sábado, 7 de noviembre de 2009

Orígenes

Easy to remember where it all began but harder to explain why a youthful interest which accorded with my aspirations at the time should not only never have faded but have greatly increased over so many years. Where are such passions formed, not only for an author and their work but for everything surrounding them, their lives, family, friends, the places in which they lived, their psyches?

Es fácil recordar dónde empezó todo, pero cuesta más explicar la razón por la que un interés juvenil que encajaba con mis aspiraciones de entonces no sólo nunca ha desaparecido sino que ha ido en aumento a lo largo de tantos años. ¿De dónde nacen esas pasiones, no sólo por un autor y su obra, sino por todo aquello que le rodea: su vida, su familia, sus amigos, los lugares en que vivió, su psique? (Traducción rápida mía)

Eso se preguntaba Susan Hill (hace ya días, voy un poco retrasada con la reflexión) acerca de su afición por Virginia Woolf y todo lo que la rodea, y eso lo aplico yo, palabra por palabra, a las Brontë. Preguntas probablemente sin respuesta* que no se plantean cuando una se encuentra en la enorme cuesta que es la Main Street de Haworth, el pueblo de las Brontë, cuyo hogar y ahora museo, se encuentra en la parte más alta. Más que nada porque el cuerpo se concentra en llegar arriba y tratar de conseguir oxígeno para lograrlo.

Susan Hill habla también, como tantos ingleses, de los europeos y de Europa con mucha distancia, como si en lugar de un pequeño canal que ahora se puede cruzar incluso en tren, hubiera por lo menos tres océanos. Ambas cosas juntas - la cita de antes y este distanciamiento - me hicieron recordar, mientras leía el libro, la primera vez que pisé Haworth en el año 2001.

Estuve horas metida en el museo y al salir arrasé con la tienda, todo para que, cuando me disponía a pagar con mi - entonces novedosa - Visa Electron (que anunciaba un viejecito y que según el anuncio servía en cualquier sitio) me informaran de que no tenían lector de esas tarjetas y una dependienta le comentara a otra que era una de esas tarjetas que usaban "en Europa".

A la confusión por encontrarme fuera de un continente del que hasta entonces pensaba que no había salido, se añadió que yo sólo estaba allí de paso durante ese día y que la tienda cerraba en veinte minutos. Al preguntar qué hacer, me sugirieron ir - sin garantías de que ese cajero admitiera tarjetas europeas - a un banco que había justo en lo que para mí entonces era la calle con la que se cruzaba Main Street abajo del todo, que ahora sé que se llama Mill Hey.

Al salir por la puerta de la tienda, dejando mi botín apartado, oí que una dependienta le decía a la otra esa expresión puramente de Yorkshire que es "poor lass!" (pobre muchacha) y que entonces me sonó salida de una novela Brontë, claro. El caso es que allá que fui, medio despeñándome, medio manteniendo el equilibrio, calle abajo y si ese descenso me pareció infernal, el de vuelta calle arriba con las libras en efectivo (había habido suerte con el cajero) fue aun peor y al llegar arriba no es que casi necesitara oxígeno como se suele necesitar incluso en condiciones normales, es que ya estaba tan ahogada que ni me enteraba. Llegué justo cuando estaban a punto de cerrar, pagué mis cosas y, a pesar de todo, tan feliz.

Por si a alguien le interesa, en la tienda del museo ya aceptan tarjetas "europeas" y la tradicional carrera abajo por Main Street es un deporte extinguido.

9 comentarios:

  1. Un deporte extinguido, jajaja! Parece que te estoy viendo exhausta y feliz con tu botín. :-)

    Reconozco que yo soy más "politeísta", tengo muchos cantantes, escritores o artistas favoritos.

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  2. Genial tu anécdota! Te he imaginado bajando y subiendo la Main Street de Haworth como la Anne Elliot de Persuasión 2007 corriendo por Bath. jajajajaja! Es curioso como nosotros consideramos europeos a los ingleses y en cambio ellos no, por nada del mundo!

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  4. Algo aparte: Que te pareció "Tu rostro mañana: fiebre y lanza" de Javier Marias? Mi padre me lo recomendó mucho pero aun no lo he leído...

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  5. Cristina, ¿nos cruzamos en Haworth? Yo también estuve allí en 2001. En aquella época mi hermana trabajaba en la horrorosa Hull, fui a visitarla en Semana Santa y, como Haworth está relativamente cerca, nos fuimos un día de excursión. En la tienda quedaría lo que no nos llevamos nosotras :-).

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  6. No sabía yo que Inglaterra fuera otro continente. Veo que todavía me quedan muchas cosas que aprender...
    No he estado nunca en Haworth y aunque tengo ganas de ir, hay otros lugares de Inglaterra que me atraen más. Creo que pasaré antes por Chawton que por Haworth. Eso sí, en el 2001, estaba acostumbradísima a subir cuestas como ésta. Ahora me he hecho vieja.

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  7. Elvira: bueno, yo ahora también me he hecho algo más politeísta. Pero la divinidad - o la trinidad, jaja - indudable de esta particular religión son las Brontë.

    Guacimara: algo así, pero Bath es planito y Haworth no ;) Hace tiempo vi un vídeo buenísimo de ese momento de Persuasión con la famosa música de Carros de fuego de fondo. No podía parar de reírme ;)

    Sobre el libro de Javier Marías yo te lo recomiendo encantada (ten en cuenta que es el primero de tres y que juntos suman más de 1.000 páginas), pero ya dije hace unos días cuando comenté El hombre sentimental, que el estilo de Javier Marías no es para todos los gustos. Prueba a leerlo y a ver qué te parece. Si te gusta, te gustarán todos sus libros, si no, no te molestes en intentarlo más.

    Miss Froy: ¡casi! Pero yo estuve a finales de julio (cuando los páramos estaban cerrados por la fiebre aftosa), así que para entonces ya les había dado tiempo a reponer existencias. Y pobre tu hermana, yo no he estado en Hull, pero siempre he oído lo feo que es.

    LittleEmily: ya sabes: nunca te acostarás sin saber una cosa más ;)

    Bueno, tú da prioridad a Chawton (sitio donde no he estado) pero no dejes de visitar Haworth. A mí me cuesta ir a Inglaterra y no pasar por allí. Me encanta (para horror, supongo, de Charlotte Brontë).

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  8. Me he reído un rato con tu carrera...por cierto, que conozco muy bien la cuesta...la recorri en varias ocasiones, pero no corriendo. Hay una tetería donde puedes pintar tu taza. Quizá la viste.
    Entiendo perfectamente tu desesperación, después de pensar que todo aquello de acompañaría de vuelta a tu casa. A mí me pasó con las tarjetas de crédito...Hubo una época en que me daban muchos problemas. Parece ser que las "imantaba" sin darme cuenta...en fin...
    Genial entrada, Crisitina!!

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  9. La tetería que dices me suena ligeramente, pero creo que es más de haber oído hablar de ella que de haberla visto con mis propios ojos. No sé.

    Sí, yo también luego he recorrido de arriba abajo y de abajo a arriba la Main Street de forma más sosegada en muchas otras ocasiones, y cuando a paso normal llego arriba ahogada, siempre me pregunto cómo fui capaz de subir corriendo en aquella ocasión.

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