martes, 26 de julio de 2011

Héctor



No puedo comenzar esta entrada sin dar las gracias a la única lectora por ejercer de corresponsal súper eficiente y sin dar las gracias a todos los que nos felicitásteis y dísteis la bienvenida a Héctor en la entrada anterior. Aunque no tuve tiempo de contestarlos, sí que fui leyendo los comentarios poco a poco a medida que se iban publicando, siempre haciéndome muchísima ilusión.

Por fin consigo sentarme a escribir esta entrada que tenía pendiente. Héctor ya es un hombre hecho y derecho de semana y pico y yo aún no lo he presentado en el blog. La falta de presentación se debe en parte a él mismo ya que, aunque no nos podemos quejar demasiado y se lo perdonamos todo por lo mono que es, lo de quedarse dormido aún no se le da del todo bien, así que nos pasamos los días tratando de que coja el sueño y de paso seguro que rompiendo unas cuantas reglas de todos los manuales del buen dormir y similares. Pero cuando se ven pasar las horas de reojo en el reloj del despertador eso es lo de menos. De todos modos, es un poco considerado y no nos obsequia con noches sin dormir todos los días, sólo algunas, por ejemplo y sin ir más lejos esta pasada noche ha sido un niño modelo.

Para compensar y para mantener sus casi cuatro kilillos, eso sí, come de maravilla. Será que los dulces de cierta pastelería con que mi padre nos sorprende día sí y día también le gustan tanto como al resto. Porque sí, pese a todo, aquí parece que todos nos hemos apuntado a la dieta de Héctor: la de engordar más que perder peso. No sólo iba a ser "imitarle" en lo de las pocas horas de sueño.

Y por lo demás nos pasamos los días entre pañales, entre paseos con el cochecito, entre quedarnos mirando las caras graciosas que pone y otras pequeñas cosas que resultan de lo más novedosas y entretenidas.

En cuanto vayamos consiguiendo poner algo de orden en nuestras vidas iré intentando volver a escribir con cierta regularidad y, sobre todo, a comentar en vuestros blogs. Lo que también debo decir es que la foto de Héctor que acompaña esta entrada será la única foto - al menos de cara - que ponga suya en el blog. Pero desde luego esta no será ni de lejos la última vez que aparezca él, de una u otra forma, por estos lares.

Gracias de nuevo a todos.

sábado, 16 de julio de 2011

Plan para el fin de semana

Entrada programada.

Dejo esta entrada programada a las ocho de la mañana, hora a la que, salvo aparición estelar de Mr X a última hora, estaré ingresando en el hospital para que, por mucho que él no quiera, nazca de una vez. En algún momento del fin de semana, esperemos que la cosa no se prolongue hasta el lunes, Mr X nacerá por fin y en cuanto pueda la única lectora dejará un comentario en esta entrada informando del evento, me pregunto si le dará un tono tipo revista Hola.

Y, de nuevo si no hay aparición estelar de Mr X a última hora, el retraso nos habrá permitido ir ayer al cine (extraño esto de hablar del futuro en pasado) a ver la última entrega de Harry Potter, cosa que yo siempre daba por descartada, pero que Mr X ha sido tan cortés de permitirme. Igual si la ciencia médica no llega a intervenir por él hasta puedo ir al concierto de Bon Jovi el día 27 de julio (lo siento por perdérmelo, pero llegar hasta esa fecha hubiera sido atroz).

En fin, me despido ya hasta que estemos de vuelta, instalados y acomodados de nuevo en casa.

jueves, 14 de julio de 2011

Cheerful Weather for the Wedding (Precioso día para la boda), de Julia Strachey

Sin novedades, así que sigo con los libros.

Tenía ganas de leer Cheerful Weather for the Wedding (Precioso día para la boda), de Julia Strachey desde antes incluso de comprarlo en la propia tienda de Persephone el año pasado, pero creo que lo que finalmente me dio el empujón final, como en tantos casos, fue enterarme de que se estaba rodando la película que se estrenará este año (creo). Creo que es el mismo empujón que recibieron quienes se animaron a publicarla recientemente en español como Precioso día para la boda.

Es un libro de esos que, si se quiere, se pueden leer de una sentada. A mí me ha llevado días, pero reconozco que es de lectura rápida. Si me ha llevado días ha sido por las circunstancias y por el hecho de que, no sé, me esperaba otra cosa. Y cuando esperas que un libro sea "otra cosa" siempre te queda al final la duda de si es que no te ha entusiasmado por las falsas expectativas o no te ha entusiasmado simplemente porque, con expectativas o sin ellas, no te hubiera dicho gran cosa de todos modos.

Parte de las falsas expectativas venía de las muchas y muy buenas críticas que había ido leyendo pero también del hecho de que los editores originales del libro fueran nada más y nada menos que Leonard y Virginia Woolf a través de su editorial The Hogarth Press allá por 1932. A Virginia Woolf sí que le entusiasmó el libro y yo creo que va siendo hora de que yo comience a aceptar que, por mucho que a mí me guste Virginia Woolf, por mucho que me gusten su estilo, su forma de ver y contar el mundo, nuestros gustos literarios no siempre coinciden.

Tampoco es que el libro no me haya gustado, simplemente no me ha dicho gran cosa, quizá también es todo atribuible no sólo a las falsas expectativas sino a las circunstancias en que lo he leído, pero me ha parecido un libro simplón de esos que quieren implicar muchas cosas y utilizar mucho simbolismo y demás pero que, en realidad, lo que cuentan y tal como lo cuentan me deja bastante fría.

Aun así tampoco es que me arrepienta de haberlo leído, de haber sido así lo hubiera dejado a medias, que yo para esas cosas no tengo reparos. Simplemente me ha decepcionado. A pesar de todo estoy segura de que veré la película, aunque sólo sea por ver cómo se las han ingeniado para hacerla, porque es como intentar adaptar La señora Dalloway: sí, sale una película que cuenta lo básico del libro pero no, en realidad no cuenta el libro.

¿Lo mejor de todo? El fantástico cuadro de Harold Knight que ilustra la portada de mi edición Persephone Classics.

miércoles, 13 de julio de 2011

Miss Buncle's Book, de DE Stevenson

Seguimos sin novedades, así que yo continúo con las entradas pendientes.

Hay libros que, a veces, no se merecen los lectores que les tocan: eso es lo que le ha pasado a Miss Buncle's Book conmigo. Pese a que me estaba gustando mucho, lo leí muy, muy lentamente, con excepción de las páginas finales donde casi, casi recuperé un ritmo normal. Es un poco extraño eso de mirar el buzón con ansias de recibir libros todos los días y, paradójicamente, estar medio estancada con la lectura que se tiene entre manos.

Y, como ya dije, la culpa no es en absoluto del libro, que es una lectura de lo más veraniega: ligerita, alegre, de esas que te dejan con una sonrisa y te hacen sumergirte en un mundo muy real. Como South Riding (y como la lectura que estoy a punto de acabar estos días: me he anclado en el tiempo en todos los sentidos) sucede en la mitad de la década de los años 30 y está muy presente en la historia que se desarrolla. En este caso la señorita Buncle, que vive en un típico pueblo inglés (al estilo de Cranford y demás), se encuentra que los dividendos que le han permitido vivir modestamente han menguado y ya no dan tanto de sí, así que se tiene que tomar una decisión acerca de cómo subsistir: criando gallinas, cosa a la que su criada de toda la vida se opone, o escribiendo una novela. Gana la segunda opción y la señorita Buncle, que siempre insiste en la poca imaginación que tiene, escribe nada menos que una novela que publica bajo pseudónimo en la que plasma su forma de ver su pequeño - pero divertidísimo - mundo. Los habitantes del pueblo tardan poco en reconocerse y se produce esa contradicción por la cual compran el libro en masa a la vez que quieren linchar a su misterioso autor.

Lo mejor de todo es que, con imaginación o sin ella, el libro de la señorita Buncle consigue cosas hasta entonces impensables.

Lo mejor, claro, como en todos estos libros, son los personajes. Siempre me pregunto si este tipo de pueblo tan típicamente inglés y que aparece en tantas novelas existió/existe realmente o si siempre fue una especie de versión idealizada de pueblos más al uso. Los ingleses siempre han tenido su fama de excéntricos, o sea que tampoco sería tan sorprendente encontrarse con este tipo de pueblos en los que tampoco consigo decidir si me gustaría vivir o no. Visitar, como en este libro, doy por hecho que sí.

Lo que también doy por hecho que haré será la segunda parte recién publicada por Persephone: Miss Buncle Married. No sé si la leeré más o menos rápido que esta primera entrega, pero espero que lo de continuar con la historia le haga ver al libro que no era culpa suya.

domingo, 10 de julio de 2011

Cambio de década

Seguimos igual. Ni la lista de cosas pendientes animó a Mr X a nacer. Pienso ahora que quizá el pobre es muy cortés y se le ha ocurrido dejarnos tiempo para resolverlo todo. Mal asunto, porque resulta que una de las ideas que yo tenía para decorar su habitación se ha ido momentáneamente al traste ya que los marcos que compré han resultado ser un poco más pequeños de lo que yo necesitaba, de modo que ahora hay que hacerse con unos nuevos.

Con esa excepción me dispongo a ir tachando cosas de la lista y empiezo por comentar mi cumpleaños. Nos comimos el delicioso brazo de crema con sus deliciosas velas de chocolate que hacían que el "shock" numérico fuera menor. Qué rico estaba todo.



Y por supuesto no todo fue comer, sino que también me dediqué a abrir regalitos. Mis padres me dieron los suyos nada más levantarme; Manuel me tuvo en vilo hasta un poco antes de comer.



Mis padres me regalaron una tetera-taza monísima y que faltaba en mi colección de teteras, la Poesía completa de Borges (creo que en este blog he hablado poco de lo mucho, mucho, mucho que me gusta la poesía de Borges) y un reloj de plástico de los que se llevan ahora que, por suerte, habían añadido a última hora y que había venido con una revista. Digo por suerte porque desde que llegaron y en nuestros muchos y largos paseos cada vez que pasábamos por una tienda que vendía relojes de plástico yo aprovechaba para ponerlos verdes (en parte porque yo sólo puedo llevar relojes metálicos: los de plástico y los de piel me dan alergia). Al final la cosa no les salió mal: a las cosas amarillas se les perdona prácticamente todo y me ha venido muy bien para la mesilla.

Manuel me regaló una Blackberry a la que me he vuelto adicta (Manuel cada vez que me ve con ella siempre dice que ha creado un monstruo), una webcam que aún no hemos probado (para que la familia vea a Mr X cuando algún año de estos decida que es hora de ver mundo) y un póster de Londres en 3D (en la foto no se aprecia, pero el autobús rojo parece que se sale de la foto al natural: muy chulo) para el que también necesito un marco.

Los dos libros adicionales están ahí porque llegaron el día de mi cumpleaños así que aunque fueron autorregalos no me pude resistir a ponerlos en la foto. El nuevo de Virginia Nicholson: Millions Like Us, con buenísima pinta y la parte de la decoración de la habitación de Mr X que necesita marcos ligeramente más grandes: postales con portadas clásicas de libros Puffin. Ya tengo seleccionadas las que quiero poner y todo, una pena lo de los marcos.

Me doy cuenta de que antes de estos dos llegaron un par de libros más que nunca puse aquí, pero como estoy a la espera de otros tres (que también tardan: ¿por qué ese empeño cósmico en comprobar cuánto aguanta mi paciencia para esperar cosas?), cuando esos lleguen ya los mostraré aquí todos. Espero que esto de la tardanza no sea una mala señal acerca de la compra de The Book Depository por parte de Amazon (a mí me ha gustado mucho Amazon, pero ahora me decantaba más por The Book Depository, espero que la compra no lleve a la vuelta a los gastos de envío y/o precios más altos).

Ahora tengo curiosidad por ver qué llegará antes: los libros que faltan o Mr X. Claro que los libros llevan menos retraso acumulado que Mr X...

viernes, 8 de julio de 2011

Sabiduría literaria

It was a first baby, of course, and first babies were apt to keep people waiting.
Claro que era su primer bebé, y los primeros bebés tienden a hacerse esperar. (Traducción mía)

Seguimos sin noticias ni novedades y yo constato la sabiduría popular de esta frasecita de Miss Buncle's Book (que me acabé ayer, a ver cuando escribo la reseña) que lo dice todo.

Poco más que añadir. Nos cocemos, caminamos y a mis padres y a mí ya nos conoce como habituales el dueño de una terraza/pequeño oasis en que ahora siempre tomamos el aperitivo. Manuel sigue con su síndrome de nido, ha montado todos los muebles que había que montar y ahora le queda empezar a llenarlos con traslados de cosas. Yo sigo sin síndrome de nido, tengo pendiente la "decoración" de la habitación de Mr X pero ponerme a ello y estar de pie y demás me da muchísima pereza. ¿Quizá es muy señorito y hasta que su habitación no esté decorada del todo pasa de salir?

Mi madre se está viendo todo Downton Abbey (no lo pudo ver cuando lo pusieron en TV; nosotros ya lo hemos visto y, de nuevo, como con tantas otras series, tengo pendiente comentarla) y ya se ha leído varios libros desde que llegaron, mi padre se está recorriendo Barcelona de punta a punta (a mí sólo me sacan a pasear cerquita de casa: ya conocemos detalladamente cada baldosa que pisamos).

Tengo pendiente hablar de mis regalos de cumpleaños, del dulce que comimos, de los libros que pedí hace tiempo y, poco a poco, van llegando (no sólo los primeros bebés se hacen esperar, por lo visto).

También tengo pendiente pasar, leer y comentar otros blogs, pero con el calorazo, mi tiempo de ordenador está muy limitado.

Ya sé que con la de cosas que yo tengo pendientes de hacer y paso de hacer no soy muy buen ejemplo para Mr X que supongo que, de momento, "pasa de nacer". Pero a veces uno hace planes y luego el azar irrumpe y lo echa todo por tierra. Esta entrada es un intento de forzar la suerte: decir todo lo que tengo que hacer y confiar en no poder hacerlo de inmediato porque alguien (y no miro a nadie) se decida a nacer de una vez.

miércoles, 6 de julio de 2011

30

Entrada programada la tarde anterior y sin noticias.

Muchas apuestas dicen que Mr X se decidirá a nacer hoy y compartiremos día de cumpleaños. Y si no nace hoy y nace mañana, San Fermín, mi madre me recordará que si yo llego a nacer un 7 de julio me habría llamado (eso dice, ¿habría sido capaz?) Fermina, por no hacer el feo al santo. Con lo que nos ha costado dar con el nombre de Mr X, ya puede nacer el día que quiera, que no le cambiamos el nombre ni locos, mala suerte si el santo de turno se enfada con nosotros. Si nace el día 8 de nuevo compartirá cumpleaños con alguien de la familia. Si nace del día 9 en adelante tendrá fechas sin asociaciones familiares y/o folclóricas pero creo que, como decía LittleEmily de su madre, me costará perdonárselo.

Eso sí, antes de nacer y antes de tener día de cumpleaños siquiera, sigue recibiendo regalos: la cartera el otro día me trajo un paquete que incluía un cuento monísimo y una "minivajilla" que me dan ganas de quedarme yo. Y luego en los grandes paseos que nos damos estos días caen también cosas como más ropa, aunque no estamos locos del todo y la vamos comprando ya de cara al invierno.

En uno de esos paseos encargamos un brazo de crema con una pinta deliciosa para hoy y mis padres, por si me olvido de las fechas, encargaron también un enorme 3 y un enorme 0 de chocolate con velita arriba. Por si con el cambio de década empiezo a perder la memoria, supongo.

Y mientras Mr X nos tiene en vilo y en espera hoy me dedicaré a soplar las megavelas, comer el brazo de crema (sintiéndolo mucho a estas alturas paso de moderarme... ¿quizá Mr X es muy goloso y piensa que luego lo va a echar de menos?), abrir regalitos y, mucho menos agradable, pasar calorazo. Está por ver si el día incluye alguna excursión al hospital.

domingo, 3 de julio de 2011

Esperando a Mr X

Aquí seguimos. A partir de hoy Mr X (que ya no es Mr X, pero le seguiremos llamando así hasta que decida nacer) puede nacer cuando le plazca y, si quiere empezar cayéndonos bien de verdad, esperemos que sea más pronto que tarde. De momento, la única lectora ha recibido instrucciones de dejar un comentario con el anuncio oficial en la entrada más reciente que haya en el blog. Así que para quien tenga curiosidad si desaparezco durante unos cuantos días, lo mejor será ir mirando los comentarios recientes.

Mis padres llegaron el viernes y desde entonces comprueban que nuestra casa es una especie de sauna en la que sólo se sobrevive si uno pulula de ventilador en ventilador.

Trajeron aun más regalitos:

Mi madre no abandonó el punto con los jerseicitos que hizo y esta vez nos trajo un surtido de chaquetitas monísimas. Debajo puede verse también una toquilla suave-suave-suave enviada por mi tía:


Y debajo un buen surtido de jerseicitos y botitas también hechos todos a mano por una amiga de la familia de esas que ya son como de la familia en realidad, además de un cubrepañal:



Ya sé que los niños se manchan mucho, pero bromeamos con el hecho de que para que Mr X llegue a estrenar todos sus regalos vamos a tener que cambiarle de modelito cada 10 minutos o así.

Eso cuando tenga a bien nacer, claro.