Pues de Haworth pasamos directos a la cocina, que tengo la repostería del sábado pendiente.
Rebuscando entre los muchos libros di con tres recetas apetecibles para este fin de semana, le di a elegir a Manuel que descartó una y me dejó con dos. Como ambas eran de ingredientes normalitos y no había nada especial para añadir a la lista de la compra, postergué la decisión hasta el sábado. Y al final me decanté por estas madalenas de chocolate, que aunque a Manuel no le han entusiasmado y pese a que efectivamente no ha sido nuestro mejor resultado repostero, yo no las he encontrado nada mal tampoco.
En parte la culpa de eso es mía y de mi reloj de horno interno, que no sé si necesita pilas nuevas o qué. Pero antes Manuel se fiaba totalmente de mí y ahora llevo algunas recetas en que no acabo de acertar el momento de sacarlas del horno. En este caso la aguja salía sucia incluso cuando saqué las madalenas del horno (ya un poco requemadas incluso algunas de ellas) pero luego resultó que estaban hasta demasiado hechas.
El caso es que esa no fue la única pequeña catástrofe relacionada con esta receta. Primero, como decía antes, di por hecho que teníamos todo lo necesario y sí, lo teníamos, pero no siempre en las cantidades necesarias, como fue el caso de las pepitas de chocolate negro (pepitas de chocolate blanco tampoco teníamos todas las necesarias, pero como esas son muy difíciles de encontrar, pusimos las que nos quedaban y listo; al fin y al cabo eso sólo repercute en la densidad de pepita por centímetro cuadrado, y me hace pensar, eso sí, que no recuerdo haber vuelto a saber más de las pepitas blancas: desaparecieron dentro de las madalenas). Así que Manuel tuvo que hacer una escapada rápida al supermercado a por las pepitas. Oops.
Pero lo que recordaré siempre de estas madalenas será telehorno: de las más emocionantes que se han visto. En teoría la receta era para 12 madalenas pero a nosotros nos salieron 15, por lo que tuvimos que poner algunas en sus moldes de silicona sobre papel de plata en la rejilla del horno y el resto dentro del molde de moldes, tres de ellas a pelo y sin molde de silicona propio (qué complicado explicar una cosa tan sencilla). Todo comenzó normal. Manuel incluso se fue de la cocina y me dejó sola con telehorno y yo hasta me fui a por Jane Eyre para ir alternando la lectura con la pantalla. Pero no me dio tiempo a abrir el libro y tuve que ir corriendo a buscar a Manuel: aquello era lo nunca visto. Yo no sé si porque esta masa era muy líquida o por qué, pero de pronto, cuando parecía que la masa había subido normalmente, la mayoría de las madalenas se convirtieron en una especia de volcanes que empezaron a expulsar no lava sino masa líquida, y no poca precisamente. ¡Se iban a quedar huecas por dentro! Aquello no paraba porque cuando parecía que el río de masa se había solidificado con el calor, la erupción surgía de nuevo por otro lado, a veces incluso del propio río. Un fenómeno rarísimo pero muy divertido que nos tuvo pegados a telehorno durante un buen rato. ¡Menos mal que se me había ocurrido poner papel de plata debajo de las tres madalenitas que iban fuera del molde grande! Al sacarlas se rompieron, pero vistas en primera fila en el horno, con el río de masa solidificado entre ellas era imposible no ver, más que madalenas, elefantes de esos que van agarrados unos a otros por la trompa y por la cola. En fin, cosas de la repostería: queda claro que nunca lo has visto todo.
Ya digo que, sin ser nuestra receta preferida, no le hicimos ningún tipo de ascos y ayer nos zampamos la última que quedaba. Por cierto que comiéndolas era inevitable acordarse de esa imagen del programa de "zapping" de TV3, APM, del señor del GPS y las madalenas (la conversación es algo así como: "¿usted lleva GPS?" "¿Pesi, pesa?" "GPS" "¿GPS? No sé qué es eso" "¿Y qué lleva?" "Madalenas"). Realmente estamos muy - ¿demasiado? - mediatizados por APM. El otro día me atraganté bebiendo agua y en ese primer momento en que no puedes ni respirar ni tragar ni toser ni nada, no pensé nada profundo o nada directamente, lo que me vino a la cabeza fue este señor, con lo cual el ataque de risa contenido sumado al atragantamiento ya fue indescriptible. En fin.
Aparte de APM vemos otras cosas: la película del domingo para acompañar a la plancha era Fancy Pants, de 1950, con Bob Hope y Lucille Ball. Muy divertida.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Madalenas de chocolate
Publicado por Cristina en 9:21
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa, TV
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muy buena pinta. una pregunta:¿se desmoldan bien con la silicona?¿no se queda media magdalena en el molde? Yo tengo un molde de silicona para pasteles pero tengo que ponerle aceite para que no se pegue.
ResponderEliminarotra cosa que se le olvidó decirte en otro día que mencionaste a Jane Eyre, resulta que van a hacer una nueva adaptación este año. No se si lo sabías. Míralo en youtube
Qué divertido todo lo que cuentas :) Yo que pensaba que lo de las madalenas era más o menos fácil, ahora veo que no hay nada fácil. La comparación con el volcán ha sido muy gráfica.
ResponderEliminarBesos
Oye pues la verdad que las madalenas tienen muy buena pinta con el chocolate desbordando...este Manuel se está volviendo todo un sibarita!!jejeje
ResponderEliminarMe permito comentarle a Amelia que yo también tengo moldes de silicona para las magdalenas y suelen desmoldar bien, aunque luego son un poco incordio para lavarlos :D
ResponderEliminarSobre las magdalenas, yo echo de menos una foto del interior!! A ver si quedó algo dentro o se salió todo en esos volcanes espectaculares, jaja. El otro día le comenté a un amigo lo del telehorno mientras hacíamos galletas y nos echamos unas risas :D
saluditos
Ha sido muy divertido leerte, y me imagino el volcán-madalena perfectamente.
ResponderEliminarAún contando todo lo que cuentas, el aspecto es inmejorable y muuy apetecible. Ahora mismo más de una me comería.
APM tiene momentos muy buenos
Besos
Emma
Aunque digas que no es vuestro mejor resultado repostero, tienen una pinta de lo más apetecible. De hecho, si tuviera una delante, seguro que me la como!!
ResponderEliminarAmelia: ya has visto que Lillu te respondió y yo reitero todo lo que dice, incluido lo de que lavarlos es un rollo.
ResponderEliminarY sobre la nueva adaptación de Jane Eyre... creo que la entrada de hoy responde a tu pregunta ;)
Enrique: yo también las cogí por lo fáciles que eran. Y es cierto que fueron fáciles, pero telehorno fue de lo más estresante también ;)
Dina: tienes razón, Manuel se está aburguesando culinariamente hablando :D
Lillu: me olvidé de la foto interior... un desastre que prueba que no estaban tan malas si me las comía sin pararme a pensar en qué hacer con ellas. Quedaron normales, quizá las madalenas se autorregulan y estas consideraron que habíamos puesto demasiada masa ;)
Emma: pues hacer madalenas de chocolate tiene fácil solución. Y si os salen con volcán en erupción además de disfrutar del buen sabor también pasáis un buen rato ;)
Mar: hombre, para tirar a la basura tampoco estaban. A mí me gustaron y, como tú dices, si tuviera ahora una delante tampoco le haría ascos...
Hace poco relativamente que desayuné, y esta vez una tarta de una compañera del trabajo...pero...siguen tentandome tus magdalenas...en fin...es irremediable!! Las fotos, la pinta que tienen...y mi imaganiación vuela.
ResponderEliminarGracias Lillu
ResponderEliminarMaría: jajaja... seguro que esa tarta no-virtual estaba bien rica.
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