Parece que hemos dejado atrás el invierno tropical y ha vuelto el frío habitual. Mucho mejor, la verdad.
Así que bien abrigadita, esta mañana di un paso más allá en mi afianzamiento en el comercio local: hoy he ido por fin a una óptica de aquí al lado a hacerme unas gafas nuevas. Ya era hora, porque últimamente los subtítulos de películas en idiomas desconocidos para mí me pasan... eeeeeh... un poco desapercibidos si no estoy sentada a medio metro de la televisión. Y es que hasta ahora ir con las gafas es como ir con dos dioptrías por la vida.
Ha sido divertido porque la chica ha sacado un mar de gafas para elegir y hemos tenido que ir reduciendo los candidatos en plan Gran Hermano/OT. Los finalistas han sido totalmente dispares en lo que a precio se refiere: una montura nada menos que de Armani y otra de una marca desconocida para mí. Al final nos hemos decantado por la desconocida porque incluso la chica de la óptica (supongo que con mayor interés en vender el producto más caro) decía que me quedaban mejor. Así que a partir del miércoles o el jueves podré ver películas rumanas (como la que vimos ayer en el cine) desde el sofá y enterarme de qué van. Luego toca restauración/renovación de lentillas, con las que veo bien porque desde que me las hice hace tres años hasta ahora sólo me ha subido 0,25 en un ojo (y lo nunca visto, que ahora tengo 0,50 de astigmatismo) pero tres años para unas lentillas son bastantes años y, como mínimo, tienen que pasar su ITV particular.
Mi siguiente apuesta por el comercio local tendrá que ser el dentista. Al que por supuesto informaré debidamente de que soy de Madrid. Porque da igual si voy a la óptica, a la pastelería o a la tintorería, no sé en qué conversaciones me meto que siempre veo imprescindible aclarar que soy de Madrid. Y luego la gente me mira con expresión de "pues vale".
Lo que vi ayer prefectamente fue Boscos Endins. Me gustó muchísimo y, como no consigamos colocar las entradas repetidas, lo veré de nuevo el viernes.
Pensaba que con el catalán cantado rápido me perdería más, pero entre que me resultó más sencillo de lo que pensaba y que ya lo tenía interiorizado con el original no me costó mucho. Lo que me sigue impresionando con este tipo de cosas es que alguien sea capaz de traducir, hacer rimar y que no pierda la música y mantener el sentido del texto.
El decorado de la aldea y del bosque era espectacular y el vestuario tampoco estaba nada mal.
Todos los actores estaban de maravilla - Gisela, supongo que por ser la más famosilla - fue la que recibió más aplausos. No injustamente ni nada, porque estaba muy bien en su papel de Ventafocs (o sea, Cenicienta en catalán), pero a mí los que sin duda me gustaron más fueron dos viejos conocidos de, precisamente, Mar i Cel. La chica que hacía de Caperucita Roja (el grumete en Mar i Cel), Caputxeta Vermella en catalán, y Carlos Gramaje, que aquí está de maravilla tanto en su papel de lobo como en su papel de príncipe ligón.
La primera parte es, claro, más de cuento, más alegre. Y la segunda es lo que va, desde un punto de vista un poco pesimista, después de "y vivieron felices y comieron perdices", más oscura, más tétrica. Ten cuidado con lo que deseas.
Muy recomendable.
sábado, 2 de febrero de 2008
Boscos Endins
Publicado por Cristina en 17:40
Etiquetas Álbum de fotos, Barcelona, Català, Cosas de casa, Eventos, Música
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No conocía ese musical, pero después de ver el video que has dejado quiero verlo. Qué cachondo. Que suerte los que vivís en Barcelona, hay más oferta cultural que aquí en Valencia, o al menos, más interesante. Ya nos contarás qué te ha parecido cuando vayas.
ResponderEliminarSaludos;)
Vaya, qué despiste, te he posteado en la entrada que no toca. Ahora mismo me leo lo que te ha parecido jeje.
ResponderEliminarJiji, pues ya ves que efectivamente me gustó mucho.
ResponderEliminarNo sabía que vivías en Valencia. Desde luego por aquí siempre hay un montón de cosas que hacer y sitios a donde ir.