domingo, 20 de enero de 2008

Pistache

Después de Reyes dije que iba a comentar algunos de los libros que me habían regalado y ya han pasado nada menos que 14 días y no he comentado ni uno. A este paso creo que llegarán los próximos Reyes y yo seguiré comentando los de este año. Y además hoy me he dado un capricho y he dejado el almacén de Amazon medio vacío. Lo malo es que mi pedido no despegará hasta el día 11 de febrero; es lo que tiene comprar el DVD de Cranford antes de tiempo y no querer pagar la friolera de 40 libras para que te manden antes lo que ya tienen. Pero a lo que iba, que luego cuando por verano o así llegue mi pedido (ya he mencionado alguna vez lo mal que funciona aquí el correo, ¿no?), querré también hablar de esos libros y se me juntará todo.

Y como no deje de hablar de lo que quiero hablar pero sin hablar de ello esta va a ser la entrada más absurda del mundo.

Así que: Pistache, de Sebastian Faulks. Manuel me sorprendió con este libro del que ni siquiera había oído hablar y que casi leo de una sentada al poco de abrir los regalos. Decidí contenerme y, eeeeeh, pues lo leí en una sentada el fin de semana pasado.

Es una colección de parodias de escritores con unas cuantas ilustraciones que son perfectas para la parodia que complementan. Hay una parodia de las Brontë, donde tanto miembros de la familia como algunos de sus personajes ponen anuncios por palabras, de ahí la estupenda ilustración de Charlotte Brontë. Hay dos parodias de Jane Austen, una de ellas es un brevísimo American Psycho reescrito por Jane Austen, de ahí esta otra ilustración.

Pero hay mucho más: Thomas Hardy retransmitiendo un partido de fútbol y prestando más atención al drama (lesiones, el mal tiempo, etc.) que al partido en sí. O Sylvia Plath contando en verso la historia de Ricitos de Oro con un pesimismo y una oscuridad aterradores. O los famosos Cinco de Enid Blyton de mayores. O Kafka y sus desventuras con Microsoft. O Dan Brown contando con todo detalle sus peripecias en un cajero automático. O, una de las que más me hicieron reír (que no fueron pocas), Dickens reescribiendo canciones de Elton John, los Rolling Stones o los Beatles. Y un largo etcétera.

Lo malo es que hay autores que no he leído, así que sus parodias me dejaron más bien fría: Kingsley Amis, Alan Bennett, Noël Coward... Nada que no se solucione leyéndolos, claro.

Quizá la única pega que le saco tiene que ver con eso. Habría agradecido que el libro tuviera al final una pequeña nota biográfica de cada autor pariodiado, quizá escrita también en clave de humor, pero que te situara un poco.

Y sí, además la portada y la edición en sí (tapas duras rojas y sobrecubierta y buen papel) son una maravilla.

4 comentarios:

  1. Me han entrado unas ganas terribles de leerlo, suena muy divertido pero he visto por internet que no está en castellano aun.
    ¿Vas a comprarte Cranford? Qué envidia me das... Yo creo que me esperaré a que se edite en España (lo sé, es casi imposible, pero aun tengo la esperanza).

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  2. Sí, el libro es una pequeña joyita y muy, muy divertido. Pero también es muy inglés así que veo complicadillo que lo traduzcan, aunque cosas más raras se han visto.

    Qué optimista con lo de Cranford. Aunque hay más miniseries dobladas de las que pensaba. Hasta hace poco no sabía que pudieran encontrarse (a duras penas, eso sí) North & South o Wives & Daughters. Así que igual este también llega. Tú no pierdas la esperanza.

    Ahora que lo pienso, con lo mal que va el correo por aquí, igual consigues tú la versión doblada de Cranford...

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  3. Pues en ese caso, igual me compro el libro en inglés, aunque me cueste más leerlo.

    Jeje, en mi pueblo el correo también funciona fatal; me tardaron más de un mes en traerme una película de amazon.

    En mi casa es que las miniseries las veo con mi madre y ella de inglis como que no, así que si me compro Cranford tendrá que ser cuando se edite aquí.

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  4. Yo creo que el libro se lee fácil, siempre que conozcas el estilo original de los autores. Y al fin y al cabo no es una novela policiaca en al que no puedas perderte ningún detalle. Y las ilustraciones, desde luego, son universales.

    A mi madre, incluso ahora, le "repatea" que vea estas miniseries y que ella no pueda, porque también le encantan. Siempre que compraba alguna me preguntaba si tenía subtítulos y se llevaba un chasco cuando le decía que no. Yo voy mucho más a lo mío que tú, qué mal.

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