Sigo leyendo confidencialmente de modo que en el blog sigue pareciendo que leo poco. Y por supuesto que no lea ni de lejos al ritmo de tiempos pasados, pero leer, leo, y eso siempre es buena noticia.
Quizá porque tengo menos tiempo para rellenar la wishlist o porque al leer libros "prestados" y pocos de la estantería propia me corto a la hora de realizar nuevas compras o quizá porque hay menos tentaciones el caso es que últimamente ando muy comedida a la hora de comprar. Pero eso no impide que de vez en cuando me deje llevar un rato en el Book Depository. Aparte del libro de Héctor de Jane Eyre, también compré estos tres.
An Academic Question, de Barbara Pym que, aparte de la felicidad inherente a los libros nuevos, me hizo especialmente feliz porque - como si de una colección de cromos se tratara - con él tengo toda la bibliografía de Barbara Pym en mi estantería. Y sí, la sensación es idéntica a la de completar un álbum de cromos, sólo que en este caso la "proeza" es más duradera y con más trasfondo.
Call the Midwife, de Jennifer Worth. Tengo varias entradas de series que hemos visto últimamente por publicar (algunas escritas ya a medias incluso) y la adaptación de la BBC de este tomo de las memorias de Jennifer Worth no faltará. Pero lo digo ya: muy, muy recomendable. Y el libro no puede ser peor, claro.
De Weird Things Customers Say in Bookshops, de Jen Campbell ya hablaré. No me pude resistir a leerlo en un par de sentadas.
Si por nosotros fuera inventaríamos el teletransporte o, en caso de ser eso imposible, un puente aéreo Barcelona - Haworth. Como de momento la invención/puesta en marcha de de cualquiera de las dos no va a muy buen ritmo, nos tenemos conformar con seguir las cosas a distancia y rumiar las escapadas (al fin y al cabo estuvimos allí hace poco más de un año). Este catálogo (con esos sellos, ya guardados) llegó y nos acercó a la nueva exposición temporal de la casa-museo de las Brontë. Por un momento estuvimos allí.
En fin, el buzón y la cartera, como se puede ver, no fallan a la hora de ser una alegría cotidiana de vez en cuando.