lunes, 29 de junio de 2009

Breves brevas

Inevitable juego de palabras el del título, pero también muy real, porque Manuel las trajo el sábado a mediodía y el sábado por la noche ya no había. Como si no hubiéramos tenido suficientes cosas que zampar, pero al menos las brevas son sanas a diferencia de todo lo demás.

Nada más llegar Manuel con ellas, no me pude resisitir a probar una y, luego, mientras las colocaba en un cacharro me encontré con una que se había aplastado y, claro, tuve que hacer el sacrificio (¡ejem!) de comer esa también para que no se echara a perder. Y es que comparadas con las que había comprado unas semanas antes y que resultaron ser bastante insípidas, estas eran una auténtica delicia.

Así que me hago eco de las palabras de Charlotte Brontë en Shirley:

Oh, for rest under my own vine and my own fig-tree!
¡Oh, poder descansar bajo mi propia parra y mi propia higuera!

Y añado como condición que de vez en cuando caiga algún higo/breva, como a Newton la manzana.

5 comentarios:

  1. Pues a mí los higos ni fu ni fa, a mi padre le encantaban y cada vez que veía una higuera, como los monos se encarama árbol arriba a cogerlos. Tendría que volver a probarlos...

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  2. Yo es que tengo pocas frutas que me hagan gracia, pero las pocas que me gustan... ¡me gustan muchísimo!

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  3. Los higos no son lo mío, pero los de la foto tienen una pinta deliciosa. ¡Menudo huerto más estupendo que tenéis! ¡Qué suerte! :-)
    Un saludo,
    Tanakil.

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  4. Otra que pasa de los higos... ¿será una epidemia?

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  5. ¡Pero bueno! ¿En serio no os gustan los higos? Uff... me cuesta mucho entenderlo, la verdad. Para mí son una auténtica delicia.

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