lunes, 2 de agosto de 2010

Helado de chocolate

Este sábado tocaba hacer helado. "Tocaba" no porque estuviera en el calendario, sino porque hacía calor y había pocas ganas de horno.

Así que después de deliberar durante un rato el día anterior, nos decantamos por hacer un rico helado de chocolate.

El único contratiempo fue que no miré la receta con atención y no recordaba tampoco del año pasado que hay que fundir el chocolate, de modo que cuando nos decidimos a ponernos manos a la obra resultó que sólo pudimos hacer las cosas a la mitad hasta que el chocolate se enfriara.

Una vez frío vino el momento hipnótico de la heladera, que tengo que obligarme a dejar de mirar cómo da vueltas porque realmente noto que me hipnotiza. Creo que si mientras la miro dar vueltas y vueltas alguien me diera órdenes luego las cumpliría a rajatabla sin saber por qué. En serio, se me pegan los ojos. Pero qué alegría cuando el líquido empieza a espesarse y adquirir consistencia de helado. Como en el horno cuando siempre te preguntas si la masa subirá, en la heladera siempre te preguntas si el líquido espesará.

Hace días leí en internet - no recuerdo dónde - el porqué de algunas diferencias entre el helado casero y el industrial. Aparte de los ingredientes, etc., está el hecho de que en los helados industriales, para felicidad de los fabricantes, te venden aire. Sí, sí, resulta que las heladeras industriales, obviamente mucho más potentes que las caseras, consiguen que entre más aire en el proceso de refrigeración. De ahí, por ejemplo, que se "descongele" más rápido que el casero, por ejemplo (que está hecho un bloque de piedra hasta mínimo 10 minutos después de sacarlo del congelador). Me pareció muy curioso, sobre todo eso de que, en este caso, tengas que agradecer que te vendan un poco de aire.

El caso es que nuestro helado quedó bien rico, aire o no aire. Manuel dice que él pondría aun más chocolate, pero creo que exagera; yo lo encuentro en el punto justo. Y creo que de sabor, aspecto y color no tiene nada que envidiar al industrial.

Ya he comentado alguna vez que podría pasarme el verano a base de helado, gazpacho y ensaladas frescas varias. La única lectora puede dar fe de que esto es así a la vista del contenido de nuestro frigorífico en el que la empanada que nos llevamos de picnic a la playa era una rara avis. Todavía me río cuando me acuerdo de la cara que ponía al ver los enormes recipientes (bien llenos) de gazpacho y ensalada de pasta y cómo comentaba que eso era llevar la teoría de "los restos son buenos" a extremos.

Me gustaría decir que, aparte de comer helado y cosas frescas, también me he dedicado a poner orden en las muchas adquisiciones recientes, pero no puedo, porque, en cuanto no he tenido que hacer nada inaplazable (y colocar libros y DVDs es, a mi entender, tan aplazable que me estoy planteando dejarlo para colocarlo ya todo con el botín neoyorquino para el que aún faltan semanas), me he dedicado a vegetar en el sofá acompañada por la siempre entrañable "provincial lady", con Proms y Bayreuth de fondo (qué bueno el Prom de Doctor Who, y eso que no sé nada de la serie; ahora estoy deseando escuchar el del otro día de nuestro querido Sondheim).

La plancha era de esas cosas inaplazables (un poco autoimpuesto, para qué negarlo) y la acompañamos con una estupenda película: My Sister Eileen (Mi hermana Elena) (de 1942, no el remake posterior), basada en la adaptación teatral de unos relatos cortos que escribía - con tintes autobiográficos al menos - Ruth McKenney para el New Yorker sobre su vida y la de su hermana recién llegadas a Nueva York (al Greenwich Village) desde Columbus, Ohio, con aspiraciones literarias y escénicas respectivamente. Les pasan todo tipo de cosas a cuál más divertida y surrealista (durante la conga con los marines portugueses se nos saltaban las lágrimas de la risa). También hubo un momento casi de espejo en que mientras yo planchaba un hombre también planchaba en la pantalla. Compartimos experiencia. En fin, la película buenísima y muy, muy recomendable.

Por cierto que la semana pasada, como no hubo entrada del blog correspondiente, me dejé olvidada la película del domingo (que pongo aquí para mis "archivos": una rara avis como la empanada que decía antes: ¡una comedia de Bette Davies! The Bride Came C.O.D. (Una novia contrareembolso).

9 comentarios:

  1. Pues yo este finde sí que he encendido el horno, pero qué calor... Mientras horneaba me acordaba de tí y pensaba si tú estarías también preparando alguna delicia.

    Qué pena que ya no esté disponible el Prom del Doctor Who, que yo soy una fan incondicional. Del mismo autor ahora hay una serie que se llama "Sherlock". Es la enésima versión del clásico personaje, pero ahora ambientado en la actualidad. Yo vi el primer episodio y me pareció divertido.

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  2. Qué pena no haber coincidido en el momento horno, las dos en nuestras saunas... ¿Qué era lo que hacías? Seguro que mereció la pena al final. Nosotros echamos muy en falta el acompañamiento dulce casero los domingos en el desayuno.

    ¡Qué pena lo del Prom del Doctor Who! Te habría encantado, estoy segura.

    Justo durante el Prom Manuel me comentó lo de Sherlock (yo no me había enterado) y creo que tarde o temprano la veremos, más si tú ya me dices que está bien y eso.

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  3. Felicidades por el helado de chocolate. Aunque no puedo probarlo, el aspecto del color y la textura te han quedado muy bien.
    Recuerdo la primera vez que utilicé la heladera, me pareció mágia que poco a poco el zumo de sandía fuera cogiendo consistencia y se fuera combirtiendo en sorbete! Tambien me embobo viendo dar vueltas a la palanquita. Lo del horno en cambio, no le pillo ni el punto para que me suban las magdalenas y los pasteles, ni la gracia de mirar como sube... que hi farem!

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  4. Pues estuve horneando una chocolate bundt cake. Descubrí la semana pasada ese blog de cocina y este otro y me ha entrado la vena cocinillas.

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  5. ¡Qué bien te ha quedado el helado! Yo nunca he hecho uno. Ni tengo heladera ni sé cómo se hace.

    Yo también me embobo... pero con la lavadora... jaja, es absurdo, pero me encanta verla dar vueltas y pensar que la ropa sucia saldrá limpia y oliendo bien...

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  6. El helado tiene muuuy buena pinta y seguro que estaba igual de bueno.

    No sabía que My sister Eileen era el remake de una película anterior. La versión posterior es una de mis comedías favoritas.

    ¡Y qué pena que ya no se pueda escuchar el Prom del Doctor Who! Una versión actual del I Am the Doctor tiene que ser buenísima.

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  7. Guacimara: nosotros aún no hemos hecho ningún sorbete, fíjate. A ver si lo remediamos. Paciencia con lo del horno, seguro que al final lo consigues... y ya verás cómo un buen día te quedas hipnotizada por telehorno también ;)

    Malglam: qué buena pinta tienen los dos blogs, no los conocía. Los tendré en cuenta para futuras reposterías. No me extraña que te dieran ganas de ponerte a hacer cosas dulces viéndolos...

    La hierba roja: jajajaja... me ha encantado lo de la lavadora. No te creas, que yo alguna vez también me he enganchado. Empiezas mirando para confirmar que haya entrado el agua y... ya se sabe ;)

    LittleEmily: estaba bien rico, síp.

    Yo me quedé asombrada por la cadena de My Sister Eileen: relatos cortos para el New Yorker - obra de teatro - esta película - la película que a ti te gusta... y en algún momento un musical también. Ahora quiero verlo/leerlo/escucharlo todo :D

    Argh, qué pena lo del Prom :( Si lo llego a saber os aviso antes.

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  8. Gracias Cristina y Malglam por haberme descubierto los deliciosos blogs "Mi dulce tentación" y "FoodandCook"!

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  9. El mérito es exclusivamente de Malglam; yo tampoco conocía los blogs.

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