viernes, 8 de febrero de 2008

A una superviviente

(¡Y no hablo del programa de televisión!)
La flor de pascua sigue vivita y coleando. Hoy se cumple un mes y una semana desde que llegó a casa del supermercado después de haber pagado - ejem - dos euros por ella. Por el precio y el lugar de origen combinados con nuestros dedos de cualquier color menos verdes* suponíamos que ni siquiera llegaría a Navidad. Y sin embargo aquí sigue ella, en un tiempo al que pocas flores de pascua han llegado.

Por lo visto dicen que una planta, para durar, necesita poco movimiento aparte del resto de cuidados típicos. Yo creo que a esta le gusta todo lo contrario, porque yo la paseo más que si fuera un perro. De día la tengo en la habitación disfrutando del aire fresco mientras ventilo y de un montón de luz natural y, algunos días (como en la foto), me la traigo aquí junto al ordenador a que le dé un rato el sol. Por la tarde, cuando encienden las luces de la calle, me la llevo al comedor y allí la dejo hasta el día siguiente. Siempre de un lado para otro.

Tengo unas semillas de girasol de Muji que quería plantar por esta época, pero no me gusta tener que dividir mi atención. El año pasado Manuel plantó las fresas de Muji sin mucho éxito, así que las de girasol serán un verdadero reto.

En cualquier caso dudo que repitamos la historia de Juan y las habichuelas mágicas, aunque esta noche la veremos de nuevo ya que lo que sí repetimos es Boscos Endins. Y con mucho gusto. (Qué buena forma de enlazar temas).

Y ahora figurativamente me coloco el monedero bien apretado debajo del brazo y me voy a hacer un rato de maruja, que tengo que comprar los ingredientes para mi proyecto culinario ambicioso de mañana: torrijas (y sí, ya sé que lo suyo sería hacerlas hoy, pero yo he decidido que mañana).

* Patada al diccionario. En inglés se dice que alguien tiene "green fingers" (dedos verdes) cuando se le dan bien y le gustan la jardinería y las plantas.

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