Cuando el año pasado leía The English, de Jeremy Paxman descubrí (y adquirí) Watching the English, de Kate Fox. Y sí, me entró por los ojos porque esta foto de dos ingleses leyendo tranquilamente el periódico debajo de su paraguas me pareció una joya. Ahora, después de las cuatrocientas y pico páginas que tiene el libro, sé que, mientras leen, están pensando "typical!" (¡típico!) con una mezcla propia de resignación, un poco de molestia y ciertos aires de omnisciencia.
Y el hecho de que una sola palabra pueda decir tantas cosas sirve para entender el resto del libro. Hay cosas en que, para bien o para mal, tengo que creer a Kate Fox a pies juntillas y hay otras en que gracias al conocimiento de causa me hacían reír a carcajadas y asentir con la cabeza. Así que por lo que puedo juzgar, los intentos de Kate Fox - antropóloga - por despegarse de todo lo que ha conocido y verlo desde fuera fueron un éxito, a pesar de que el libro ya va camino de los cinco años.
Hay muchas estadísticas, muchas entrevistas tanto a ingleses como a extranjeros detrás, muchas observaciones desde el palco pero también muchos experimentos en carne propia en los que la pobre mujer lo pasa fatal: mucho empeño hay que ponerle a un libro para salir a chocarse a propósito con la gente para ver cómo reacciona o, peor aun, saltarte las colas en Inglaterra. El primer ejemplo quien haya ido a Inglaterra seguro que lo conoce (sin haberlo hecho a propósito): te chocas con alguien, es culpa tuya y sin embargo la víctima es la que te pide disculpas rápidamente (la excepción que Kate Fox no incluye y que yo me estoy temiendo de cara a este fin de semana es que eso no ocurre si llevas una maleta en Londres y son los otros los que se chocan contigo y te llevan por delante; en ese caso no hay disculpas y supongo que es la excepción que confirma la regla).
Es cierto que es más serio de lo que yo me esperaba. Hay mucho humor, muchas anécdotas, muchas cosas que hacen reír, pero es un auténtico estudio antropológico de los ingleses: una radiografía que explica cómo y dónde viven, cómo hablan (el famoso U and non-U de Nancy Mitford sigue vigente prácticamente en su totalidad), qué comen y por qué, qué hacen en su tiempo libre y por qué, cómo y dónde trabajan, cuáles son las reglas ocultas de los pubs (hay muchas, muy raras y muy inesperadas), y un largo etcétera. Siempre se mueve entre las diferencias de clases tan pronunciadas en Inglaterra y tan independientes del dinero. Al final te das cuenta de que la clase más alta y la clase más baja tienen muchas más cosas en común entre ellas que con el resto de clases intermedias.
Y que todos tienen unos puntos en común, más o menos marcados, que hacen de los ingleses lo que son: la (falsa) modestia, la igualdad (precisamente a cuento de las clases sociales y de ahí que se anden tanto con please y thank you), la moderación, la discreción, el pesimismo resignado (tipo Eeyore, el burro, en Winnie the Pooh), la obsesión con el juego limpio y el ser justos con los demás (de nuevo por lo de las clases), el odio absoluto a hablar de dinero y, sobre todo, la falta de destreza social y el sentido del humor. Es muy interesante el análisis del sentido del humor inglés, de dónde viene y a qué se debe que no haya conversación inglesa que no derroche pequeños chistes e ironía. Porque lo ingleses, ante todo, son una gente que se toman poco en serio, que saben reírse de sí mismos. Al menos según Kate Fox.
Lo que menos me ha gustado es el pequeño resumen al final de cada capítulo que parecía una especie de repaso de la lección en un libro de texto. ¡Ya sabemos sacar solos las conclusiones, gracias!
La lectura fue elegida a propósito con vistas al fin de semana londinense como es obvio. Ahora ya voy armada y preparada para observar todo aquello que ha comentado Kate Fox: ya sé cómo tengo que comer los guisantes si quiero dármelas de pertenecer a la clase alta (aunque yo me pongo dos de azúcar en el té, lo que por lo visto me sitúa en el otro extremo), qué gestos hacer si alguien se me quiere colar en una cola o cómo dar la propina en un pub.
miércoles, 18 de febrero de 2009
Watching the English, de Kate Fox
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Jo, me has picado. A mí, que soy una antropóloga "frustrada" (no me gusta nada esa palabra, pero no encontraba otra para describir lo que quiero decir, jo) me encantan este tipo de libros. Ya veo que te estás preparando a fondo para tu viajecito :)
ResponderEliminarPues por lo que dices es verdad que este libro te encantaría. Es muy ameno pero, por lo poco que sé de Antropología, parece bastante riguroso también. Si lo encuentras por ahí, échale un ojo.
ResponderEliminarLo de las disculpas por parte del atropellado es algo que siempre me ha parecido fascinante...cada vez que voy a Londres me deshago en disculpas por todo, se contagia.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de comer guisantes correctamente, cómo se hace? ¿Se pinchan o se recogen? Ay, Dios, qué desazón...
Y lo U and not-U...¡¡Qué gran descubrimiento las Mitford!! ¡¡Qué bien lo pasé con A la Caza del Amor!!
Este libro lo leí hace un par de años y no hacía más que asentir con la cabeza cuando me encontraba plasmadas tan claramente situaciones que he vivido en la vida real. Por cierto que yo también soy de clase baja, prefiero jam a marmalade :-).
ResponderEliminarTodavía recuerdo las disquisiciones sobre de qué estás hablando realmente cuando entablas una conversación sobre "the weather".
me encanta este libro :D
ResponderEliminarMaelstrom: sí que se contagia, sí.
ResponderEliminarLo de los guisantes es bastante complicado: resulta que tienes que tener el tenedor en la mano izquierda, ponerlo con los pinchos hacia el plato, pinchar los 3-4 guisantes que puedas y, después, con el cuchillo empujar alguno más que se apoye encima de esos pinchados. Total: que comes como 6 guisantes por pinchada. Por no hablar de la tensión de que se te suiciden los guisantes que no están pinchados sino haciendo equilibrios. Terrible.
Lo del U and non-U de Nancy Mitford es muy curioso, porque ella lo escribió "inspirada" por un artículo de un lingüista serio medio en broma y resulta que todo el mundo se lo tomó muy en serio. Ella bromeaba con tener que revisar sus libros (supuestamente escritos en U) porque había muchas palabras non-U.
Miss Froy: sí, es inevitable asentir con algunas cosas, ¿verdad? Yo con lo de la jam vs marmalade no me posiciono porque no me gusta ni una ni otra :P y el famoso Marmite tampoco.
Sí, ahora lo de hablar del tiempo es una tensión... Con eso de que no hay que llevar la contraria al otro y todo eso. Ay, qué complicado.
Andrea: es que está muy bien, sí :)
Jajjaja, es verdad es un gran libro. Lo recibí como regalo de parte una amiga inglesa acá en Chile. Estoy a punto de terminar de leerlo y me reído mucho.
ResponderEliminarbueno todo esta interesante me gustaria leer ese libro es totalmente diferente a mi pais PE...
ResponderEliminarsoy profe de inglés y me está gustando muchísimo el libro. hace una radiografía estupenda de los comportamientos y actitudes que a priori nos resultan tan extraños y que después viviendo allí llegas a ver como normales.
ResponderEliminarEs un gran libro.