lunes, 1 de marzo de 2010

Bizcocho de limón (para Rufinito)

El libro de Delicias al horno me sorprende, porque cuando pienso que he hecho todas las recetas que me pueden interesar lo abro de nuevo y encuentro más. Y aún quedan por hacer todas aquellas tartas que Manuel está deseando probar y que exigen la preparación previa de una masa a modo de base que se hornea primero y que luego lleva encima una mezcla generalmente afrutada (que es por lo que tientan a Manuel). No las hacíamos porque todas requieren que la masa-base se hornee con pesos y yo, hasta hace unas semanas, no tenía ni idea de qué pesos eran esos. La asesora culinaria me sacó de dudas diciéndome que antes se ponían garbanzos pero Manuel no ve claro eso de malgastar unos cuantos garbanzos, así que, con la duda resuelta, seguimos a la espera. He visto en internet que en inglés existen unas "baking beans" de cerámica que sirven para siempre. Será cosa de hacerse con unas.

El caso es que hace un par de semanas me topé, entre tarta y tarta, con este bizcocho de limón al almíbar y pensé que tenía buena pinta. Y como era de fruta supuse que, mientras llegan las otras, a Manuel le haría gracia. Descarté lo del amíbar de entrada (era lo mismo que con el bizocho de clementinas pero con limón); está comprobado que esas cosas no son lo nuestro y tampoco veo que aporten gran cosa, así que acabamos haciendo un bizcocho de limón normal y corriente, como los de toda la vida.

Hay bizcochos que crecen de tal forma que dan mucha emoción a telehorno y otros que crecen con mucho estilo ellos. Interesante verlos, pero sobre todo por lo bonitos que son mientras se hacen. Se "hinchan" en la proporción perfecta y van cambiado de color de forma delicadísima. Este era uno de ellos. Daba gusto verlo subir. Y la cocina olía tan bien que si cerrabas los ojos casi veías querubines volando o angelitos tocando el arpa: alguna imagen así de cursi para un olor tan celestial.

(No hablaré de la peste de un huevo que nos salió pocho sin estar caducado ni nada y que nos hizo tirar los tres que lo acompañaban; supongo que el olor del bizcocho fue buena compensación).

Quedó con tan buena pinta una vez sacado del horno, que pensé que se lo iba a dedicar a Rufinito por su primer cumpleaños. Luego me comí un trozo leyendo en él, que es lo más cerca que puede estar de probar su propio bizcocho de cumpleaños el pobre. Para compensar, ya que a él lo que le alimenta son los libros, últimamente no para de engullir y de ir de mano en mano. En estos momentos me deleito yo en una lectura en él y en cuanto acabe Manuel tiene pedido turno para leer la historia corta de Francis Scott Fitzgerald en que estaba basada una película que vio el otro día (en español).

Al probar el bizcocho vino el mismo debate de siempre. Yo lo saqué cuando decía la receta (más o menos, puesto que daba un margen de 15 minutos) y cuando la aguja salía limpia y cuando estaba doradito por fuera (si lo dejo más se habría achicharrado), por lo que todo indica que la consistencia que tiene es la consistencia deseada. En cualquier caso yo, que siempre prefiero los bizcochos tirando a crudo que no a pasado (es típico de los sábados que yo pruebe la masa cruda antes de meterla al horno. Manuel dice que siempre digo lo mismo, "está rico", y que será muy preocupante el día que ya de entrada diga que no lo está), pero él prefiere tirando a pasada en vez de a cruda. Y este quedó humedito que, insisto, creo que es como tenía que quedar y además está para chuparse los dedos. Además es muy ligerito y a cuenta de eso ya vamos por el ecuador.

La película de ayer era Breakfast for Two (Desayuno para dos), de 1937, con Barbara Stanwyck, una actriz de esas cuyo nombre y cara se niegan a emparejarse en mi mente. Ayer, como creo que con todas las (muchas) películas de Barbara Stanwyck que hemos visto, nada más empezar le pregunté a Manuel: "¿Quién es esta chica que me suena tanto su cara?" Manuel me contestó con cara de espanto ante tal pregunta. La película fue muy divertida y demostró que ya no hay películas así en dos puntos: 1) ya no hay películas así de cortas (dura 67 minutos) y 2) (ya lo he dicho alguna vez) ya no hay imaginación en el cine. Hace unas semanas la película que vimos acababa con los recién casados literalmente KO en el suelo e inconscientes; ayer la película acababa con un juez de paz celebrando una boda con guantes de boxeo, y eso son sólo dos finales a modo de ejemplo. En realidad todas las películas que vemos son ejercicios de humor imaginativo, desbordante, disparatado y sin embargo no especialmente chocante ni pasado de rosca. Eso ha desaparecido ya.

Y por último: dos recomendaciones periodísticas de este fin de semana. El sábado Manuel me trajo Babelia (que por norma cada vez lo prefiero cuanto más lejos mejor), porque sabía que no podría resistirme a este artículo: Salvemos la 'acercanza'. Y Javier Marías escribía ayer un muy buen artículo sobre lo poco que les dura la novedad a las cosas en estos tiempos (y, ojo, que me considero culpable yo también).

Editado para añadir la receta (con el almíbar que yo no puse):

Ingredientes:

- 200 grs de harina
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 200 grs de azúcar glas
- 4 huevos
- 150 ml de crema agria*
- ralladura de un limón grande
- 4 cucharadas de zumo de limón
- 150 ml de aceite de girasol

Para el almíbar:
- 4 cucharadas de azúcar glas
- 3 cucharadas de zumo de limón


Preparación:

Engrasar un molde de unos 20 cm de diámetro con mantequilla (y opcional forrar la base con papel de hornear).

En un bol, tamizar la harina y la levadura y añadir el azúcar.

En otro bol, batir los huevos con la crema agria, la ralladura de limón, el zumo de limón y el aceite.

Incorporar la mezcla de huevo sobre los ingredientes secos y mezclar hasta que quede una pasta bien homogénea.

Poner la pasta en el molde y meter en el horno precalentado a 180ºC durante 45-60 minutos o hasta que haya subido y esté dorado y la aguja salga limpia.

(Ahora viene la parte del almíbar que yo no hice.)

Mientras tanto, preparar el almíbar: en un cazo mezclar el azúcar glas con el zumo de limón. Remover a fuego lento hasta que empiece a burbujear y espesarse.

Nada más sacar el pastel del horno, agujerear la superficie con un pincho fino de cocina y pintar con el almíbar. Dejar que el pastel se enfríe por completo dentro del molde.

* La crema/leche agria se hace añadiendo una cucharada de zumo de limón a un vaso de leche (ojo que un vaso son aproximadamente 220-250 ml y la receta pide 150). Se remueve bien y se deja reposar 10-15 minutos.

9 comentarios:

  1. Hola!
    Por favor, pásanos la receta de esta tarta, tiene que estar buenísima. ¿A qué te refieres con almíbar? ¿Dónde se le pondría?
    Saludos,
    Tanakil.

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  2. "..alguna imagen así de cursi para un olor tan celestial" Jajajaja! Me ha encantado, y además lo he olido y todo. :-)

    Yo aprendí a cascar los huevos de uno en uno en un bol pequeño para separar la yema de la clara, porque si se rompía una yema, las claras ya no subían bien (para aquel bizcocho de mi abuela que requiere las claras a punto de nieve). En este caso te habría ido bien para salvar los otros tres huevos.

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  3. Tanakil: ¡ya he editado al entrada para añadir la receta! Ahí verás las instrucciones para el almíbar que nosotros pasamos de hacer. Si tienes alguna otra duda, pregunta. Queda riquísimo, ya lo verás si lo haces por fin.

    Elvira: tengo pendiente hacer el bizcocho de tu abuela, no me olvido. Lo de cascar los huevos por separado desde luego es una buena idea para evitar lo que nos pasó y que me dio muchísima rabia.

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  4. Espectacular¡¡
    felicidades a Rufinito, ya no imagino la vida(lectura) sin el,un saludo.
    Angeles

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  5. Gracias por la receta :-) La probaré y te cuento (aún tengo pendientes las galletas de chocolate y arándanos).
    Saludos,
    Tanakil.

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  6. Cuando yo vuelva a tener un horno normal que funcione como es debido (y no la cosa de sobremesa que va cuando quiere y deja todo crudo que tengo ahora) me voy a apuntar seriamente a lo del telehorno que hacéis... me tiene fascinada!!

    Buena pinta el bizcocho!

    saluditos

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  7. ¡Vaya pinta! Copiaré la receta y la haré cuando pueda, esta semana tengo un preparado de muffins con arándanos de Betty Crocker que compré en A Taste of Home, a ver como van...

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  8. Ángeles: me encanta que digas eso. A mí me pasa lo mismo y por eso me quedo a cuadros cuando la gente pone verdes los lectores electrónicos en la mayoría de los casos sin haber visto uno ni a diez metros.

    Tanakil: pues ya contarás. Es fácil y verás qué rico queda.

    Lillu: ¡pobre! A ver si pronto tienes un horno en condiciones y te pones a usarlo como loca. Verás cómo telehorno es adictiva ;)

    LittleEmily: hmmmm... suena rico lo de Betty Crocker, quedan de maravilla, ya verás. Que las disfrutes :)

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  9. gracias por la receta esta super explicadita y sin secretitos
    gracias me salio riquisima
    cecy de peru

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