El viernes, hojeando el libro con todo tipo de recetas con chocolate para inspirarme para el sábado de repostería me topé con una que no sólo tenía buena pinta, como todas las demás, sino también nombre raro, y eso siempre es un plus. La descripción y los ingredientes, todos disponibles sin necesidad de ir a comprar, terminaron de decidirme: el sábado de repostería lo dedicaríamos a hacer un "gugelhupf marmoleado" (si alguien quiere la receta que me la pida y la cuento en un momento). Lo malo es que la gracia del gugelhupf, que es un bizcocho de origen germano, es su forma característica, que es como la del Bundt, pero más alta y estrecha, y como de momento no me ha dado por también coleccionar moldes, pues el bizcocho tuvo que amoldarse - nunca mejor dicho - al ya conocido molde Bundt.
¿Lo más divertido? El ir añadiendo al molde las dos mezclas: la blanca (que la próxima vez creo que, para que el contraste sea mayor, haré con azúcar blanco, no moreno como decía la receta) y la de chocolate. Manuel tenía la blanca y y yo la de chocolate y eso fue todo un campo de batalla, de persecución para ir conquistando el terreno ajeno.
50 minutos después, sentados, como siempre, delante de lo que ya llamamos "telehorno" y después de habernos deleitado la pituitaria un buen rato, sacábamos el bizcocho del horno y los desmoldábamos al cabo de los 10 minutos más largos del mundo. Es que la fase de desmoldar siempre es un poco traumática, la tensión se masca en el ambiente. Pero quedó de maravilla, recurrimos al ya tradicional azúcar glas decorativo como recomendaba la receta y lo trajimos a la sesión de fotos. Lo que se ve detrás son las guardas del libro del chocolate, que son hipnóticas y hacen la boca agua.
Para que no se diga, y aunque Dickens no es santo de mi devoción, no pude resistirme a hacer un pequeño guiño a LittleEmily y su sugerencia. Además es que lo que se me ocurrió - que no es demasiado original tampoco - no podía dejarse escapar. Feliz cumpleaños a Charles Dickens el próximo 7 de febrero y homenaje al pequeño Oliver Twist y su famoso "por favor, señor, quiero un poco más" que, en este caso venía que ni pintado, y que es algo que Manuel y yo hemos debido de decir bastante desde ayer porque apenas 24 horas después de sacar el bizcocho del horno, después de postre, desayuno y postre queda un poco menos de la mitad del delicioso bizcocho. Manuel dice que es de los mejores que hemos hecho aunque creo que eso lo decimos de prácticamente toda la repostería casera. Eso sí, estamos tan hartos de lidiar con el papel de plata para dejar el bizcocho tapado (sobre todo por aquello de "ojos que no ven...") que estamos considerando hacer una inversión en una típica y auténticamente inglesa "cake tin" (ni siquiera sé cómo se llama en español).
Pero hoy, entre tarta, aceitunas y plancha también nos hemos deleitado con The Shop Around the Corner (El bazar de las sorpresas). Habrá quien considere un sacrilegio que yo conociera de antes You've Got Mail (Tienes un e-mail) y que adivinara lo que iba a pasar en esta gracias a aquella, pero así ha sido. Me ha gustado mucho como era de esperar y creo que alguien debería patentar y fabricar, basándose en la idea de la protagonista, una caja para chucherías tipo caja de música y que, por no abrirla y oír la musiquita en cuestión, ayudaría a comer muchos menos dulces. Hmmm... quizá nuestra futura "cake tin" debería tener justo eso.
En fin, que las entradas de los domingos siempre dicen lo mismo: lo mucho que me ha gustado el dulce del día y lo mucho que me ha gustado la película del día. Pero así es.
domingo, 1 de febrero de 2009
Gugelhupf
Publicado por Cristina en 18:22
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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Qué bien que vieras la película de El bazar de las sorpresas...lo cierto, es que aunque diferetes, a mí me gusta más la versión antigua. Bss
ResponderEliminarA nosotros nos pasaba igual con el papel de plata y finalmente nos compramos un expositor de pasteles, pero claro al ser transparente no evita el efecto picoteo, pero bonito sí queda. Para jugar con masas de dos colores probad el pastel cebra, seguro que os gustará!
ResponderEliminarMaría: es que a pesar de tener lo básico del argumento en común son películas muy diferentes. A mí la original me gustó mucho, sí.
ResponderEliminarIris: sí, yo tengo el expositor como segunda opción pero como tú dices no evita el picoteo y además - ya supongo que habrá modelos y modelos - también ocupa un hueco grandecito. Pero como no sé si lo de la cake tin tendrá mucho éxito no lo descarto del todo.
¡No conocía el pastel cebra! Este sábado por variar un poco no lo haremos pero no creo que tardemos mucho. ¡¡Qué pinta tienen las fotos que he visto por ahí!! Muchísimas gracias por descubrírmelo.
Cada día me gustan más tus entradas de domingo ;)
ResponderEliminarY gracias por dedicarle el pastel a Dickens, acabaré reconciliandote con él algún día
Como ya se había quedado un poco atrás esta entreda creía que te la ibas a perder, menos mal que la has encontrado.
ResponderEliminarY, bueno, nunca digas de esta agua no beberé, pero Dickens y yo a día de hoy no encajamos. Pero acepto encantada los intentos de reconciliación :P