Hace unas semanas por fin me hice con una buena edición de Penguin de Jude the Obscure (Jude el oscuro), de Thomas Hardy, para sustituir la otra Penguin sin notas ni nada que teníamos y así poder cumplir mi compromiso público de leer Jude de una vez antes de que acabara el año (¡me ha sobrado mes y medio!). Pero como las portadas tanto de una como de otra son normalitas me decanto por esta ilustración de William Hatherell que era una de las 12 que incluía la primera edición.
Siempre digo aquí que, por regla general, las introducciones de estos libros termino leyéndolas un poco por encima porque me aburren. Siempre se saca algo en claro, no quiero decir que no, pero la mayoría son tan pomposas y quieren darse tantos aires analíticos que exigen mucha concentración si uno quiere realmente leerlas con atención. Y siempre hay que dejarlas para después de haber leído el libro porque lo destripan todo. En cambio, de las notas siempre he hablado bien aquí y he dicho que me encanta que los libros tengan notas al final. Esta edición de Jude me ha recordado un matiz que debí hacer desde el principio: que las notas son una maravilla SALVO cuando son para destriparte lo que va a pasar. Así que muchas de las primeras cosas que pasan en la novela las supe antes de tiempo, antes de desarrollar una especie de instinto que me decía cuándo dejar de leer (que digo yo que podían avisar de los "spoilers" tipo internet). Encima apenas vienen notas sobre el contexto del libro sino que, cuando no te estaban contando que esto anunciaba lo que pasaría tres capítulos más adelante, te estaban contando que esta frase no aparecía en la edición de 1912 y sí en el formato por entregas o cosas así. Muy interesante desde luego para quien tenga que escribir sobre la novela pero para el lector normal y corriente, salvo por excepciones que sí son curiosas por lo que implican, no dice gran cosa.
(Y está el gran dilema de qué edición de una historia tan revisada y corregida por el propio autor es la mejor. ¿La primera? ¿la última?)
Pero bueno, la edición también traía algún que otro apéndice e, imprescindible tratándose de Thomas Hardy, el mapa de Wessex (Wessex es un lugar ficticio en el sur de Inglaterra inventado por Thomas Hardy pero que se basa totalmente en el sur real. Cada ciudad del Wessex de Hardy está basada y equivale a una ciudad real. Christminster, por ejemplo, tan presente, tan unida a Jude no es sino Oxford). Diría que todas las novelas de Hardy se desarrollan en Wessex y que sus personajes si no llegan a cruzarse entre ellos sí que suelen recorrer caminos ya conocidos por el lector.
Y ya entrando en materia, ¿qué decir de Jude? A mí Tess me impacta siempre mucho y eso que las otras novelas de Hardy que he leído no destacan tampoco precisamente por rebosar de alegría, así que siempre que toca leer un Hardy pregunto si será más o menos triste que Tess. En el caso de Jude mucha gente coincidía en que era más triste que Tess, que ya es decir. Y también está el hecho bien conocido de que Jude es la última novela que Thomas Hardy escribió porque las críticas que recibió por ella fueron tan malas que renunció y decidió dedicarse a la poesía. (La introducción cuenta curiosamente que Hardy llegó a recibir un sobre de un lector lleno de cenizas que, según decía la carta que lo acompañaba, eran el resultado de haber quemado su ejemplar de Jude).
Así que iba leyendo esperando encontrarme cosas terribles ya desde el principio como en Tess pero, sin mucha alegría, Jude no se desarrollaba mal del todo. Pasaban cosas tristes, pero, siendo Hardy, eran sorportables. Y ahí estaba yo, viendo cómo la sucesión de cosas tristes iba aumentando de ritmo y de grado cuando... ¡paf! viene una auténtica e inesperada bofetada, totalmente típica de Hardy, que, ya dije una vez, no sólo no redondea las esquinas sino que encima se deleita en hacerlas más puntiagudas. Terrible.
Aun así, y a pesar de eso, Tess me sigue pareciendo más triste, pero eso no significa ni remotamente que Jude sea poco triste. Es muy, muy triste, Jude. Pero lo que en manos de cualquiera no sería más que un dramón porque sí y sin más sentido, con la prosa y el mensaje de Hardy es un muy buen libro.
Pero no fue por lo triste del asunto por lo que Hardy tuvo las espantosas críticas. No. Para Hardy el tema del matrimonio como institución siempre fue una fuente de dilemas e historias que trató en muchos de sus libros. Y este lo lleva aun más lejos, se dan opiniones, se ponen ejemplos, se dan situaciones que no cayeron muy bien en la época y que, en algunos casos, hasta podrían seguir siendo vigentes hoy en día. Los 50 años que Jude pensaba que se había adelantado a su tiempo ya resultan, en ciertos casos, más de un siglo. Y no doy más detalles, que para estropear la historia ya están las notas de mi edición.
¿Recomendable? Desde luego. Pero ya dijimos que es un libro de mantá, sofá y té. No se puede dejar en manos de Thomas Hardy lo de hacernos sentir cómodos.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Jude the Obscure (Jude el oscuro), de Thomas Hardy
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
De momento, dejo a Hardy para mejores momentos...no es que mi vida sea triste, para nada, pero veo realidades muy duras...¿fue este el libro que a Thomas Hardy le fue difícil terminar por lo triste que era? De todos modos, me gusta la entrada y lo que cuentas, así que me lo apunto, para esos momentos en que necesite algo muy muy triste. ^^
ResponderEliminarYo empecé el año con "Jude..." y desde luego coincido plenamente contigo, es un libro para leer en invierno, protegida con una buena manta. Es una lectura que no deja indiferente, te atrapa, te arrastra, te sorprende, te golpea..., y si, efectivamente es muy, pero que muy triste. Es un libro que a mi personalmente me ha marcado mucho.
ResponderEliminarMaría: no sabía que a Hardy le hubiese costado terminar un libro por triste, así que desconozco si es este. Para que a Hardy le pasara eso... ya tenía que ser triste, desde luego.
ResponderEliminarEn cualquier caso, aunque cuesta ponerse a leer Hardy porque ya sabes lo que te espera, sí que es cierto que es muy agradecido. Son muy buenos libros, pero hay que ponerse a ello con ganas.
Roberta: no deja indiferente en absoluto y es muy moderno en la mayoría de las cosas que propone. Me alegra que coincidamos.
Si, señoras, coincido con ustedes. Tristesse oblige...
ResponderEliminarCurioso,¿no? esto de los libros de invierno y de verano...Dickens hace invierno, Camus hace verano...
Muy interesante esta entrada Cristina. Tengo pendiente hace mucho tiempo esta lectura, pero no sé por qué aún no lo he hecho, aprovecharé para buscar por la biblio una edición que esté bien.
ResponderEliminarIris, yo tengo la edición de Alba y está muy bien, bastante cuidada la traducción.
ResponderEliminarMaelstrom: pues a mi Dickens no me va nunca. Tampoco me he puesto muy en serio pero así, de entrada, ni de verano ni de invierno ni nada. La excepción victoriana que confirma la regla, supongo.
ResponderEliminarIris: Roberta ya te lo ha dicho todo :) Búscala antes de que acabe el frío, eso sí.