sábado, 2 de enero de 2010

Acabando y empezando el año con el estómago lleno (muy lleno)

Supongo que quien más y quien menos anda aunque sea un poco empachado estos primeros días del año. Nosotros no somos menos y a las pruebas me remito.

La noche de Nochevieja me hizo gracia hacer una foto igual que la de Nochebuena. Casi se pueden buscar las diferencias.


Las uvas ya de por sí son una fruta que no me hace especial gracia; las uvas de diciembre me parecen repugnantes todos los años. Pero la tradición es la tradición, así que ni me planteo no pasar por el ritual de comenzar el año con la boca llena, siempre uvas restantes en el cuenco y, ejem, alguna que otra arcada.


Al día siguiente, Manuel no perdonaba el concierto de Año Nuevo así que a pesar de haber trasnochado moderadamente amanecimos antes de las 11 de la mañana. Y con el concierto de fondo, y por si la cena, las uvas y los turrones de hacía unas horas no eran suficientes, desayunamos... ¡chocolate con churros! Deliciosos a pesar de todo.


Y después de un día entero de moderación absoluta en el comer (más que moderación era imposibilidad literal de ingerir nada), para cenar (síp, nosotros tuvimos cena en lugar de comida de Año Nuevo) el tradicional cordero. De nuevo a pesar del empacho mientras se hacía olía que alimentaba. Aclaro que sobró, así que esta noche repetiremos con gusto porque estaba rico, rico.


No tan divertido fue empezar el año con la cabeza metida en el horno limpiando los desperfectos causados por la salsa del cordero, que resultó ser, ¿cómo decirlo? de lo más expansiva. Pero bueno, eso son gajes del oficio y supongo que ayudó a quemar alguna que otra caloría y, más importante aun, a bajar la cena, el desayuno y la cena anteriores.

Y ya es 2010*.

* Año conflictivo: los anglohablantes debaten si debe decirse "twenty ten" o "two thousand and ten" y hay quien lo llama principio de una nueva década y otros final de otra. A la primera pregunta tengo poco que aportar, aunque "twenty ten" me parece lo más típico y fácil; a la segunda digo que, igual que el año 2000, no termino de entender la confusión, pues es bien sencillo: ¿hubo año 0? No, pues entonces las décadas comienzan en el 1, no el 0. Eso, o decretamos alguna década de nueve años.

4 comentarios:

  1. Pues mi hija y yo hemos instaurado la tradición de una super-ensalada (con mucho vegetal y un poco de granada, nada de queso ni frutos secos o cosas pesadas) aderezada con mi aliño especial, y repetimos ese plato de primero todos los días de fiesta. De segundo varía entre gambas a la plancha, jamón del bueno, y una carne muy rica que preparo con salsa de finas hierbas y vino. Así que... no estoy nada empachada, genial!!!

    Tus platos tienen una pinta buenísima, pero a mí el cordero me sienta bastante mal.

    Truco para las uvas: escogerlas muy pequeñas (nadie dice que deban ser gordas, sólo que sean 12), pelarlas y quitarles las pepitas. Me las comí divinamente, a uva por campanada. :-)

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  2. ¡Qué buen plan el vuestro! Manuel sí toma ensalada, yo, sin disgustarme, paso de ella porque no me dice gran cosa. Alguna vez de vez en cuando tomo, pero ya.

    Qué pena que te siente mal el cordero, con lo rico que está.

    Manuel me puso las uvas más pequeñas que había (y era pequeñas, aunque viendo la foto parecen gigantes), pero lo de pelarlas y quitarles las pepitas nunca lo hago, porque peladas me gustan menos aun, fíjate.

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  3. ¡Qué buena pinta que tiene todo! Los días de comilona fueron en casa de mis abuelos. En la mía más que nada llevo empacho de dulces, jeje, creo que después de fiestas pasaré un tiempo sin comer azúcar.
    Saludos,
    Tanakil.

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  4. ¡Jaja! Yo diría lo mismo (lo de no comer dulces) pero sé que no lo cumpliría ;) Eso sí, hemos suprimido la repostería de hoy.

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