No estaba programado hacer nada dulce ayer sábado, no tanto porque nos hubiéramos puesto las botas en Inglaterra (porque de hecho fuimos muy, muy moderaditos) sino porque había muchas cosas que hacer y con las que ponerse al día. Pero desde que uno de los días en Inglaterra en un pub la parte de postres de la carta (parte de la que no hicimos uso, por cierto) incluyera jam roly-poly con natillas se me había quedado la parte de las natillas grabada como a fuego. El viernes haciendo la compra semanal le comuniqué a Manuel que el sábado haría natillas. Total, son rápidas de hacer, etc. Y el caso es que yo no soy muy de natillas. Me gustan, no les haría ascos en ningún caso, pero prefiero el flan. Así que el sábado por la mañana le comuniqué a Manuel el cambio de planes: en vez de natillas esa tarde iba a hacer flan.
Dicho y hecho y además con poco peso de conciencia. Mucho calcio, poco azúcar y una alegría para el paladar. A juzgar por lo mucho que lo estamos disfrutando - sobre todo yo, Manuel ayer por la noche no pudo resistirse a hacerse otra cake in a mug, siguiendo otra receta que quedó incluso mejor, por cierto - y lo sano (en comparación con otros postres, se entiende) que es, creo que no será el último flan que haga antes de julio.
Y hoy hemos retomado las costumbres dominicales. Plancha y película de Carole Lombard: We're Not Dressing, una película musical de 1934 donde la estrella, más que Carole Lombard, era Bing Crosby. Con momentos realmente surrealistas y precódigo Hays nos ha gustado mucho y nos ha dejado para el recuerdo una divertida metedura de pata mía. Durante las escenas iniciales, Manuel me comentaba que tal actriz era muy famosa en Broadway, que tal actor era muy conocido en la época... y yo, que a veces estaría mejor calladita, he aportado la siguiente perla a la conversación "ese que hace de marinero que canta también debía de ser conocido entonces". Manuel me ha mirado con incredulidad y me ha informado de que, en fin, efectivamente así era, porque el marinero no era otro que Bing Crosby. Ejem.
Y hablando de Manuel, no me perdona que el domingo pasado me olvidase comentar nuestro evento cultural del viernes anterior en el Auditori: fuimos a ver Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa), una película muda de 1925 basada en la ópera de Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal, con la música de Strauss tocada en directo por la orquesta. Estuvo muy bien.
domingo, 13 de marzo de 2011
Flan dominical
Publicado por Cristina en 18:21
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa, Música
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Ya sé que no te gusta el caramelo en el flan. Si tuviéramos que partirnos uno con caramelo, yo me comería toooda la parte de abajo, mmmmm.....
ResponderEliminarCuando era muuuy pequeña, me partía de la risa con las películas de Bob Hope y Bing Crosby que ponían en la tele.
Yo estoy peleada con la cocina hoy me tiré media mañana haciendo un bizcocho de chocolate y parece chicle....un desastre!!
ResponderEliminarÑam ñan! La textura brillante y tersa de los flanes y gelatinas me hipnotiza y el tuyo en la foto ha quedado genial.
ResponderEliminarVaya puntazo lo de los cake in a mug! No había visto la entrada y he flipado! La pena es que no tenemos microondas para probarlo... snif! :(
Pues sí que el flan es más ligerito que otros postres de los que he visto por este blog, jeje. Yo no puedo hacer el flan tradicional (por los huevos) pero a veces lo preparo con gelatina neutra y leche desnatada y no queda mal :D
ResponderEliminarsaluditos
Elvira: efectivamente, yo lo prefiero sin caramelo, pero si lo tiene me lo como sin problemas (aunque empiezo por esa parte y me dejo lo bueno para el final ;)), pero el que realmente no aguanta el caramelo es Manuel ;) Me parece buen plan esa forma de compartir un flan entre nosotras :D
ResponderEliminarDina: argh, qué rabia da eso. Haz otro para quitarte el mal sabor de boca.
Guacimara: ¡¿no tenéis microondas?! Qué cosas. Yo no es que cocina mucho de microondas, pero para calentar las sobras de las cosas no podría vivir sin él.
Lillu: ya ves, a veces somos casi comedidos y todo. Menos mal que tu apaño no debe de quedar mal, un flan de vez en cuando se agradece, ¿verdad?
Qué delicioso!! A mi madre ahora le ha dado por hacer flanes y, desde hace un tiempo, toca una vez por semana. La verdad es que está buenísimo y yo, que pocas veces tomo postre, no puedo evitar comer un buen trozo.
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