Galletas artesanas

Una de las cosas que encontré ayer en Delishop - tienda de la que es imposible salir con las manos vacías y en la que siempre se encuentra algo nuevo - fueron estas galletas inglesas artesanas y orgánicas de mantequilla y extracto de vainilla de Madagascar. La vainilla, es cierto, me conquistó un poco, como siempre, pero el remate fueron la caja en sí, que me pareció monísima, las formas tan originales de las galletas y la rima de Edward Lear - el búho y el gatito - que viene en los laterales de la caja y que me hizo darme cuenta de lo de siempre: que claramente la cultura anglosajona es más de letras que otras. Nunca he visto tanto texto, tantas cosas que leer en las cajas de cartón como en en los productos ingleses y americanos.

En The English, Jeremy Paxman decía que la pasión por las letras en Inglaterra es muy fácil de entender. Durante la Reforma de Enrique VIII, todos los cuadros, todos los frescos y demás, se quitaron de las iglesias, sustituyéndolos por textos bíblicos. Por lo que durante siglos, y a diferencia de otras culturas, los ingleses se han alimentado más de palabras que de imágenes. Y eso se nota. Sin ir más lejos, hace unos días Manuel y yo comentábamos los discursos de Obama, tan elaborados y cuidados, y concluíamos que aquí, si un político saliera con esa retórica, se le acusaría de perderse en palabrería y no dar un mensaje claro.

Pero bueno, que me voy del tema: ayer por la noche no pudimos esperar más y abrimos las galletas de postre y, después de comernos un búho y un gatito cada uno, tuve que retirar el resto de la circulación para poder hacer la foto hoy por la mañana (y ahora quedan dos que, siendo justos, son de Manuel, qué envidia). Y es que eso es lo peor: que sólo vienen ocho galletas, de tamañano considerable, eso sí, pero sobre todo de sabor delicioso.

Y veo que la marca tiene otras galletas que no me importaría nada probar.