Tampoco es que el botecito de la clotted cream fuera nada del otro mundo, pero cuando el otro día se quedó vacío me daba pena tirarlo, así que lo lavé y lo dejé a la espera de encontrar algo con que llenarlo.
Ayer, para horror de Manuel que las aborrece, compré unas cuantas peladillas (a mí, en cambio, me encantan) y cuando llegué a casa y vi el bote vacío me di cuenta de que las peladillas estaban predestinadas, porque además la cantidad que llegó a casa (peladillas compradas menos peladillas devoradas ipso facto) cupo justo en su nuevo recipiente. Y queda tan apañadito que hasta Manuel se olvidó de poner cara de asco ante la sola mención de la palabra "peladillas" cuando se lo enseñé.
La caja que sale debajo en las dos fotos es la llamada "caja de los dulces", así que el rinconcito este se está convirtiendo en un antro de perdición. Para mí, claro, porque Manuel siempre se queja de que no hay nada dentro que a él le guste demasiado. ¿Qué culpa tengo yo si él es capaz de pasar de largo sin más miramientos las tiendas de chucherías y sin acaparar provisiones? Es más: ¿cómo puede ser que no le gusten los mega-chupa-chups de La Cure Gourmande o las chocolatinas Hershey's de Cookies'n'Creme o, ahora, las peladillas? Lo bueno es que no vive en una tentación constante como yo.
viernes, 13 de febrero de 2009
Antes y después
Publicado por Cristina en 12:50
Etiquetas Álbum de fotos, Cosas de casa
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You do have a sweet tooth! (Tienes pasión por los dulces). Tu blog es una constante tentación!!
ResponderEliminarRecuerdo que mamá siempre preparaba de esas en invierno y nos obligaba a mi hermano y a mí a comernoslas... no sé si era porque mi mamá cocinaba horrendo, pero lo cierto es que ahora les guardo cierto rencor. Pero ojo que ese rencor no tiene nada que ver contigo, mi querida... un saludo afectuoso.
ResponderEliminarUi, este Manuel, todo son quejas... con la suerte que tiene sin tener esa tentación todo el día colgada del cuello... :P
ResponderEliminarYa tengo el clotted cream. Ahora sólo falta encontrar el momento oportuno...Muy buena idea lo del frasco reutilizable. A mí las peladillas tampoco me hacen mucha gracia, pero sí los "supositorios" de regaliz. Bss
ResponderEliminarElvira: se nota, ¿no? Pero qué le puedo hacer: me viene de familia.
ResponderEliminarEl Caballero: ¿tu madre hacía peladillas o te refieres a otro dulce?
Iris: en nuestro caso la tentación no vive arriba, no, sino justo aquí.
María: ¡qué bien lo de la clotted cream! Estoy deseando saber qué tal te va el experimento. De maravilla seguro.