miércoles, 11 de febrero de 2009

Sylvia Plath y el febrero londinense

He aquí otro parte meteorológico histórico londinense: el invierno de 1962-1963 fue de los más fríos del siglo en Londres, con un mes de febrero especialmente duro. Tal día como hoy en 1963, Sylvia Plath llevaba días con las cañerías de su casa congeladas y cortes de electricidad, dos niños con gripe y poco dinero. Nadie se pone de acuerdo sobre si su intención era real o sólo quería llamar la atención, pedir ayuda, pero el caso es que la mañana del 11 de febrero, se levantó, preparó el desayuno de los niños y se lo llevó a su cuarto, pegó un cartel en la puerta pidiendo que llamaran a su médico, volvió a la cocina, selló la puerta con trapos húmedos y metió la cabeza en el horno.

Por fin, después de varios intentos, la mujer que había escrito Dying/Is an art, like everything else./I do it exceptionally well (Morir/es un arte, como todo./Yo lo hago excepcionalmente bien.) por fin lo había conseguido.

Manuel es un verdadero fan de Sylvia Plath, en la estantería hay muchísimos libros suyos: diarios, cartas, poemas... Así que hoy, para que no se diga, me dedicaré a leer algún poemilla suyo. Al menos The Bell Jar (La campana de cristal) sí que la leí hace unos años. No es uno de los libros que se puede decir que "gusten", pero me pareció bueno, y eso que ella lo escribió por motivos puramente comerciales y bajo pseudónimo.

De todos modos, mi imagen mental de Sylvia Plath es increíblemente similar a la de la foto que acompaña esta entrada: una escritora que adoraba los páramos de Yorkshire, visitaba Haworth y la casa-museo de las Brontë y escribía poemas inspirados por Cumbres borrascosas.

Mejor que con el fragmento anterior de Lady Lazarus, que es tan triste, me quedo con el final de The Bell Jar (La campana de cristal):

My stocking seams were straight, my black shoes cracked, but polished, and my red wool suit flamboyant as my plans. Something old, something new...

Las costuras de mis medias estaban rectas, mis zapatos negros, pese a las grietas, brillaban, y mi traje de lana rojo relucía tanto como mis planes. Algo viejo, algo nuevo…

9 comentarios:

  1. No he leído nada de ella, me da la impresión de que me pondré muy triste si lo hago. Prejuicios... o simplemente que tengo muchos libros que sí me apetecen por delante.

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  2. Mi relación con Plath es de pena y de gloria...es un personaje trágico y hermoso. A veces me estremezco con su obra ( yo también tengo una relación "tirante" con mi padre )y a veces con ella misma...y no puedo evitar pensar: yo no quiero ser como tu.

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  3. A mí también me chifla Plath, sobretodo Soy vertical. Entrando en mi campo, también me gustan dos libros para niños El traje de color mostaza y El libro de las camas, este último ilustrado por Quentin Blake. En la biblio lo tenemos pasaros y os lo leéis. Es interesante descubrir la obra para niños de este tipo de autores...

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  4. En youtube hay una grabación de Plath recitando maravillosamente, sin nada da la afectación tan típica de los "poetas", Daddy.

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  5. Elvira: eso seguro, porque Sylvia Plath está lejos de ser la alegría de la huerta. Pero para compensar eso escribe tan bien...

    Maelstrom: la verdad es que no, tuvo sus momentos y sus puntos álgidos pero su vida no es una de esas que dan ganas de imitar, desde luego.

    Iris: pues me has picado la curiosidad con lo de los libros infantiles, sobre todo con lo de Quentin Blake. Habrá que hojearlos, sí. Gracias por la recomendación.

    Miss Froy: ¡es verdad! De hecho hay varias grabaciones suyas leyendo poemas. Los estuve oyendo hace tiempo y me gustaron mucho su entonación y su voz.

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  6. Sylvia Plath, que bonita entrada y fotografía. Desde luego, era una mujer increible. Conozco algunas de sus poesías, pero aún no me he atrevido con sus libros...espero hacerlo algún año de éstos. La nombran en el libro de Shakespeare and Company (el de la librería).

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  7. Eso sí, cuando te decidas a leer más cosas suyas no te olvides de coger aire antes.

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  8. Hace unos meses compré The Bell Jar y aún no me he atrevido a leerlo. Da mucho respeto...
    El año pasado leí un volumen de poemas titulado Transformations, escrito por una amiga de Sylvia, Anne Sexton, que también acabó suicidándose. Son cuentos infantiles en verso pero más al estilo de Roald Dahl por lo subversivos que son.

    Eso sí, voy a buscar lo que ha comentado Iris, en parte por Quentin Blake pero también es una forma de empezar con Plath que no impresiona tanto como su novela.

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  9. Pues lo de Sylvia Plath es buena idea, sí. Yo recuerdo que The Bell Jar también me imponía. Pero luego sorprende lo bien que se lee para lo dura que es.

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