lunes, 23 de noviembre de 2009

Madalenas de leche agria y arándanos azules

Por fin salimos de dudas: gracias al envase en inglés y francés de los "aranyons" que tenían en la frutería nueva mencionada hasta la saciedad comprobamos que es el cartelito de la frutería lo que está mal puesto ya que el envase decía claramente blueberries/bleuets, que son arándanos azules/mirtilos y en catalán nabius, no aranyons. Y aunque no hubieran traído envases etiquetados yo habría sabido que no eran endrinos, más que nada porque un día cuando el envase era "mudo" como quien no quiere la cosa probé uno de extranjis. Pero Manuel no se fió del todo hasta que no lo leyó impreso en el envase.

El caso es que era previsible que no aguantáramos mucho el tener arándanos azules tan al alcance de la mano (no tanto del bolsillo). La semana pasada, mientras mirábamos las galletas en telehorno, Manuel repasaba el resto de 99 recetas de galletas del libro y pensábamos cuáles queríamos hacer. Las que llevaban arándanos azules siempre eran valores seguros. Pero después de comer las "mejores galletas del mundo" esta semana teníamos claro que queríamos hacer algo diferente, puesto que otras galletas necesariamente hubieran salido mal paradas en la comparación.

Así que me di una vueltecilla por internet y me encontré con esto: Buttermilk Berry Muffins, es decir, madalenas de leche agria y bayas (bayas que, en este caso, son arándanos azules). ¡Decidido!

Así que de nuevo me tocó rallar la piel de la naranja (odio-odio-odio rallar), que a pesar de todo tiene su compensación porque el saborcillo de la ralladura de naranja o de limón siempre es garantía de cosa rica. Ahí estábamos, atareados cada uno con nuestras labores culinarias (Manuel se dedica a pesar las cosas y yo me dedico a mezclar y añadir lo que no hay que pesar). Miro qué toca después y veo "2 cucharaditas de bicarbonato sódico" y mi mente pasa por algo así: "Una... (a Manuel, en voz alta: "sí, sí, puedes echar el azúcar encima") y dos... ¿qué más? Ah, levadura. Voy a sacarla del armario". Así pensaba yo plácidamente hasta que Manuel mira la receta y me comunica un poco atacado que he mezclado dos líneas: las dos cucharaditas eran de levadura, de bicarbonato sódico era sólo 1/4. Se masca la tensión en el ambiente y, no sé Manuel, pero yo tengo una visión de una enorme masa creciendo descontroladamente en el horno. Hago un poco como si nada (aparte de partirme de risa por la estupidez propia) y con una cucharita quito el trozo (rodeado de harina y azúcar) de bicarbonato que he echado hace un momento. El problema viene con la primera cucharadita de bicarbonato que quedó sepultada bajo el azúcar. La desentierro un poco y quito lo que puedo, no gran cosa. Con lo que he quitado (que viene a ser una cucharadita y algunos granitos más) le digo a Manuel, que ahora está muy preocupado por la proporción de azúcar y harina que he quitado, que tan mal no pueden quedar, en todo caso muy, muy, muy esponjosas.

Seguimos como si nada y viene la segunda estupidez - menos grave y a la larga casi una buena idea - de la tarde. Estamos haciendo madalenas, uso el molde de las madalenas pero no los moldecitos individuales (se pueden ver aquí, por ejemplo, curiosamente hace prácticamente uno año hicimos también madalenas de arándanos azules de Betty Crocker... eso es lo bueno de los preparados, que no hay dramas con el bicarbonato). Sólo me doy cuenta cuando ya he rellenado todos los moldecitos. Por otra pare, la receta decía "llenar los moldes casi hasta arriba" y debe de ser que nuestros moldes son muy pequeños, pero quedan rebosando porque Manuel pide que no haya que hacer otra tanda de horno.

Así que al horno que van y no exagero si digo que a los 10 segundos, cuando Manuel estaba fregando toda la cacharrería, le empiezo a retransmitir telehorno y le digo que aquello ya está subiendo a toda velocidad. Manuel piensa que exagero, pero no. Definitivamente fue el capítulo más emocionante de la historia de telehorno. El contenido de todos los moldecitos sube rapidísimo y con una verticalidad que da miedo, el aceite se sale por entre hueco y hueco y yo tengo pánico de que vaya a empezar a gotear y luego venga la fiesta de la limpieza intensiva del horno (no fue así por suerte). Los moldes suben y suben por los laterales y menos mal que no puse los moldes de madalenas porque al ser más pequeños no sé qué hubiera pasado ahí.

De repente las madalenas toman una forma monísima de tartaletitas gigantes que no me hubiera importado conservar pero poco a poco, en su creciente inmensidad, van tomando forma de madalena convencional (aunque como le dije a Manuel son madalenas rebeldes porque, aunque no figuradamente (¡sólo faltaba eso!), rompieron el molde).

Al cabo de 25 minutos por fin los saco del horno. Huele de maravilla. Más tarde, después de cenar, la curiosidad nos puede y probamos uno a medias. Deliciosa la combinación de madalena+ralladura de naranja+arándano azul. Y esponjosísima la masa.

Calculamos, eso sí, que es de los dulces que más caros nos han salido: los arándanos + el aceite de oliva que lleva + los años de vida que nos quitó telehorno. Pero bueno, mereció la pena.

Por otra parte, la película de plancha nocturna de ayer era The Moon's Our Home (Viviendo en la luna), de 1936, con Margaret Sullavan y Henry Fonda que, curiosamente, habían estado casados (ya no) durante un par de meses (!) años antes. El argumento era muy moderno, muy enrevesado y muy divertido, por supuesto.

5 comentarios:

  1. "+ los años de vida que nos quitó telehorno..." Jajaja! Están apetitosísimas, y me muero de envidia con vuestra serie de pelis antiguas. :-)

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  2. Hola,
    lo cierto es que tienen una pinta deliciosa. He seguido tu ímpetu para dedicar el fin de semana a una receta de respostería y ya llevo haciéndolo dos domingos seguidos. Recuerda el fiasco del pudin que te comenté pues esta semana me he decantado por un tronquito de mermelada y me quedó bastante bien teniendo el cuenta de mis antecedentes pudineses. Lo he puesto en mi blog, si puedes échale un vistazo verás hasta la foto.
    saludos

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  3. Mmmmmm! Como me gustaría probar esos muffins! Yo de momento no salgo de los panes de panificadora. Este fin de semana he hecho pan de uvas pasas (sin levadura ha quedado poco esponjoso, pero está buenísimo!)

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  4. No puedo pasarme por aquí...siempre es tentador...jaja.
    Tenia ganas de ver tus nuevas entradas, iré poco a poco leyéndolas.

    La película no la he visto, pero tiene una pinta buenísima. Tomo nota!!
    Besos!!

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  5. Elvira: si no me equivoco esta también está en el "gran sitio de los vídeos" ;) (En inglés y sin subt., eso sí).

    Amelia: ahora me acerco a tu blog a curiosear, que yo siempre estoy encantada de ver dulces :)

    Guacimara: ¿qué tal la panificadora? Tu pan seguro que estará rico pero si me invitaras me temo que, como con tantos otros dulces, tendría que quitar las pasas de mi porción. Odio las pasas.

    María: y como siempre yo te agradezco la visita :D

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