jueves, 31 de enero de 2008

The Waves (Las olas)

(AVISO: entrada muy larga y probablemente aburrida).

Hace apenas un rato que he terminado The Waves (Las olas), de Virginia Woolf. Había leído muchas veces que se consideraba su gran obra, pero si se ha leído Mrs Dalloway (La señora Dalloway) o To the Lighthouse (Al Faro) cuesta imaginar que haya algo mejor aún. Pero ya cuando iba leyendo The Waves me iba sumando a ese grupo y al terminarlo lo afirmo sin ningún tipo de dudas (la propia Virginia Woolf no lo descartaba cuando lo escribía, ya que lo consideraba su "mayor oportunidad"). Eso sí, tampoco recomendaría a alguien que no haya leído nada de Virginia Woolf empezar por aquí, por muy bueno que sea. Ya dije que siempre me afano en leer las producciones literarias en orden cronológico pero últimamente siempre me encuentro fallos. Con Virginia Woolf era consciente de haberme saltado los primeros libros y haberme abalanzado directamente sobre Mrs Dalloway pero no de haber cometido el fallo de leer Flush antes de tiempo. Pensaba que dentro de mis márgenes iba por orden, pero he visto que no. Quiero decir con esto que no soy quien para recomendar orden y concierto con los libros de Virginia Woolf, pero en este caso creo que no es una manía sino - casi - una necesidad.

Hasta el año pasado tenía la buena costumbre de leer un libro de Virginia Woolf al año pero el año pasado, por no encontrar The Waves en ningún sitio (ni tener sitio ya en la maleta para comprarlo a la vuelta de York), tuve que resignarme hasta que en diciembre alguien que fue a Londres me lo trajo amablemente (¡con otros dos libros!). (El año que viene me tocará The Years, que tampoco tengo aún, a ver si hay más suerte y puedo continuar con mi lectura anual).

Además mi lectura anterior fue Atonement, donde la protagonista elogiaba The Waves sin ir más lejos, lo consideraba su libro preferido y trataba de emularlo. Claro, después de un año sin Virginia Woolf, con el libro recién llegado de Londres y además con esa referencia ya no podía dejar pasar ni un día más.

Y The Waves ha sido hipnótico. Con los libros anteriores me parecía que marcaban un ritmo más lento y puede que este lo haya leído mal por leerlo tan rápido pero literalmente no podía parar. Virginia Woolf se resistía a llamarlo novela y lo llamó "play-poem" (¿obra poética?), pero lo que buscaba era crear ese nuevo género literario que ella pensaba que hacía falta (puede decirse que si no consiguió crear un nuevo género sí que revolucionó y cambió la forma y el estilo literario y que los libros que leemos hoy, sin Virginia Woolf, no serían iguales). Lo cierto es que me cuesta creer que nadie se haya decidido a ponerlo en escena*. Los pobres actores, con sus parrafadas, lo pasarían fatal para memorizar el texto, pero leerlo es ver una puesta en escena minimalista con actores muy estáticos, música, olas, luz similar al sol a lo largo del día. Al menos yo me lo imaginaba así.

Al principio el libro se iba a llamar The Moths (las polillas) porque se usan muchas veces como símbolo y porque, para empezar, la idea del libro se la dio su hermana, Vanessa Bell, cuando le escribió sobre unas polillas en una carta. Pero después se cambió al mucho más apropiado, creo, The Waves (las olas). Virginia misma decía: "I am writing The Waves to a rhythm not to a plot (escribo Las Olas siguiendo un ritmo, no un argumento)". Y las olas están ahí todo el tiempo, tanto en el ritmo como en metáforas de todo tipo (como muchas otras imágenes recurrentes: puertas, caballos, polillas, claveles) que se emplean constantemente. De ahí que el otro día comentara que lo de leer unas cuantas páginas junto al mar había sido una experiencia curiosa.

¿Y de qué va? Aunque se diga que no tiene argumento no es un libro que vaya sobre nada, porque de hecho va de todo. En principio sigue la vida de seis amigos, desde que se conocen en el colegio de pequeños, hasta que son ya viejos. Todo lo que sabemos de ellos es por monólogos internos, lo que dicen de ellos mismos, de lo que ven, de lo que viven, de los otros, de Percival (un personaje que está muy presente aunque sólo le vemos a través de los otros). Pero se habla de todo, se reflexiona sobre todo y se deja, así, que cada uno saque sus propias conclusiones. De vez en cuando hay una preciosa descripción del estado del mar y la luz y el sol que indica que el día (el tiempo, vaya) va avanzando.

El libro, como siempre que leo uno de Virginia Woolf, me ha hecho querer saber más (de lo que ya sabía, lo básico) acerca de ella. Tengo (auto)vetadas las biografías extensas hasta que me haya leído sus obras más importantes así que voy consultando aquí y allá. No tengo los diarios completos, pero sí una especie de recopilación de las entradas más significativas (publicado por Leonard Woolf, su marido), donde estuve leyendo sus entradas sobre The Waves, que eran muy interesantes. Virginia Woolf, pese a reconocer la gran oportunidad que tenía con este libro, no pensaba que se fueran a vender más de 2.000 copias del libro (luego se vendieron más de 7.000). Y es muy emocionante cuando cuenta que acaba de escribir la última línea (línea que también está en su epitafio).

En internet también hay cosillas interesantes. He vuelto a oír estos días la única grabación que existe de su voz en un programa de radio de la BBC. Al principio su voz, su acento (de auténtica clase alta inglesa) son muy chocantes. Aun así su sobrino decía años después que la voz de su tía no se parecía demasiado a la de esta grabación.

Y también el Smith College tiene una estupenda exposición online de cosas relacionadas con la vida y la obra de Virginia Woolf. Hace unos días me pasé un buen rato inmersa en esa web.

Las fotos que ilustran esta entrada son: una portada ilustrada por Vanessa Bell (hermana de Virginia Woolf) de la primera edición de The Waves (son chulísimas todas las portadas que diseñó Vanessa Bell) y una foto que hice yo el viernes pasado y que me gusta mucho.

* Editado en noviembre de 2008: ¡Alguien sí se ha decidido a ponerla en escena! Es que lo pide a gritos.

miércoles, 30 de enero de 2008

Marlango cancelado

Casi me caigo de la silla cuando he leído esto:

Marlango cancela el concierto de pasado mañana en el Palau de la Música por enfermedad de Watling y concreta otras dos fechas
Barcelona. (EUROPA PRESS).- El grupo Marlango, liderado por la actriz y cantante Leonor Watling, canceló hoy el concierto que estaba previsto para pasado mañana en el Palau de la Música Catalana por enfermedad de la cantante y concretó dos nuevas fechas para Barcelona: el 7 y el 8 de marzo

¡Qué dolores de cabeza nos da Marlango! Y lo mejor es que en telentrada no tenían ni idea de nada y para ellos el concierto seguía en marcha. Menos mal que en el Palau están más puestos y ya me han dicho que la misma entrada sirve para el día 7 de marzo que - creo - no tenemos planes.

Digo creo porque cuando reservamos para Marlango este viernes no nos acordamos de que ya teníamos otro evento para ese día: el musical Boscos Endins (Into the Woods, de Sondheim). Así que sacamos nuevas entradas para Boscos Endins e intentamos colocar - sin éxito - las entradas del día 1. Ahora supongo que iremos a Boscos Endins el viernes y seguiremos intentando colocar las del día 8 a ver si hay más suerte. Si alguien en Barcelona quiere ver Boscos Endins el día 8 de febrero que lo diga alto y claro. Claro que si nos gusta siempre podemos repetir y aprovechar las entradas.

Si ya lo dije yo: Marlango y yo somos incompatibles. Y para el 7 de marzo falta un montón.

De momento he cambiado el intensivo de Marlango por un intensivo del musical Boscos Endins/Into the Woods.

(Y para colmo mientras estaba intentando averiguar qué pasaba con todo esto llama un comercial de ya.com. Le he dicho - porque es verdad - que estoy harta de que nos llamen casi todos los días y de decirles que no me interesa nada suyo y va el tío y se me pone chulito: ¿de ya.com? ¿de ya.com? Le respondo que sí, de ya.com, y va y me cuelga él a .)

Noche de martes: Cumbres Borrascosas 1978

Definitivamente los martes por la noche (ahora después de House) se han institucionalizado como sesión de drama de época normalmente a cargo de la BBC. Ayer nos decantamos por una antigualla que teníamos desde hace siglos y que nunca habíamos visto hasta ahora.

Cumbres Borrascosas 1978, precisamente también el año en que Kate Bush sacó su famosa canción. Quizá Manuel supiera más, pero cuando pusimos el DVD yo no tenía de qué esperar de esta serie. Aún nos quedan cuatro episodios, así que tampoco puedo decir mucho, pero no me impresionó demasiado: nada muy bueno, nada muy malo (salvo cosas típicas de la época en que se rodó que a mí me hacen gracia y me parecen cutres aunque en ese momento no lo fueran). De momento, eso sí, sólo hemos visto a los actores niños y a Heathcliff envejecido.

Lo que sí me sorprendió es que tiene un aire a teleserie porque está rodada en no sé qué formato (como si fuera un telediario de la época o algo, no como película) que ha envejecido muy mal. Además el director debió de ser una polilla en su vida anterior y no paraba de rodar de cerca chimeneas y velas y rayos que con el tiempo se han deteriorado y se ven fatal.

Y nos trajo el debate de siempre en el que Manuel tiene una postura muy firme y yo sé lo que no me gusta muy claramente, pero no exactamente lo que me gusta, ni cómo conseguirlo. Vamos, que esta adaptación es muy fiel (independientemente de la ejecución o los decorados, etc), no se saltan ni una línea de la novela y sabes bien qué esperar. Y resulta que ese es el problema. Manuel se mete con los puristas y dice que la literatura y el cine son medios muy distintos y que una novela no se puede adaptar palabra por palabra. Y hasta cierto punto - no sé qué punto exactamante - estoy de acuerdo. Esto es como otra adaptación de 1973 de la BBC de Jane Eyre que tiene muchísimos fans porque es tan, tan fiel. Nosotros (o yo al menos) teníamos ciertos prejuicios contra esa versión porque los actores (la actriz en concreto) no me gustaban nada, pero fue ver unos fragmentos en YouTube donde, sí, se pronunciaban parrafadas enteras de la novela, y saber que esa versión era definitivamente espantosa*.

Conclusión: que no tengo ni idea de dónde acaba el exceso de fidelidad y dónde empieza el libertinaje, pero criticar se me da de maravilla.

Y ya que estoy con las Brontë. Qué triste, hace poco han tenido que talar uno de los dos pinos que Charlotte Brontë y su marido plantaron en el jardín de su casa cuando se casaron. Yo ya había oído que estaba enfermo y había poco que hacer pero ver ayer la foto de la tala me dio penilla. Lo bueno es que parece que quieren hacer alguna obra de arte con la madera y que han conservado semillas y ya hay otro pino sembrado con ellas. Pero aun así, no es lo mismo. Y el pobre sólo sale de refilón en una de mis fotos.

* De todas las adaptaciones de Jane Eyre, me quedo sin lugar a dudas con la más reciente de la BBC. Y en Londres hace un par de años vimos una adaptación teatral que me gustó mucho también y que - sorpresa - se toma algunas libertades y sigue una línea que normalmente no me gusta demasiado. No hay quien se entere conmigo.

martes, 29 de enero de 2008

Parte 2 de 3

En Amazon son raros. Ayer me informaron de que me mandaban una segunda entrega de mi pedido, pero se quedaban aún con un resto (Cranford y dos o tres cosas más). Y lo peor es que esta vez me lo envían por correo tradicional.

Estoy confusa. Pensaba que lo iban a dividir en dos partes: el primer envío y Cranford & Co y que siempre, siempre, siempre me lo iban a mandar por mensajero ultrarrápido. Y resulta que no, que soy una ilusa.

Pero bueno, hace ilusión ir recibiendo las cosas poco a poco, aunque para cuando me lleguen por correo tradicional los libros ya se habrán revalorizado de tal manera que podré poner un puestecito en eBay o algo así. Y forrarme, claro.

Empiezo a pensar que es una estrategia de márketing. Han visto que dejándome un pedido aún abierto caigo en la trampa de Wishlist vs. Basket y mi pedido va alcanzando dimensiones peligrosas. Pero claro, para mantenerme contenta me van mandando paquetes para que disfrute de las delicias de abrir las cajitas de cartón. Anda que no son listos.

Lo que no saben es que hasta el día 11 de febrero - cuando se supone que sale Cranford a la venta - paso por las páginas web de libros y demás muy de puntillas para evitar tentaciones. Y si algo me tienta más de la cuenta miro a mi pila de libros nuevos hasta que se me pasa.

Por cierto: a la interesada en Middlemarch le comunico que Middlemarch está en camino, pero que el añadido sigue en tierra haciendo compañía a Cranford.

lunes, 28 de enero de 2008

Pai Mu Tan con fresa (título exótico)

En uno de los armarios de la cocina tengo una balda sólo para tés y la verdad es que, aunque aún tiene hueco para más, no está tan vacía como alguien a quien no le guste el té podría pensar. El caso es que hoy estaba indecisa a la hora de harcerme el té de la tarde. Por la mañana, recién levantada, siempre tomo el mismo, porque sería incapaz de ponerme a decidir, pero por la tarde voy variando.

El Earl Grey de Marks & Spencer (comprado en York) empieza a escasear y yo intento prolongarlo lo máximo posible, hasta que quede una bolsa que preferiré que se pudra (o lo que sea que le pase al té) porque seré incapaz de tomar la última bolsita y la dejaré ahí para pensar que siempre tengo la opción. O hasta que vayamos a un sitio donde tengan Marks & Spencer*.

Así que hoy me he decidido a abrir el paquetito de celofán tan bien preparado con que nos obsequiaron en el taller de té. El té de regaliz o el té verde dudo que los tome alguna vez, pero hoy he ido directa a la bolsita de Pai Mu Tan (té blanco delicatessen) con fresa, combinación que recordaba que me había encantado. Y aquí estoy disfrutándolo, porque mi memoria no me engañaba. Ahora sólo me queda otra muestrecilla de este té y, claro, pasará lo mismo que con el Earl Grey de Marks & Spencer, porque este, aunque más cercano, cuesta un pastón (para ser un té, se entiende).

* Que en principio no será este verano aunque este año planear las vacaciones está complicadísimo. Sabemos el destino que queremos (¡en otro continente, nada menos!) pero con mis entrevistas da cosa hacer planes definitivos con reservas y vuelos. Si de la última ronda de entrevistas no sale nada creo que reservaremos y luego si en alguna entrevista futura me cogen tendré que explicar lo que hay.

domingo, 27 de enero de 2008

Domingo

He aquí fotos de mi no muy grande pero cada vez mayor colección de conchas. No tengo ninguna espectacular, pero todas son muy monas: algunas por lo pequeñitas, otras por los colores, otras por el relieve, otras por agujereadas... Tampoco sus orígines son muy espectaculares (ni catalogados): la mayoría son de la tierra, sobre todo de Sitges. Algunas pocas que no sabría distinguir son inglesas, de Scarborough. Juntas en su cajita de lata quedan bien monas aunque con un par de recolecciones más tendré que ir pensando en trasladarlas de sitio.

Y hoy como todas las mañanas de domingo ha tocado planchar. Es mucho menos dramático de lo que podría parecer. Hasta hace unas semanas aprovechaba para ver el episodio grabado de El Internado, pero ahora estamos en parón hasta la próxima temporada. Así que me pongo una película y para cuando me quiero dar cuenta ya no queda nada más que planchar, la película está a punto de terminar, y ha pasado una sesión más de plancha sin que haya quemado nada: ni ropa ni manos (cosa que hasta ahora no ha pasado nunca). Hoy me decanté por la pequeña maravilla de Finding Neverland (Descubriendo Nunca Jamás).

Ahora me acabo de terminar mi té de la tarde y he conseguido ponerme al día con uno de mis nuevos libros: el de los diarios. La introducción y las entradas hasta el día de hoy me han gustado mucho más de lo que esperaba, que no era precisamente poco. Lo mejor vendrá a partir de hoy, cuando lea las entradas por la noche del día exacto en el que hace 100, 64, 56 ó 21 años se escribieron.

Libros nuevos que siguen aquí apilados, sin colocar. En parte por me dan ataques repentinos de mirarlos por 774357863 vez y en parte porque soy una vaga y creo que me esperaré hasta que llegue el resto del pedido para colocarlos en su lugar debido en la estantería todos a la vez. Porque eso conllevará toda una remodelación, que todos tienen un grosor considerable.

Y esta semana ha sido decretada la semana Marlango. El viernes los veremos en el Palau de la Música y hay que ir ambientándose. No es que la cosa exija grandes esfuerzos.

sábado, 26 de enero de 2008

Junto al mar

Ayer tenía pensado aprovechar que estoy leyendo un libro de Virginia Woolf y que coincidía que era su cumpleaños para "celebrarlo" en el blog. Pero como no se puede hacer planes, el jueves por la tarde me llamaron para ir a hacer una entrevista bien tempranito y Virginia Woolf se quedó compuesta y sin entrada.

De la entrevista mejor no hablar, pero lo bueno de salir tan pronto de casa es que luego se saca mucho jugo al día. Descubrí una nueva librería inglesa que tenía alguna que otra tentación pero reinó la sensatez y salí sólo con la idea de tenerla en cuenta en futuras búsquedas de libros. Después: paseo por el sol hasta el centro-centro y parada en mi Starbucks preferido.

Ayer Manuel y yo no habíamos quedado en el lugar habitual y tuve que coger el metro hasta casi el borde del mar. A mí se me sigue haciendo raro eso de bajarte del metro y ver el mar. Siendo mesetaria, como me llama Manuel, para mí el mar aún es algo lejano y a lo que desde luego no se llega en metro. Puede que influya que yo no vi el mar hasta que tenía 11 años y que por tanto siga siendo ajeno y poco de mi entorno. El caso es que ver el mar me sigue sorprendiendo mucho. Y ayer estaba precioso.

Yo iba con mi abrigo y mi indumentaria invernal pero un montón de "extranjeros" iban como si estuviéramos en agosto y la rarita fuera yo. Lo cierto es que hacía un día espléndido y me habría quitado con gusto el abrigo si no hubiera tenido que cargar con él en la mano, todavía peor.

Al principio me quedé fuera de la arena, mirando el mar, mirando a los niños que jugaban en la playa, evitando mirar a las dos chicas que en pleno enero hacían topless. Pero pisar la arena es muy tentador y llegó un momento en que ya no me pude resistir. Al principio lo intenté calzada y seria, pero la arena me inundaba los zapatos y terminé por quitármelos para dedicarme a ese entretenimiento hipnótico que es recoger conchitas. ¿Por qué son tan irresistibles? Te agachas, coges una, te agachas, coges otra y cuando te quieres dar cuenta ves que ya ni siquiera te incorporas, que te mueves agachada cogiendo una concha detrás de otra y tienes el bolsillo del pantalón a punto de explotar entre conchas y arenilla.

Cuando conseguí ponerme seria conmigo misma, di una vuelta erguida y fui a un banco a recomponerme para salir. Lo que no me había quitado eran los calcetines (véase la foto de arriba del todo). Andar descalzo por la arena equivale a tener arena en los pies y los zapatos al menos durante un mes y no lo soporto. Lo de los calcetines resultó practiquísimo: se sacuden, se quita bien la arena de los zapatos y como si nada.

Luego me senté al solecillo y estuve leyendo Las olas con las olas de fondo. Una experiencia curiosa y una forma espontánea de celebrar el cumpleaños de Virginia Woolf.

Lo que decía antes de que el mar es algo aún ajeno quedó claro cuando le dije a Manuel que no estaba exactamente donde habíamos quedado, sino en el "espigón (?)". Y él se fue hasta el espigón sin entender mi interrogación y no me encontró, porque resulta que yo no estaba en el espigón.

¿Qué película vimos? ¡Expiación! Oh, y cuánto me gustó. Tal y como deberían ser todas las adaptaciones literarias (excepto que creo que se dejaron un detalle importante relacionado con el famoso jarrón, clave en la novela), la música con el ruido de la máquina de escribir me pareció impresionante y el final, que leyendo el del libro no tenía ni idea de cómo lo pasarían a la gran pantalla, me pareció muy bien resuelto. Joe Wright deshizo el entuerto que había hecho con Orgullo y prejuicio, aunque me sorprendió con una escena bastante parecida. Los actores todos muy buenos en su papel y las localizaciones y la ambientación fantásticas. Salí contenta y después me enteré de que mis padres también la habían visto esa misma tarde. Casualidades.

Un día largo ayer. Igual que esta entrada.

jueves, 24 de enero de 2008

3,36 kg

(10:17 am. La chica con abrigo rojo se prepara para salir de casa hacia el examen de catalán. Intenta concentrarse en la conjugación diferente de los verbos puros y los verbos incoativos, pero en realidad sigue pensando en la "conversación" de Bernard y Neville en Las Olas. Suena el telefonillo. Los verbos puros, incoativos, Bernard y Neville dejan paso a un único pensamiento: ¡los libros!)

SEÑOR CON CAMISETA AMARILLA: Buenos días, le traigo su paquete.
CHICA CON ABRIGO ROJO: (Sonríe) Sí. (Coge la caja de cartón). Uy, pesa. (Deja la caja a sus pies).
SEÑOR CON CAMISETA AMARILLA: Qué va, los hay que pesan más. ¿Me firmas aquí?
CHICA CON ABRIGO ROJO: (Firma mientras piensa que si hubiera tenido que entregar todo el pedido completo otro gallo nos cantaría). Vale, gracias. Adiós.

(La chica con el abrigo rojo sabe que se tiene que ir pero no puede resistirse a abrir la caja y mirar dentro, sólo mirar. Al abrir el paquete ve en la etiqueta que pesa 3,36 kg. No está mal para cinco libros.)

He decidido que como no quiero que se me acumule la tarea de comentar mis recién llegados libros, voy a hablar de ellos aquí y ahora.

- The Mitfords. Letters Between Six Sisters. Editado por Charlotte Mosley. Ha llegado separado de su complemento ideal, una biografía de las Mitford que llegará en próximas entregas (qué bien suena eso). Manuel me había prometido regalarme este libro si leía Aurora Leigh de Elizabeth Barret Browning. No se cree que sea capaz de leerme un poema en verso libre de más de 300 páginas. Que me haya comprado el libro no significa que desconfíe de mí misma, porque quiero leer Aurora Leigh, pero ya que estaba haciendo un pedido... Le he dicho a Manuel que se piense otro libro para el reto. Por cierto que las Mitford son unas hermanas inglesas curiosísimas del siglo pasado, para muestra un breve resumen de sus vidas. El año pasado me leí un libro de Nancy Mitford, que me gustó muchísimo, y me hizo sentir aun más curiosidad por la vida de esta familia tan diferente, donde sin ir más lejos tenían a una escritora, una activista antifascista y dos nazis.

- Singled Out: How Two Million Women Survived Without Men After the First World War, de Virginia Nicholson. De lo más prometedor. No es un tratado ni un libro impersonal de historia con datos y cifras y fechas. No, es la historia reconstruida con una recopilación de diarios personales, cartas, recortes de periódicos, viñetas, fotos, etc. de una época en que dos millones de mujeres inglesas tuvieron que buscarse la vida sin un marido (porque no había hombres suficientes para todas), elegir una profesión y enfrentarse a una sociedad que no estaba acostumbrada a eso.

- The Assassin's Cloak: An Anthology of the World's Greatest Diarists. Editado por Irene y Alan Taylor. El título lo dice todo. El libro está dividido en días del año (incluso tiene 29 de febrero) y cada día cuenta con unas cuantas entradas de diarios de escritores, etc.: Sylvia Plath, Virginia Woolf, Tolstoi, Sir Walter Scott, George Sand... Mi intención es ponerme al día con estos 24 primeros días del año y más o menos ir leyendo cada día las entradas correspondientes.

Y ahora ficción:

- Talking to the Dead, de (mi adorada) Helen Dunmore. De momento no puedo decir mucho más.

- Firmin: Adventures of a Metropolitan Lowlife, de Sam Savage. Cuando iba a hacer el pedido le dije a Manuel que añadiera alguna cosa también él. Añadió un CD y... un libro que antes de Navidad había buscado sin éxito (y sin tiempo para pedirlo a Amazon) y que quería haberme regalado. Con lo cual este libro es técnicamente para mí, aunque pedido por él desaprovechando su oportunidad de pedirse algo más. Yo no había ni oído hablar de él pero ahora me parece una maravilla, y viendo las ilustraciones de dentro aun más. Narra, literalmente, las aventuras de un ratón de biblioteca que sobrevive devorando libros.

Y eso es todo por el momento. Buscando los enlaces resulta que me he encontrado con que Anne Fadiman (autora del magnífico Ex-Libris, que también está traducido, por cierto) tiene nuevo libro y quién puede resistirse cuando tiene un pedido todavía abierto...

Ah, sí, y el examen me ha ido - creo - muy bien.

miércoles, 23 de enero de 2008

Distracciones

No es que yo necesite muchas distracciones (para muestra un botón: es la segunda vez que escribo hoy) pero como si no fuera suficiente enfrentarse a Virginia Woolf también tengo que enfrentarme a Amazon.

Me acaban de informar de que han mandado una parte de mi pedido (sin Cranford y alguna cosa más). Pero por si eso fuera poco me han leído el pensamiento y han visto mi reticencia a esperar paquetes por correo tradicional y me envian cinco libritos muy esperados por mensajero que... ¡calculan que me llegan mañana! Y todo a precio de correo tradicional y de envío único. La la la.

Sabía que me agradecerían que les hiciera un poco de hueco en el almacén, pero no tanto.

Y así quién estudia, ¿eh? ¿quién? (Ay que maaaaal... Quería hacer la gracia de poner el "¿quién?" en catalán pero me ha salido en sueco. Uffff, qué mal estoy.)

Nota para quien espera Middlemarch: lo siento, pero de momento se ha quedado en tierra.

Duelo de titanes

Ya dije que mañana tengo examen serio de catalán, para subir de nivel. Y hoy debería sin falta mirarme un poco todas las cosas tan básicas que hemos dado y no confiar en vivir de las rentas. Pero claro, está Virginia Woolf, con sus olas (practiquemos: les ones, en català) de por medio y entonces la cosa se complica.

Por otra parte, ayer terminamos de ver la nueva miniserie de Sentido y sensibilidad. A medida que la vas viendo más te vas quitando un poco de la cabeza a Emma Thompson & co y va mejorando. Tiene sus fallos y es muy 2008 y Jane Austen se moriría otra vez si pudiera ver algunas escenas y algunos ajustes metidos un poco con calzador (lo que decía el otro día yo de la lista de la compra). Manuel tuvo ojo desde el principio y mientras que a los dos la nueva Marianne no nos terminó nunca de convencer del todo, la nueva Elinor va ganándote poco a poco. Pero es que la sombra de Emma Thompson es alargada. No la considero la versión definitiva - si es que eso existe objetivamente - pero se deja ver, sobre todo el segundo y el tercer capítulo.

Y creo que hoy los obreros se han tomado el día libre después de venir a trabajar ayer que era fiesta (eso, o son todos de Toledo, donde hoy es fiesta según mi calendario). Al menos - si el otro ruido, el de Las olas, lo permite - podré estudiar catalán con tranquilidad.

martes, 22 de enero de 2008

Onomatopeyas

Hoy es fiesta en el pueblo, y por eso no tengo clase de catalán. Y por eso también tenía la esperanza de que los RUIDOSOS obreros que están construyendo aquí al lado hoy se quedaran calentitos en sus casas. Ilusa de mí. Han llegado a la hora intempestiva de siempre y se han puesto a quitar y poner andamios a golpes y patadas (o así sonaba), despertando a toda la manzana. Luego, a las nueve, hora mucho menos intempestiva, se van a desayunar tranquilamente y dejan, por fin, todo en silencio... cuando ya nadie puede dormir porque es tarde y tiene los nervios a flor de piel de soportar los constantes ruidos metálicos. El resto de la mañana también es mucho más tranquilo (en general). Y así estamos, de lunes a sábado. Grrrr.

Lo bueno de las fiestas es que el otro día pasamos por la feria y ¡me zampé un algodón de azúcar enorme! Hacía siglos que no tomaba uno y estaba riquísimo. La señora del puesto me lo preparó en vivo y en directo. Hmmmm.

Y hoy Manuel y yo tenemos horarios incompatibles. Cuando él llegue yo estaré a punto de salir a otra entrevista. Y veremos a qué hora vuelvo. Qué pereza. Pfff.

lunes, 21 de enero de 2008

Atonement

Hoy otra vez hablo de un libro ya que esta misma mañana, de camino a la segunda entrevista (ni idea de qué tal fue, ya llamarán para decir si sí o si no), me terminé Atonement (o Expiación).

Ahora, horas después de haberlo terminado y con visita a Ikea de por medio (donde por fin he encontrado y comprado el tipo de olla que buscaba y también unos deliciosos bollitos típicos de canela), sigo procesando el final.

Muchas veces me pasa que durante años sé que quiero leer un libro pero no se sabe muy bien por qué nunca me decido a comprarlo y lo voy arrastrando, anotado en la lista de libros que quiero de mi cuaderno. Y voy leyendo buenas críticas y voy dejándolo para más adelante. Hasta que llega un punto, en este caso el terror a que alguien me lo destrozase después de ver la película, en que por fin lo leo. Y, entonces, cuando lo termino, me cogería y me daría de tortas por no haberlo leído antes.

Cuánto me ha gustado Atonement, no sólo por la historia, sino por el estilo en que está escrito (Manuel me informa de que se llama estilo Rashomon) y la forma en que está escrito, con descripciones maravillosas.

Y hacia el final me he quedado sin palabras no una sino dos veces (no puedo explicar por qué, no quiero destriparlo). Si el resto del libro me ha parecido impresionante, el final ya no lo puedo ni describir.

Quizá uno de los motivos por los que le iba dando largas al libro era porque sabía que trataba de la guerra. Y a mí, de entrada, los libros sobre la guerra no me llaman. Luego leo y descubro algunos que me gustan muchísimo (véase The Siege de Helen Dunmore) y, siempre que se trate de historias particulares, los libros que tienen como telón de fondo la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra tienden a parecerme interesantes. Descubro pequeñas cosas que me parecen muy curiosas, en el caso de Atonement, por ejemplo, me sorprendió eso de que en Londres, durante la Segunda Guerra Mundial, se borraron los nombres de las calles y las señales con indicaciones. Los autobuses circulaban sin decir adónde iban. Se requisaron los mapas de la ciudad. Todo para distraer al enemigo, claro. Y si se veía a alguien sospechoso que hablaba inglés demasiado bien se le hacía recitar una típica nursery rhyme (rima infantil). Yo todo esto lo complementaba mentalmente con todo lo que explicaba Javier Marías en sus tres libros de Tu Rostro Mañana sobre los carteles y las advertencias de no irse de la lengua.

Lo que sí sé siempre que me gusta son los libros que hablan de libros y de leer, y este eso lo hace mucho. Y la cita inicial es nada menos que de Jane Austen (que es mencionada más veces después). Además hay muchas más referencias a muchos otros libros, muchos guiños también.

Y llevo un rato mirando en la wikipedia y el resto de internet cosas relacionadas con el libro: lugares, estaciones de metro... Eso sólo pasa con los buenos libros.

También me acabo de leer la crítica y la entrevista con Joe Wright - director de la adaptación cinematográfica - del Dirigido de este mes (por sugerencia de Manuel). Y aunque Joe Wright hasta ahora no es santo de mi devoción (¿cambiarán las cosas con Atonement?) me han gustado algunas de las cosas que dice, como que trató de cambiar lo menos posible y de perder lo menos posible del libro a la película. Claro que también dice que no respeta a los autores... (de ahí Orgullo y Prejuicio).

Y seré una purista/integrista y debería juzgar las películas por sus méritos propios y no por el original, bla bla bla. Pero creo que tiene razón, que hay por ahí quien adapta un clásico como si fuera al supermercado e intentara recordar de memoria la lista de la compra: que vuelve a casa sólo con lo que le gusta y por eso lo recuerda y encima, por el camino, añade algo que no estaba pero únicamente en el momento de comprar tiene buena pinta.

Ahora quiero ir ya ya ya a ver la película, veremos si es factible.

Resumen para quien se quiera ahorrar leer toda la parrafada que apenas dice nada: ¡¡leed YA Atonement, Expiación o como lo queráis llamar!!

domingo, 20 de enero de 2008

Pistache

Después de Reyes dije que iba a comentar algunos de los libros que me habían regalado y ya han pasado nada menos que 14 días y no he comentado ni uno. A este paso creo que llegarán los próximos Reyes y yo seguiré comentando los de este año. Y además hoy me he dado un capricho y he dejado el almacén de Amazon medio vacío. Lo malo es que mi pedido no despegará hasta el día 11 de febrero; es lo que tiene comprar el DVD de Cranford antes de tiempo y no querer pagar la friolera de 40 libras para que te manden antes lo que ya tienen. Pero a lo que iba, que luego cuando por verano o así llegue mi pedido (ya he mencionado alguna vez lo mal que funciona aquí el correo, ¿no?), querré también hablar de esos libros y se me juntará todo.

Y como no deje de hablar de lo que quiero hablar pero sin hablar de ello esta va a ser la entrada más absurda del mundo.

Así que: Pistache, de Sebastian Faulks. Manuel me sorprendió con este libro del que ni siquiera había oído hablar y que casi leo de una sentada al poco de abrir los regalos. Decidí contenerme y, eeeeeh, pues lo leí en una sentada el fin de semana pasado.

Es una colección de parodias de escritores con unas cuantas ilustraciones que son perfectas para la parodia que complementan. Hay una parodia de las Brontë, donde tanto miembros de la familia como algunos de sus personajes ponen anuncios por palabras, de ahí la estupenda ilustración de Charlotte Brontë. Hay dos parodias de Jane Austen, una de ellas es un brevísimo American Psycho reescrito por Jane Austen, de ahí esta otra ilustración.

Pero hay mucho más: Thomas Hardy retransmitiendo un partido de fútbol y prestando más atención al drama (lesiones, el mal tiempo, etc.) que al partido en sí. O Sylvia Plath contando en verso la historia de Ricitos de Oro con un pesimismo y una oscuridad aterradores. O los famosos Cinco de Enid Blyton de mayores. O Kafka y sus desventuras con Microsoft. O Dan Brown contando con todo detalle sus peripecias en un cajero automático. O, una de las que más me hicieron reír (que no fueron pocas), Dickens reescribiendo canciones de Elton John, los Rolling Stones o los Beatles. Y un largo etcétera.

Lo malo es que hay autores que no he leído, así que sus parodias me dejaron más bien fría: Kingsley Amis, Alan Bennett, Noël Coward... Nada que no se solucione leyéndolos, claro.

Quizá la única pega que le saco tiene que ver con eso. Habría agradecido que el libro tuviera al final una pequeña nota biográfica de cada autor pariodiado, quizá escrita también en clave de humor, pero que te situara un poco.

Y sí, además la portada y la edición en sí (tapas duras rojas y sobrecubierta y buen papel) son una maravilla.

sábado, 19 de enero de 2008

Paseo de Gracia

Pues ayer volví a casa compuesta y sin olla. Me tocó la peor dependienta de El Corte Inglés y, como siempre, aunque lo que busque sea lo más normal del mundo, encontrarlo se vuelve una misión digna de Sherlock Holmes o quienquiera que busque cosas y las encuentre sin problemas. ¡Sólo quiero una olla!

Quedé con Manuel para comer y seguimos probando sitios del Paseo de Gracia. Ayer tocó QuQu, que nos sorprendió muy positivamente. Comimos muy bien, los postres estaban más que buenos y todo a muy buen precio.

Con el estomaguito lleno hicimos una incursión en la Casa del Libro y yo tuve un caso de esos en los que la portada de un libro me atrapa y muy malo tiene que ser el resumen de la contraportada para convencerme de que ese libro no se puede venir a casa conmigo. Ayer hubo suerte y el libro pasó por caja. ¿No es preciosa la portada?

Y seguimos subiendo, todo el tiempo entre la marea humana de gente que hay en Barcelona con acreditaciones de Bread and Butter, hasta acabar en pleno barrio de Gràcia, con parada en la Plaça del Diamant incluida (lo siento pero es tan fea y un poco dejada), hasta acabar en el cine para ver... Blade Runner. Manuel está empeñado en educarme cinematográficamente y lo va haciendo poco a poco a golpe de clásicos. Parece ser que hasta el día de ayer era un sacrilegio que yo no hubiera visto en mi vida Blade Runner y apenas supiese de qué iba la cosa. Por lo visto hoy he amanecido menos inculta.

viernes, 18 de enero de 2008

Agenda ocupada

Yo que me iba a poner a escribir una entrada con calma y resulta que justo cuando estoy metiendo mi usuario en Blogger suena el teléfono y me dicen que el lunes tengo una segunda entrevista para el trabajo de la entrevista genial del otro día. Supongo que esta ya será más seria y más al grano.

Y luego el martes por la tarde tengo una primera entrevista para otra cosa.

De los que no sé nada (¿aún?) es de los de la entrevista telefónica en mitad del huracán. No me extraña mucho, yo creo que piensan que les tomé el pelo y en realidad me dedico a perseguir huracanes.

Y por si fuera poco también el jueves de la semana que viene tengo examen serio de catalán. Serio, no porque me vayan a dar un gran título ni nada, sino porque es para subir de nivel: de nivel 0 a nivel 0,5. Lo que no tengo tan claro es de dónde voy a sacar el tiempo para estudiar.

Ahora no me voy a poner a estudiar, desde luego. Ahora me voy al centro a, entre otras cosas, comprar una olla en las rebajas. Tengo una vida de lo más variada.

jueves, 17 de enero de 2008

Rico, rico

Hace tiempo que no hablo de mis (escasas) aventuras gastronómicas.

Hoy he innovado un poco. He cogido el libro de recetas de Arguiñano, ya debidamente señalado con banderitas en los platos que me tientan y que son suficientemente fáciles para mí, y me he decidido por las chuletas rellenas. Sólo que en mi caso en vez de rellenas han sido envueltas (con las lonchas de jamón y queso). Y es que lo de abrir la chuleta de cerdo por la mitad, aunque Arguiñano insinúe que se puede hacer en casa, a mí no me ha salido. Tampoco es que haya puesto mucho empeño, que desde el principio ya tenía claro que el orden de los factores no altera el producto y total había que empanar la chuleta igualmente, rellena o envuelta. A pesar de la improvisación en el orden de los factores han quedado muy ricas, acompañadas por sus patatitas asadas.

En la cocina siempre hay ese momento de tensión que hace que sea igualito que hacer puenting. Con la tortilla de patatas es el momento de dar la primera vuelta y en el caso de hoy era el momento de sacar las chuletas de la sartén, porque no tenía ni idea de cuándo estarían bien hechas pero sin alcanzar el estado de suela de zapato. Al final no he tenido mal ojo, pero qué tensión.

Total, que tanto hablar de comida me recuerda que la única lectora (te mantendremos el título de honor) hace tiempo, antes incluso de la pintada de los Donettes, pidió la predecesora de la foto de los limones y las naranjas del Mercado de la Boquería, tomada en mayo de 2006. Et voilà! Tomates y kiwis:Hmmm... igual dentro de poco me paso a continuar la serie, porque me encanta cómo quedan.

miércoles, 16 de enero de 2008

En el ojo del huracán

Hoy he hecho la mejor entrevista de trabajo del mundo. No quiero decir que lo haya bordado o que sepa con certeza que me van a coger, porque no tengo ni idea. Me refiero a que, por extraño que parezca, me lo he pasado en grande haciéndola. Tenía que ver con libros. No es que sea para el mejor trabajo del mundo laboralmente hablando, aunque es uno agradable, creo, así que ya veremos qué pasa.

Y después ha venido el momento surrealista del día: en mitad de El Corte Inglés, comprando unas medias, he recibido una llamada - esta vez para lo mío - y me han preguntado si tenía tiempo para hablar. He dicho que sí, he salido de El Corte Inglés, me he sentado en un banco de la calle en mitad de un huracán y ahí mismo me han hecho una entrevista telefónica preliminar.

Para terminar este día tan completito hace un rato ha llegado Manuel con la banda sonora de Across the Universe (película que no hemos visto), o sea, canciones de los Beatles cantadas por otros y por los actores de la película. Aún no la he oído entera, pero de lo que llevo puedo decir que está muy, muy bien.

martes, 15 de enero de 2008

Colour like no other

Ayer después de cenar me puse el pijama y me senté en el sillón a leer mientras Manuel estaba en el ordenador. De repente me miré a los pies y le dije a Manuel en alto algo como: "Jope, vaya combinación de colores, podrían rodar un anuncio de Bravia conmigo". Fue decirlo, reírme (mucho) de mi ocurrencia, y venir a hacerme unas fotos. Ya que ningún creativo de Sony ha llamado todavía a mi puerta, pongo aquí la foto para dejar constancia.

Por algún motivo la combinación de colores sólo se hizo espectacular cuando me puse el pijama, mientras había tenido puesta la ropa de estar en casa no me había parado mucho a pensar en la combinación naranja/rayas-rojo (¡que en ningún momento llevé a la calle!).

Hablando de todo un poco: ¿A que son monas mis zapatillas de estar en casa? Sólo me falta el camino de baldosas amarillas (¡más colores!).

lunes, 14 de enero de 2008

Mil y pico

Hace unos días quería haber mencionado que mi contador-espía me había informado de que el blog ya había recibido mil visitas. A día de hoy ya van algunas más. Aunque siempre hablo de la única lectora sé (o creo) que hay otra gente que lee el blog. Y menos mal, porque de no ser así hubiera repartido las 1000 visitas: 500 para ella y 500 para mí. Quizá no tan equitativo, alguna más para mí viniendo a comprobar si hay comentarios.

También hay gente que llega por búsquedas en Google o similares. Hay búsquedas bastante surrealistas. Una reciente que me hizo reír mucho fue la de alguien que buscaba información de "la joven jane auster". No puedo ni imaginar el estilo literario de esa joven, menuda mezcla. También Cranford y sus subtítulos han sido búsquedas estrella aunque yo no tenga la solución. O gente preguntándose qué tal funciona Spanair o qué hacer el fin de semana en Barcelona. Es como cuando te paran y te preguntan algo por la calle pero aun más variado y con más tranquilidad.

De lo más curioso todo.

domingo, 13 de enero de 2008

La plaça del Diamant en el Año Rodoreda

Ayer me cundió un montón la lectura y no sólo me dio tiempo a terminar La plaça del Diamant de Mercè Rodoreda sino que también me empecé y acabé una pequeña joyita de libro que cayó por Reyes y del que ya hablaré otro día.

Qué mejor lectura para empezar el 2008 (la biografía de Elizabeth Barrett Browning aún la escogí en 2007) que La plaça del Diamant, porque este año se cumple el centenario del nacimiento de su autora y por aquí se celebra por todo lo alto.

La plaça del Diamant también ha sido mi primer libro en catalán, de ahí que en la foto de al lado salga con el inseparable diccionario. De Manuel no pongo foto, pero también ha hecho de diccionario con patas. Pero a pesar de todo la lectura se ha dado mejor de lo que pensaba.

Y me ha gustado mucho. Era de esperar en vista de lo que me gustó la obra de teatro. Ahora veo lo fiel que realmente ha sido la adaptación. Es del tipo de novelas que tanto me gustan: una vida no muy espectacular (con una guerra de por medio, eso sí) pero que cuenta las pequeñas cosas que al final dicen más que los "efectos especiales". También me gusta el inesperado sentido del humor.

Hace siglos pasamos una vez por la verdadera plaça del Diamant y debo reconocer que, incluso sin apenas conocer la historia, me decepcionó un poco. Vale que en el libro nunca se dice que es una plaza espectacular ni excepcionalmente bonita, pero siempre se espera otra cosa. Ni siquiera recuerdo haber visto el monumento a Colometa (que tampoco me entusiasma, aunque representa uno de los momentos clave) que he visto en foto. Quizá no estaría mal que me dé otra vuelta por allí alguna vez y más siendo el año que es.

Ahora tengo curiosidad también por ver la adaptación televisiva que se hizo hace tiempo y que, como dice Manuel, todo el mundo ha visto menos yo.

Pero bueno, que es una novela de lo más recomendable. Si alguien un día se encuentra en una librería, que vaya a la R de Rodoreda y se haga un buen regalo.

sábado, 12 de enero de 2008

La pintada de los Donettes

Como reclamaba el otro día la única lectora aquí está la foto de una pintada de la que le había hablado y que da más que pensar que si hubieran optado por escribir un texto de Aristóteles. Yo, cada vez que paso por delante, no puedo evitar leerla.

Donetes de 4 en 4 ¿porque no?

(La transcribo con faltas de ortografía y todo)

Y lo mejor de todo es que hace tiempo repintaron ese trozo y la pintada desapareció, pero al cabo de unos días volvía a estar allí, con sus grandes interrogaciones. Y mira que a mí no me gustan las pintadas, pero a esta le tengo hasta cariño ya.

Así que con tal duda existencial os dejo.

viernes, 11 de enero de 2008

Ikea y Marlango

Ayer el orden de prioridades no sufrió mucho. Al más puro estilo Emily Brontë* pude leer la (sorprendente para la única lectora) Brontë Society Gazette mientras iba haciendo el arroz. Y luego, cuando lo dejé reposar, eso ya fue el gran festín. Una pena que no fuera de los mejores números y una alegría que el arroz quedara bien rico.

Lo mejor fue que cuando llegó Manuel con la recién comprada Guía del Ocio me informó de que Marlango actuaban en el Palau de la Música el día 1 de febrero. Desde que los conozco, la agenda de Marlango y la mía no suelen coincidir mucho, así que ayer me costaba creer que verlos, y además en un sitio así, fuera posible. Y casi resulta que no lo es. Cuando quisimos comprar las entradas nos encontramos con que quedaban bastante pocas. Así que no tenemos la primera fila (ni la segunda ni la séptima) pero veremos y oiremos a Marlango en directo por fin. Y también veré el Palau de la Música por dentro al fin, que con las visitas al interior también tengo un historial de agendas incompatibles. Por fuera es precioso y las fotos del interior no son menos impresionantes.

Ya le digo a Manuel que mis grupos preferidos son de actuar el día uno del mes: Marlango el 1 de febrero, Bon Jovi el 1 de junio. Voy a tener que mirar la programación para el resto de días 1 por si las moscas.

Y en temas más caseros y cotidianos: hoy vamos a Ikea. Resulta que la televisión nueva - y ahora también el nuevo aparatejo que transmite la señal de la antena por ondas - sigue por ahí arrumbada y sin mueble donde instalarse y no puede ser. Veremos si Ikea nos da un hogar para la pobrecita. Y veremos también con cuántas cosas más aparte de lo que vamos a buscar volvemos. Porque nadie sale de Ikea sin algo que no tuviera en mente. Yo de momento sé que quiero arrasar en la tienda sueca.

*Emily Brontë amasaba pan mientras estudiaba alemán con un libro abierto sobre la mesa de la cocina.

jueves, 10 de enero de 2008

Así está el día

Al fondo, detrás de la decoración navideña trasnochada, normalmente hay montañas y una carretera/puente que me gusta mirar. Hoy hay niebla y humedad. Por no hablar del barrizal en el que me he metido de camino al centro comercial por aprovechar un semáforo. Enfrente veía la civilización, con el mercadillo de los jueves (que hoy he visitado fugazmente por primera vez), mientras ponía cara de asco al pisar y hacer chof chof y esquivaba charcos, arenas movedizas y coches y camiones que salpicaban. Quien se va a buscar aventuras a las selvas tropicales es porque quiere, no hay duda.

Muy primitivo todo, porque la razón por la que he sorteado todos esos obstáculos era para conseguir comida.

El toque de civilización en medio del barrizal lo ponía el iPod, donde sonaba un musical basado en la novela Emma de Jane Austen. El mismo compositor ya hizo uno de Jane Eyre de Charlotte Brontë que me encanta. Este de Emma, aunque la novela no es de mis favoritas de Jane Austen, me ha gustado bastante. Quizás sea cosa de releer el libro. (Los dos musicales se pueden oír y/o descargar de la página web que he puesto, por cierto).

Bueno, y aquí lo dejo porque el cartero - ese ser al que no vemos tanto como quisiéramos por estos lares - me acaba de traer el nuevo número de la Gazette de la Brontë Society y además Manuel me dice que ya viene y tengo que ponerme con la comida (hoy arroz con chorizo y jamón). Qué conflicto de prioridades: lo primitivo vs. lo intelectual.

miércoles, 9 de enero de 2008

Sentido y Sensibilidad 2008

Ayer martes, en la mejor tradición Cranford, aunque con el añadido de House, estuvimos viendo el primer capítulo de la nueva versión de la BBC de Sentido y Sensibilidad (sí, otra versión más). El guión está escrito por Andrew Davies, que también escribió el de la mítica serie de Orgullo y Prejuicio de 1995.

Teniendo en cuenta que es el primer capítulo de tres no quiero decir mucho, pero el principal problema, para mí, es que me gusta mucho la versión de cine de Emma Thompson y Kate Winslet con Hugh Grant y Alan Rickman y, claro, la historia es a fin de cuentas la misma y se les echa de menos. Incluso Manuel, que siempre me adoctrina sobre no comparar ni con versiones previas ni con el original y verlo como algo independiente, ayer no podía evitar repetir que Kate Winslet como Marianne era mucho mejor que Charity Wakefield (que apenas parece ella o no como yo la conocía brevemente de la última Jane Eyre) o comentar que Alan Rickman como Coronel Brandon es mucho Alan Rickman. Y yo añadía que Emma Thompson como Elinor era mucho mejor o que Hugh Grant era el Edward Ferrars definitivo o que Gemma Jones era mejor Mrs Dashwood a pesar de ser, quizá, demasiado mayor. Por no hablar de Willoughby, que ahora tiene más pinta de pánfilo que de rompecorazones.

A la que no saqué muchas pegas fue a la mujer de John Dashwood, siempre tan mala. Aunque la de la otra versión también me gustaba mucho al ser un papel tan odioso siempre que se haga bien da el pego.

Actores e incorporaciones que no me disgustaron fueron: el hijo de los Dashwood jovenes, un niño regordete y tragón que va perfectamente con esos padres o la mujer de Sir John Middleton, tan lánguida ella con sus niños, que en libro es muy graciosa pero que en la versión anterior no aparecía.

Del guión no me quejo demasiado. La historia es la misma historia, aunque se note el toque Andrew Davies. Ya veremos si sigo diciendo lo mismo cuando acabe el tercer y último capítulo.

martes, 8 de enero de 2008

Elizabeth Barrett Browning

Ayer me terminé de leer la biografía de Elizabeth Barrett Browning, escrita por Margaret Forster. Y aunque tiene alguna cosa que no me gusta, como que deja hablar poco a la propia Elizabeth Barrett Browning, en general me ha gustado muchísimo. Y es que la vida de EBB es interesantísima (para muestra el artículo de la wikipedia). Se lee casi como una novela y no es la típica biografía que se convierte prácticamente en hagiografía, sino que Margaret Forster no se corta a la hora de sacarle pegas a EBB, haciendo que sea más creíble como persona.

EBB tenía un perro llamado Flush (Virginia Woolf escribió la historia de EBB y Robert Browning desde el punto de vista de este perro en Flush) y, he aquí lo sorprendente, intentó enseñarlo a leer y contar después de leer un artículo de un señor que jugaba al dominó con su perro. Por lo visto los (muchos) hermanos de EBB se reían de ella (normal) pero ella estaba convencida de que progresaba. Al final creo que la cosa no llegó a mucho.

Es impresionante también el proceso de "mejoría" y cómo está contado. Prácticamente del día a la mañana pasó de ser una inválida (un poco imaginaria) a mudarse a Italia e ir de excursión y pasarse el día de un lado a otro. Además Margaret Forster se empeña en echar abajo las muchas leyendas que hay en la historia de EBB y creo que lo consigue. Lo raro es que haya leyendas, porque la realidad creo que es aun mejor.

Pequeñas cosas así son lo que más me gusta de las biografías. Y esta se centra mucho más en la personalidad y la vida privada de EBB que es su carrera de poetisa. Estos días, por cierto, en Madrid encontré por fin su obra maestra, Aurora Leigh, escrito en verso suelto. Manuel dice que no lo voy a leer en la vida, pero lo poco que he hojeado me gusta bastante. Así que ya veremos quién gana.

Desde luego es de las pocas cosas de EBB que me quedan por leer (bueno, y las muchas cartas, pero eso es casi imposible de conseguir), porque antes de leer esta biografía en condiciones ya me había leído Flush de Virginia Woolf y otro libro de Margaret Forster donde cuenta la vida y la perspectiva de la doncella de EBB, Wilson. Se nota además en esta biografía que Margaret Forster suele ponerse del lado de Wilson (y es difícil evitarlo) y no es de extrañar que a Margaret Forster le diera por reinventarle una vida a la pobre mujer, porque la suya es de esas "pequeñas" vidas increíbles. Y por supuesto, de la propia EBB, los Sonnets from the Portuguese, que son impresionantes. Así que yo no veo tan complicado leerme Aurora Leigh.

Y termino con uno de los misterios literarios que tanto me gustan. EBB se casó con Robert Browning en secreto y juntos se fueron a vivir a Italia. El padre nunca se lo perdonó (no sólo por las formas, sino por haberse casado). EBB le mandaba cartas que no recibían respuesta pero que ella pensaba que él leía y tenía la esperanza de que poco a poco el hombre se fuera reconciliando con la idea. Qué menos. En una estancia en Londres, en respuesta a una carta de Robert, el padre les devolvió un fajo con todas las cartas que había recibido sin abrir. Las cartas nunca han aparecido pero en una nota Margaret Forster dice que tiene razones para pensar que se encuentran dentro de un cofre subastado hace algún tiempo. ¡Qué intriga! ¿Aparecerán?

(En 2008 añadiré en la columna de al lado una sección de libros leídos. De ahí que me haya enrollado tanto con este libro, así luego, al final del año cuando haga mis estadísticas, puedo revisar qué me pareció, etc. Vamos, que esto lo escribo prácticamente para mí y que no prentendo dar la plasta a nadie.)

lunes, 7 de enero de 2008

De estreno

Bufff, hoy me he pasado el día en modo quita y pon. Primero, terminar de deshacer la maleta (que esta vez llegó a la vez que nosotros), luego quitar la Navidad (Nacimiento, árbol, adornitos varios... aunque aún nos quedan de recuerdo unos cuantos turrones y dulces navideños y, milagro, la flor de Pascua, que ya lleva viva más de un mes; todo un logro), después vaciar la mochila, montar el caos sobre la cama, regodearme en los regalitos y empezar a redistribuirlos (aún quedan algunos). Lo que más tiempo me ha llevado ha sido colocar los libros en la estantería*. La foto la he hecho justo antes de llevarlos para empezar a colocarlos y después me he encontrado con dos más que no estaban en el caos y que le regalé yo a Manuel. Total, entre regalados y comprados estos días en Madrid he tenido que colocar 16 libros, que se dice rápido pero que se colocan muy lentamente por orden alfabético. Pero no me quejo. Ya iré hablando de algunos con más calma.

Los DVDs (tenemos cine para una buena temporada) se los dejo a Manuel, que para algo es el experto.

Ahora me he dado el habitual descanso del té, hoy lleno de novedades (porque no todo son libros): taza nueva de Bodum con té hecho, ya no en el microondas, sino en el nuevo hervidor de agua (comodísimo), mientras suena música del iPod por medio de los nuevos altavoces. Vamos, una gozada.

*También he subido los libros a la estantería virtual. Yo sigo animando a la gente a que suba los suyos. Además, como descubrió la única lectora, luego es de lo más práctico para regarlar libros y no repetir.

martes, 1 de enero de 2008

Decídete y serás libre*

Bisolgrip patrocina la primera entrada del año.

Pues sí, lo que hace unos días era dolor de garganta y ayer era afonía hoy ha demostrado ser un catarro puro y duro. Así que el primer día del año lo estoy pasando entre pañuelos, Bisolgrip (puagh) y estornudos varios. Una juerga, vamos.

Y encima mañana tengo un montón de cosas que hacer: ir de compras de ultimísima hora, ir a la peluquería a cortarme un poco el pelo, ir con Manuel a comprar un aparatejo para la TV nueva**, pasar por Alcampo a ver si hay café de vainilla... En fin, que como esté como hoy el día va a ser una paliza (aunque entretenida).

Pero bueno, que el año nuevo no sólo ha traído catarro (que en realidad puede considerarse que fue legado del viejo) sino que los Reyes se han adelantado un poco y Manuel ayer me sorprendió con dos entradas para ver Garrick, de Tricicle, el viernes en Madrid. Así que sí, esta es la primera entrada del año pero también la última hasta que volvamos de Madrid.

*Hoy he cambiado mi calendario de sobremesa y me he llevado una sorpresa cuando he visto que este año le han añadido citas célebres (salvo cuando hay que hacer trámites de Hacienda, que no viene. Supongo que lo hacen para terminar de amargar el día). Con lo que me gustan. Esta es la de hoy, muy buena para empezar el año. De Longfellow. Qué bien me lo voy a pasar con esto y con Mafalda un año más (que hasta Reyes no llega).

**¿No lo dije? El día que fuimos a hacer la compra para Nochevieja trajimos langostinos, pollo, etc. y, por qué no, una tele nueva (y bien barata, pero con DVD), para la habitación. Así que ahora hay que comprar el cacharro para que se vean los canales sin necesidad de conexión directa a la antena (mañana) y un mueblecillo donde colocarla (futura visita a Ikea).