miércoles, 4 de febrero de 2009

Lejos del mundanal ruido

Están de obras en el piso de arriba (por el ruido que hacen, los días que tardan para ser sólo un baño y lo reciente que tengo aún el último libro que leí de Carmen Martín Gaite creo que ellos también se están haciendo, como la protagonista del libro, un Escorial) y ayer tuvimos sesión continua de ruidos y golpes de nueve de la mañana a nueve de la noche. A eso de las seis mi cabeza estaba que ya no podía más y tomarme un Gelocatil fue como tomarme una gominola del efecto que me hizo. Eso sí, descubrí - tarde, demasiado tarde - que el white noise es más efectivo de lo que creía. Aunque en mi caso me funciona mejor el brown/red noise que el white. ¿De qué hablo? De ese ruido que hace como shhhhh cuando se sintoniza algo. Ahora resulta que mucha gente se lo pone en la oficina o para dormir o para relajarse porque también sirve para eso. Sobre todo, bloquea otros ruidos, haciendo que la mente se centre sólo en él. Pero al ser un ruido monótono la mente se centra en él sin que uno sea consciente y le quede el porcentaje habitual de mente útil libre de distracciones externas. Suena raro, lo sé, pero de verdad que ayer comprobé que, más o menos, según el volumen de los otros ruidos, sí que funciona.

Ayer dudaba de si esta mañana escaparme a dar una vuelta lejos de los ruidos y al final, después de hoy no oír el despertador - que no suena bajo precisamente - por tener los oídos tapados del ruido de ayer y sentirme casi sorda durante media hora he decidido que sí, que salía donde fuera con tal de no repetir la sesión continua de ayer. Así que me he ido al centro, así, en abstracto, a dejar que mis pies me llevaran donde quisieran. Y me han llevado durante un rato cerca de las obras del intercambiador de la Diagonal, zona que en estos momentos tampoco se caracteriza por su silencio.

Pero a cambio de eso he podido tachar de la enorme lista uno de los libros que tenía apuntados para Londres: The Yellow Wallpaper and Selected Writings de Charlotte Perkins Gilman*. Después de llevar oyendo hablar por todas partes de The Yellow Wallpaper - incluidas algunas comparaciones Brontë - y siempre queriendo leerlo sin tampoco buscarlo activamente, hace poco di gracias por la pasividad cuando vi que Maggie O'Farrell - autora que me encanta - había editado una nueva edición que, además, incluía otros relatos y tenía una portada bonita.

Después de eso, una parada técnica en Delishop para reponer existencias y, cansada ya de andar de acá para allá (a lo tonto llevaba casi tres horas de un lado para otro) a pesar de lo bien que se estaba al sol, se ha aparecido ante mí un Häagen-Dazs (ya sabía que estaba ahí, la aparición ha sido, digamos, premeditada) en el que no pensaba entrar si hubiera estado vacío. Cuál ha sido mi sorpresa cuando no sólo no estaba vacío, sino que además los sitios escaseaban. Pero parecía que me habían reservado el sofá, así que allá que he ido. Y tan ricamente. Y además ahí he tenido la epifanía de que las cosas de Betty Crocker que había comprado en la Delishop y el sofá en que estaba sentada, el techo que me cubría la cabeza y el helado que me estaba tomando eran todos de los mismos dueños: General Mills. Me ha dejado boquiabierta la hermandad Betty Crocker-Häagen-Dazs. Epifanías aparte, también he podido asistir a una interesante clase de inglés (¡clase de inglés en el Häagen-Dazs! Eso sí que es chulo).

Después de pulular más rato he vuelto a casa y me he enterado de que esta mañana no había habido nada de ruido. Como era de esperar, la cosa ahora que yo he vuelto a casa es muy distinta y, sin ser como lo de ayer, sí que hay ruido. Creo que me lo dedican.

Voy a poner el brown/red noise YA.

* Que yo haya podido ver, The Yellow Wallpaper está publicado en español como El empapelado amarillo y publicado junto con otra historia llamada La wisteria gigante. Además hay otra historia traducida llamada Si yo fuera un hombre.

6 comentarios:

  1. el white noise da mucho miedo cristina, seguro que lleva mensajes encriptados...

    ResponderEliminar
  2. ¡Ja, ja! Seguro. Si hago alguna compra extraña o algo así en los próximos días tendré que darte la razón. Es un filón como medio de publicidad subliminal, desde luego.

    ResponderEliminar
  3. No es que sea muy exigente con el ruido, aunque reconozco que me gusta el silencio. Pero, claro, he de decir, que he llegado a cambiarme de casa por el ruido constante (no por obras) Y te aseguro que mis taquicardias no finalizaban con un white noise.

    Gracias por incluir sí está traducido. No soy habitual en compras por internet,pero para este caso tendré que serlo. Por cierto, la portada en inglés, es preciosa. Bss

    ResponderEliminar
  4. "El empapelado amarillo" es una historia bastante inquietante que yo suelo releer cada tanto. Hace poco han incluido la historia en la selección de relatos que publicó la editorial Alba "Cuando se abrío la puerta". A mi personalmente me gusta mucho Perkins Gilman. El librito que citas, "Si yo fuera un hombre", incluye varias historias: "Si yo fuera hombre", "Un vuelco", "La casita de campo", "El poder de la viuda", "El corazón de Mr. Peebles", "Haciendo un cambio" y "Una mujer honesta".

    ResponderEliminar
  5. ¡Madre mia! Acabo de ver la portada, que pasada. ¡Me lo pido!

    ResponderEliminar
  6. María: yo tampoco necesito un silencio absoluto, de hecho funciono bastante bien con el ruido, pero es que el de estos días es excesivo, constante y de 12 horas. Ayer otra vez fue terrible, creo que elegí el día más "light" para salir.

    No sé si con lo de comprar por internet te refieres al original o a la traducción. Si es la traducción por el enlace que puse de La Central no hace falta que lo compres por internet. Puedes registrarte en la web (sin dar la tarjeta ni nada) y reservar el libro en la librería que mejor te venga. Es lo que yo suelo hacer con La Central.

    Roberta: muchísimas gracias por toda la información, mucho más completa que la que yo daba, sin duda. Tienes razón en lo de Cuando se abrió la puerta. Lo comentaste en tu blog.

    Con eso de que te gusta tanto y que lo relees a menudo me has picado mucho la curiosidad - más aún - El empapelado amarillo avanza en la lista de espera a velocidad de vértigo.

    Ya avisé de lo de la portada :P

    ResponderEliminar