Creo que ya he mencionado alguna vez de pasada otro libro de Helen Dunmore, The Siege, que leí en 2007 y se convirtió en uno de mis libros favoritos de forma instantánea. Ya había leído otros libros de Helen Dunmore, pero ninguno se acercaba a ese ni remotamente. Helen Dunmore, que quizá porque también escribe poesía, es capaz de captar momentos diminutos y darles una trascendencia inesperada, escribe de maravilla y sus descripciones son lo más cercano a los cinco sentidos que he leído. Así que dio igual que leyera The Siege cuando ya hacía calor, era empezar con cualquier párrafo y sentir que me helaba de frío (y más barato que el aire acondicionado). The Siege contaba la historia de Anna, una chica de Leningrado a la que el sitio de la ciudad la pilla huérfana de madre, con su padre (un escritor que no ha sabido/querido bailarle las aguas al partido), un hermano de cinco años, y su creciente amistad con Andrei, un estudiante de medicina.
Anna se las veía y se las deseaba para mantenerse a sí misma y a su familia con vida y Helen Dunmore contaba de la forma más elegante y poderosa posible lo que fue el primer invierno del sitio de Leningrado, donde apenas había víveres y el pan de cada ración estaba hecho prácticamente de celulosa, donde el frío era literalmente letal, donde cada uno tenía que mirar por sí mismo y por nadie más, donde la gente se caía en mitad de la calle y nadie tenía fuerzas ni ganas de ayudarlos y donde de vez en cuando, sin embargo, la unión entre los habitantes era total. Un invierno larguísimo en el que el frío, el hambre, el agotamiento llegan al lector en estado puro. Y, de nuevo, creo yo, demostrando que la mejor forma de contar la realidad es la ficción. Pueden decir que en los 900 días que duró el sitio de Leningrado murió un millón de personas, pero impresiona más cuando lo cuentas desde los ojos de un grupo de ellas, aunque sean ficticias (nada que ver con el libro, pero también está la historia real de Tatiana Sávicheva). Hace unos días me enteré de que Stalin precisamente había dicho que la muerte de un hombre es una tragedia, la muerte de millones es una estadística. Y no le faltaba razón pero, claro, él sabía de lo que hablaba.
Así que cuando me enteré de que Helen Dunmore nos daba la oportunidad de volver a Leningrado (ya que al San Petersburgo actual la cosa no está nada clara) para saber qué fue de sus personajes, sabía que me haría con el libro en cuanto estuviera a la venta. Al final resultó que además tuve la suerte de encontrar en Londres una copia que supongo que le enviaron a alguien para reseñar (y que vendió) antes de tiempo.
The Betrayal comienza unos diez años después del final de The Siege, en los últimos años del mandato de Stalin. No quiero revelar nada de las vidas de los protagonistas por si alguien se anima a leer The Siege aunque no esté traducido, baste con decir que Andrei, que ahora trabaja en un hospital, tiene la mala suerte de toparse con el hijo enfermo de uno de los mandamases de Stalin. El tratamiento que proponen no funciona y el mandamás de turno convierte lo aleatorio de la enfermedad en una causa personal que Helen Dunmore ubica dentro del Complot de los médicos que de verdad se produjo al final del régimen stalinista (y que fue la excusa para aniquilar a decenas de médicos judíos).Y todo lo terrible del régimen lo vemos a través de los ojos de este grupo de personas que se ha esforzado en pasar desapercibido, porque las denuncias eran tan aleatorias, inesperadas y letales como la enfermedad del hijo del mandamás. La foto de la portada del libro, preciosa, es una muy buena representación de esos días en que los edificios oficiales (lo que se ve al fondo es, si no me equivoco, el Palacio de invierno, ahora el Hermitage, y creo que el edificio del arco es el Estado Mayor) con todo lo que contenían hacían a las personas sentirse tan minúsculas como a las dos siluetas de la foto. Y, sin embargo, qué bonito Leningrado/San Petersburgo, tanto en la portada como en esta crítica que vino en la revista de Waterstone's. Y eso que en la novela el Leningrado que aparece - y en The Betrayal aparece mucho menos que en The Siege - no es el monumental.
Anna, la protagonista, sigue siendo la heroína de infinitos recursos que era en The Siege y, para mí, igual que ese libro, una de mis preferidas, sin nada que envidiar a, por ejemplo, Jane Eyre.
En fin, que dirán aquello de que segundas partes nunca fueron buenas pero en este caso no se cumple. De entrada ya sabes que el libro no puede igualar a The Siege, eso es imposible, pero queda a una altura mucho más que digna y es igual de absorbente y envolvente. Y el final parece que queda abierto. Yo firmo desde ya para una tercera parte.
martes, 4 de mayo de 2010
The Betrayal, de Helen Dunmore
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viernes, 15 de agosto de 2008
Talking to the Dead, de Helen Dunmore
Últimamente no he tenido mucho tiempo para leer, así que ver que una crítica literaria que aparece en la portada de Talking to the Dead, de Helen Dunmore me decía constantemente que era un libro para leer de una sentada me sentaba, nunca mejor dicho, bastante mal.
... Pero era cierto. Ayer, después de días y días de leer 5-10 páginas diarias, llegué a ese punto de no retorno en el que realmente no se puede parar de leer y creo que leí casi 100 de, efectivamente, una sentada. Hasta acabarlo.
Helen Dunmore es una escritora que me gusta mucho. Y como tal no tiene ningún libro traducido al español. Compadezco al traductor que tuviera que hacerse cargo de sus maravillosas descripciones, que es lo más llamativo de Helen Dunmore. Salvo excepciones*, es más su prosa, su estilo, lo que atrapa que su argumento (de ahí que también me guste mucho su poesía). Lees, sí, porque la historia está bien (aunque en Your Blue-Eyed Boy no era el caso, apenas había historia y la poca historia que había era bastante mala, pero se leía perfectamente de cabo a rabo por su prosa), pero sobre todo porque quieres más descripciones. El otro día Manuel trajo los primeros higos de la temporada, higos que yo esperaba con ansias, y al poco tiempo me topé con una descripción espectacular de la misma fruta escrita por Helen Dunmore. O su descripción del calor asfixiante y continuo (para Inglaterra), que venía que ni pintada estos días de calor sofocante y habitual. Y ayer, mientras fuera llovía, Helen Dunmore describía una tormenta y la lluvia. Y así las descripciones funcionaban aún mejor.
Ya digo que no es mi libro de Helen Dunmore preferido, pero también es cierto que a medida que coge el ritmo va mejorando. Y desde luego el final, terrible, me gustó mucho. Las últimas frases del libro son de las que dejan huella.
* Quizá las excepciones sean los libros más recientes y, sobre todo, mi libro preferido de Helen Dunmore y uno de mis libros preferidos en general que ya he mencionado aquí alguna vez: The Siege. The Siege lo tiene todo: las descripciones impresionantes de Helen Dunmore y una de las mejores historias que he leído.
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jueves, 11 de febrero de 2010
Vuelven en 2010
Un inocente comentario de Miss Froy ha dado pie a que repase en público la lista de autores que han decidido - o en el caso de los ya fallecidos, las editoriales - volver en 2010. Como si mi wishlist no tuviera suficiente con los ya publicados, ahora también esta inundada de títulos venideros.
Algunos ya están desde hace bastante tiempo esperando, puesto que de vez en cuando me dedico a ver si mis autores preferidos tienen libros nuevos a la vista. La primera vuelta de 2010 fue la de Jasper Fforde y el resto vienen detrás y en avalancha:- Less Than Angels, de Barbara Pym. Como decía, esto es cosa de Virago, la editorial. Pero como ya hice con Glass of Blessings, me niego a dejar pasar una reedición de un libro de Barbara Pym. En abril.
- The Hand That First Held Mine, de Maggie O'Farrell. Maggie O'Farrell, que tiene traducido The Vanishing Act of Esme Lennox (La extraña desaparición de Esme Lennox), me gusta mucho. Mi libro preferido suyo y uno de mis libros preferidos en general es el primero, After You'd Gone. Los dos siguientes no me dijeron gran cosa, pero como me gusta tanto su estilo se dejaron leer y no perdí la fe y Esme Lennox fue una buena recompensa. Espero que este sea otra. 29 de abril.
- Henrietta Sees It Through, de Joyce Dennys. ¡Sí! Este verano tendremos más Bloomsbury Group y, como prometieron si la cosa les iba bien, sacan la continuación de Henrietta's War, con portada en la misma línea que las del año pasado. Qué ganas. 5 de julio, ¿autorregalo de cumpleaños de nuevo?
- Nella Last in the 1950s. Ya comenté en su día las ganas que tengo de que llegue este. Esperar a Nella Last es como esperar la visita de algún conocido. (Y observo que entre que yo he generado el collage y ahora mismo acaban de subir la foto de la portada a Amazon. Una buena señal y una buena portada). En octubre.
- Family Britain, de David Kynaston. Técnicamente este salió en 2009, pero en tapas duras y tamaño gigante, como el de Austerity Britain que tengo en la estantería y que vino de Nueva York. Es continuación de ese y la portada es igual de bonita y representativa. A duras penas voy consiguiendo reunir la paciencia para que salga en tamaño bolsillo en mayo.
- Started Early, Took My Dog, de Kate Atkinson. Kate Atkinson no ha "cumplido su promesa" de dejar la saga de Jackson Brodie y dedicarse a "What Would Jane Do?". No sé qué habrá sido de ese proyecto y aunque, como ya he dicho otras veces, soy más fan de la primera Kate Atkinson que de la Kate Atkinson de Jackson Brodie, en el último libro me reconocilié con el investigador y sea como sea no cambio un libro de Kate Atkinson por nada. Además, el título proviene de un poema de Emily Dickinson. ¿Se puede pedir más? Ah, sí, que sale en agosto como es habitual. Con un poco de suerte habrá, como mínimo, algún aeropuerto de por medio donde comprarlo. Es ya un ritual.
- Mrs Harris Goes to Paris and Other Adventures, de Paul Gallico. Otro del Bloomsbury Group de este verano. Eso sí: típico, en París en año pasado encuentro por fin tras años de búsqueda Flowers for Mrs Harris (el título en Inglaterra de Mrs Harris Goes to Paris) y ahora lo reeditan. ¿Por qué lo tengo que comprar repetido entonces? Pues porque incluye Mrs Harris Goes to New York y eso, eso, es irresistible. Además, nunca puede haber demasiada Mrs Harris. 5 de julio también, más madera de autorregalo.
- The Betrayal, de Helen Dunmore. Helen Dunmore me gusta mucho, aunque he dejado pasar algún libro suyo que no me ha llamado la atención. Escribe de maravilla y, como es poeta, su prosa tiene un toque poético que me gusta muchísimo. Este tiene el aliciente, además, de ser la continuación de mi libro preferido de esta autora y uno de mis libros preferidos a secas: The Siege. No me atrevo a hacerme muchas ilusiones porque es muy difícil que vaya a estar a la altura, pero tengo ganas de echarle mano. Sale el mismo día que el de Maggie O'Farrell, el 29 de abril, y juntos tienen pinta de combinar a la perfección en un estupendo pedido a The Book Depository.
- Isa and May, de Margaret Forster. Ya está a la venta, salió la semana pasada y, teniendo en cuenta que he leído un montón de libros de Margaret Forster (¡y los que me quedan por suerte!) y sólo me ha decepcionado con uno y me han gustado muchísimo todos los demás, me está costando mucho-mucho-mucho resistirme. Manuel tiene apalabrado regalármelo por Sant Jordi si resisto, pero, argh, la tentación está ahí.
Y todo esto venía porque creo que en breve voy a leer otra adquisición parisina (y descubierta por Miss Froy): The Forgotten Garden de Kate Morton y Kate Morton también saca nuevo libro este año. Con lo cual, si me gusta su estilo, tendré que añadir un libro más a esta lista.
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lunes, 22 de abril de 2013
Instructions for a Heatwave, de Maggie O'Farrell
No sé si alguna vez he contado cómo Maggie O'Farrell se convirtió en una de esas escritoras cuyos libros compro nada más publicarse y, a ser posible, los leo de inmediato también. Por si acaso lo ¿vuelvo? a contar. Simplemente en una reunión familiar en casa de una de mis primas, hace muchos años (2000-2001), me prestó unos cuantos libros en inglés, uno de ellos el debut de Maggie O'Farrell: After You'd Gone, que leí en un suspiro y que fue de esos libros que dejan huella y cuyos personajes nunca te abandonan del todo. De vez en cuando te acuerdas de ellos como de viejos amigos. Muchas escenas, imágenes, sensaciones de After You'd Gone me dejaron huella y es uno de esos libros que, si alguna vez me viera forzada a elaborar una lista imposible de los libros que ejercen de cimientos, estaría en ella sin dudarlo. Devolví el libro sin pena alguna porque me fui directa a comprarme un ejemplar para mí.
Por desgracia sus dos libros siguientes, My Lover's Lover y The Distance Between Us, no me dijeron gran cosa, salvo por el hecho de gustarme cómo estaban escritos y encontrar a los personajes interesantes. After You'd Gone había puesto el listón muy alto y, en particular My Lover's Lover me pareció un libro con una trama - no puedo decirlo de otra forma - bastante estúpida. No sé, quizá si ahora lo releyese no me parecería tan mal, pero en su día esa fue la impresión que me causó.
Así que ahí estaba Maggie O'Farrell, con potencial, pero sin volverme a enganchar como con After You'd Gone. En el verano de 2006 Manuel y yo fuimos a Londres y The Vanishing Act of Esme Lennox (La extraña desaparición de Esme Lennox) estaba recién publicado. Lo compré sin dudarlo, no sólo por la autora, sino porque el tema me parecía interesante y, pasando unos días en Barcelona con Manuel antes de volverme a Madrid, lo devoré y me encantó. Y eso no fue nada comparado con lo muchísimo que, hace ya tres años, me gustó The Hand That First Held Mine.
Con esta historia llegué yo a Instructions for a Heatwave. ¿Y qué decir de él? Pues que se ha quedado en un limbro entre los que me gustaron mucho y los que no me gustaron demasiado. Una vez más sus personajes, sus descripciones, sus detalles me han parecido fascinantes pero la trama en sí y - sin destriparlo - el final en concreto me han dejado no exactamente decepcionada pero sí esperando más.
Aun así lo leí bastante rápido (para mi ritmo actual de "¡Bien! He conseguido leer dos líneas antes de comenzar a perder el control sobre mis párpados") y no es un libro que no recomiende, simplemente me da la impresión de que no es el mejor libro de esta autora. Mi perita en dulce lectora es una saga/historia familiar y este libro cuenta una, así que en ese sentido al menos ya me tiene ganada. Es un libro ameno, que se deja leer, sin más.
Creo que, junto a Helen Dunmore, Maggie O'Farrell es la autora actual que más me hace creerme el entorno que describe. Así como en pleno verano madrileño pasé frío leyendo The Siege de Helen Dunmore, leyendo Instructions for a Heatwave en nuestra habitación del Old White Lion en Haworth con una calefacción aceptable pero más pensada para la gente de Yorkshire que para unos pobres "sureños", casi pasé calor reviviendo aquella mítica ola de calor/sequía inglesa de 1976. Curiosamente mientras estábamos allí aquella ola de calor salía a colación puesto que aquel año nevó en abril. Veremos qué pasa este año. De momento me parece un "márketing" interesante para el libro.
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sábado, 29 de diciembre de 2007
Libros 2007

El otro día hice mi tradicional (y hasta ahora restringida a mi cuaderno) estadística de libros leídos durante el año. Ya que con mi actual lectura por lenta pero segura (¡rima!), es dudoso que vaya a acabarla antes de que termine el año. Elizabeth Barrett Browning será ya pasto de 2008.
Las portadas de muchos libros juntos quedan siempre tan bien juntas que no he podido evitar hacer un mosaico que refleje los libros que he considerado mis preferidos en 2007. No siempre los elijo porque me parezcan buenos o me guste la historia, puede ser que me hayan sorprendido mucho o que se trate de un libro que va más allá de sí mismo. Sin orden:
- The New York Trilogy (La trilogía de Nueva York), de Paul Auster. No tengo más que añadir a lo que dije hace algunos días.
- Tu rostro mañana 3. Veneno y sombra y adiós, de Javier Marías. Porque completa perfectamente los dos anteriores, porque al pobre Javier Marias le ha costado mucho escribir este libro en tres partes y porque me dio pena el otro día cuando se quejaba de que después de todos esos años de trabajo su libro, publicado hace sólo 3 meses, ya no es una novedad.
- Mother's Boys, de Margaret Forster. Porque es Margaret Forster (aunque he leído otro suyo este año que no he seleccionado, no por falta de méritos sino porque era durillo), porque Margaret Forster (salvo en un caso aislado) es capaz de escribir de cualquier tema y atraparme.
- La isla y los demonios, de Carmen Laforet. También he leído La insolación este año, pero sin duda me quedo con este, publicado (no inmediatamente) después de Nada.
- Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías. Javier Marías sí que tiene dos en mi lista porque Mañana en la batalla piensa en mí me pareció también impresionante. Y aunque no sea un motivo real: porque Javier Marías me lo firmó en la Feria del Libro.
- Elizabeth Gaskell, de Winifred Gérin. Una biografía que había querido leer desde hace muchísimo porque aunque como biógrafa Winifred Gérin tiene sus puntos débiles su experiencia y destreza a la hora de organizar la información siempre me deja conocer un poco mejor a la persona de la que habla.
- L'éducation d'une fée, de Didier van Cauwelaert. Ya hablé un poco de este libro. Aparte de sus méritos propios está en la lista porque, ejem, ha sido el único en francés de este año.
- The Pursuit of Love, de Nancy Mitford. Porque después de siglos queiéndolo leer pero dejándolo siempre en la estantería cuando elgía nueva lectura al final me decidí y mereció mucho la pena. Muy divertido.
- Harry Potter and the Deathly Hallows, de J.K. Rowling. Obviaré el famoso epílogo que lo estropea un poco y me quedaré con que es el último Harry Potter y que resuelve de una vez por todas las preguntas que veníamos haciéndonos desde el primero. Un buen final.
- Everything is Illuminated (Todo está iluminado), de Jonathan Safran Foer. Porque me pareció muy original y es uno de esos libros que hablan de todo y puedes leer mil veces y seguir encontrando cosas nuevas.
- The Siege, de Helen Dunmore. Quizá este sea el número uno de esta lista. Es un libro impresionante de verdad, de los que no se olvidan pero pueden volver a leerse y parecer nuevos. No sólo por la forma de escribir de Helen Dunmore, que siempre me gusta, sino por la historia en sí. El Sitio de Leningrado visto y vivido por un grupo de ciudadanos que hacen lo que pueden para sobrevivir al hambre, al frío y a sus enemigos.
- The Thirteenth Tale (El cuento número trece), de Diane Setterfield. Me gustan los libros sobre libros y este además habla mucho de Jane Eyre. También me gustan los libros de secretos familiares y en este libro abundan.
- I Capture the Castle (El castillo soñado), de Dodie Smith. Un poco por lo mismo que el anterior en lo que respecta a libro sobre libros y no tanto secretos como historias familiares.
(Cuando existe, he puesto enlace también a la traducción. Si no hay enlace es que no hay traducción.)
La estadística dice que de los tres últimos años este es el que menos he leído (normal por otra parte): 32 libros (media de 0,63 libros/semana). De ellos sólo 9 estaban escritos por hombres (la paridad no llega a mi lectura), 3 eran relecturas (2 de ellas Brontë), 5 eran no-ficción y 9 tenían algo que ver con las Brontë de alguna manera.
Es muy curioso hacer la estadística de las lecturas del año y hacerlas en versión blog también ha resultado interesante.
Y hablando de libros recuerdo que nuestra estantería virtual está en Goodreads. Goodreads cada día me parece más chulo, así que si alguien se anima a subir ahí su catálogo de libros que avise.
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lunes, 21 de enero de 2008
Atonement
Hoy otra vez hablo de un libro ya que esta misma mañana, de camino a la segunda entrevista (ni idea de qué tal fue, ya llamarán para decir si sí o si no), me terminé Atonement (o Expiación).
Ahora, horas después de haberlo terminado y con visita a Ikea de por medio (donde por fin he encontrado y comprado el tipo de olla que buscaba y también unos deliciosos bollitos típicos de canela), sigo procesando el final.
Muchas veces me pasa que durante años sé que quiero leer un libro pero no se sabe muy bien por qué nunca me decido a comprarlo y lo voy arrastrando, anotado en la lista de libros que quiero de mi cuaderno. Y voy leyendo buenas críticas y voy dejándolo para más adelante. Hasta que llega un punto, en este caso el terror a que alguien me lo destrozase después de ver la película, en que por fin lo leo. Y, entonces, cuando lo termino, me cogería y me daría de tortas por no haberlo leído antes.
Cuánto me ha gustado Atonement, no sólo por la historia, sino por el estilo en que está escrito (Manuel me informa de que se llama estilo Rashomon) y la forma en que está escrito, con descripciones maravillosas.
Y hacia el final me he quedado sin palabras no una sino dos veces (no puedo explicar por qué, no quiero destriparlo). Si el resto del libro me ha parecido impresionante, el final ya no lo puedo ni describir.
Quizá uno de los motivos por los que le iba dando largas al libro era porque sabía que trataba de la guerra. Y a mí, de entrada, los libros sobre la guerra no me llaman. Luego leo y descubro algunos que me gustan muchísimo (véase The Siege de Helen Dunmore) y, siempre que se trate de historias particulares, los libros que tienen como telón de fondo la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra tienden a parecerme interesantes. Descubro pequeñas cosas que me parecen muy curiosas, en el caso de Atonement, por ejemplo, me sorprendió eso de que en Londres, durante la Segunda Guerra Mundial, se borraron los nombres de las calles y las señales con indicaciones. Los autobuses circulaban sin decir adónde iban. Se requisaron los mapas de la ciudad. Todo para distraer al enemigo, claro. Y si se veía a alguien sospechoso que hablaba inglés demasiado bien se le hacía recitar una típica nursery rhyme (rima infantil). Yo todo esto lo complementaba mentalmente con todo lo que explicaba Javier Marías en sus tres libros de Tu Rostro Mañana sobre los carteles y las advertencias de no irse de la lengua.
Lo que sí sé siempre que me gusta son los libros que hablan de libros y de leer, y este eso lo hace mucho. Y la cita inicial es nada menos que de Jane Austen (que es mencionada más veces después). Además hay muchas más referencias a muchos otros libros, muchos guiños también.
Y llevo un rato mirando en la wikipedia y el resto de internet cosas relacionadas con el libro: lugares, estaciones de metro... Eso sólo pasa con los buenos libros.
También me acabo de leer la crítica y la entrevista con Joe Wright - director de la adaptación cinematográfica - del Dirigido de este mes (por sugerencia de Manuel). Y aunque Joe Wright hasta ahora no es santo de mi devoción (¿cambiarán las cosas con Atonement?) me han gustado algunas de las cosas que dice, como que trató de cambiar lo menos posible y de perder lo menos posible del libro a la película. Claro que también dice que no respeta a los autores... (de ahí Orgullo y Prejuicio).
Y seré una purista/integrista y debería juzgar las películas por sus méritos propios y no por el original, bla bla bla. Pero creo que tiene razón, que hay por ahí quien adapta un clásico como si fuera al supermercado e intentara recordar de memoria la lista de la compra: que vuelve a casa sólo con lo que le gusta y por eso lo recuerda y encima, por el camino, añade algo que no estaba pero únicamente en el momento de comprar tiene buena pinta.
Ahora quiero ir ya ya ya a ver la película, veremos si es factible.
Resumen para quien se quiera ahorrar leer toda la parrafada que apenas dice nada: ¡¡leed YA Atonement, Expiación o como lo queráis llamar!!
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Cristina
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domingo, 4 de noviembre de 2007
Snowflakes that stay on my nose and eyelashes...
Si ayer hablaba de Jane Austen hoy toca hablar un poco de las Brontë. Aunque en realidad es de las Chicas Gilmore. Ayer, viendo los capítulos del viernes (los pasan - o pasaban, porque esta semana no están anunciados - por La 2), nos encontramos con la imagen de la foto. Sí, Rory tiene un enorme poster de una Charlotte Brontë idealizada en su dormitorio de la universidad. Hubiera sido mejor de ser el verdadero retrato, pero bueno, tampoco me quejo.
Me acuerdo de que en uno de los primeros episodios de las Gilmore que vi mencionaban a las Brontë, y que Rory tenía una foto de Emily Dickinson (poetisa que me encanta) en su taquilla del instituto. Así da gusto ver una serie.
Y siguiendo con la literatura. Ya me terminé I Capture the Castle y debo decir que me pasó justo lo contrario que con La Joven Jane Austen. A pesar de todas las cosas buenísimas que había leído sobre el libro en cuestión resultó ser mejor aun de lo que esperaba, y no era poco. Muy, muy recomendable. Ahora me queda por ver la película, pero aún me queda un poco para conseguirla.
Ahora estoy con otra de mis escritoras preferidas: Helen Dunmore y una de sus colecciones de relatos cortos. De Helen Dunmore recomendaría un montón de libros pero si tengo que elegir uno me quedo con el que leí tan sólo hace unos meses (y que no está traducido al español): The Siege. Un libro impresionante sobre el primer año (1941) Sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. Es de esos libros que se te quedan en la cabeza y de repente en cualquier momento y sin saber muy bien por qué te encuentras pensando otra vez en ellos y sus personajes.
También me ha gustado mucho el artículo de Javier Marías de hoy.
El siguiente peldaño se sube casi sin querer, y así tenemos un país lleno de jovencitas vulgares que intentan ser supermodelos; de personas incapaces hasta de entonar, empeñadas en ser cantantes; de individuos que no saben lenguas -ni siquiera la propia-, dedicados a traducir; de cuasianalfabetos escribiendo libros; de inexpresivos aspirando a ser actores; de incompetentes convertidos en ministros, consejeros autonómicos o alcaldes; de sinvergüenzas ejerciendo de jueces; de seres inarticulados haciendo de locutores; de alfeñiques decididos a ser jugadores de rugby.
Y tanto hablar de cosas que me gustan me ha hecho empezar a tararear My Favourite Things de Sonrisas y Lágrimas.
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Cristina
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