarBienvenida al club de los puntos de lecturas combinados.