miércoles, 20 de febrero de 2008

Ritmo propio

Cuando fui a inscribirme al siguiente nivel de catalán quise mantener el mismo horario: martes y jueves de 10:30 a 12.00. Es un horario muy apañado porque a la vuelta da tiempo a hacer recaditos y compras. Así que me llevé un chasco cuando me llamaron para decirme que no había gente suficiente para formar el grupo y que o me pasaba al grupo de la tarde o me iba a hacer el curso a otro pueblo.

Menudo dilema, ninguna opción me convencía. Al final pensé que el mal menor era quedarme en al zona e ir martes y jueves de 19:30 a 21:00.

Así que ayer con mucha pereza me vestí y me aventuré al frío y la humedad. Y cuando llegué al sitio donde damos clase pensé que me había equivocado y que me había metido en alguna reunión de jubilados o cursillo de gente mayor. Pero no, resulta que eran mis compis y que yo era claramente la más joven (con diferencia, todo sea dicho).

Fue la hora y media más larga de mi vida. Cada ejercicio tonto y supuestamente de repaso (me pregunto cuánto tiempo tardaban en hacerlo cuando lo acababan de "aprender") llevaba por lo menos 15 minutos. Qué desesperación.

Total, que volví a casa a paso muy ligero porque hacía mucho frío y con la decisión tomada de que había sido la primera y última clase. A partir de ahora el catalán es por mi cuenta, ya me las apañaré. Al fin y al cabo lo más básico ya lo tengo, ahora sólo es cuestión de ir hacia arriba.

Y no quiero ser cruel, ni insinúo que la gente mayor tenga que quedarse encerrada en casa viendo los programas de cotilleos. Pero creo que no miento ni digo nada poco políticamente correcto cuando afirmo que mi ritmo no es su ritmo.

2 comentarios:

  1. No me hables de ancianos, el otro dia una se me colo en el cine, mejor dicho, nos aparto a Luis y a mi y se nos puso delante, asi como suena... Muy fuerte. Aprende por tu cuenta, que tu eres muy lista.

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  2. Yo hoy he vuelto a cas con una "anécdota" parecida, pero menos glamurosa, porque ha sido en la cola del súper.

    Puedes escribir un libro sobre tus desventuras con los ancianos, porque tienes un montón.

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