lunes, 26 de septiembre de 2011

Adquisiciones recientes

El fin de semana la única lectora vino a conocer a Héctor (las agendas incompatibles no habían permitido el encuentro en Madrid). Fue una visita fugaz pero exitosa porque ambas partes se cayeron bien. Héctor le dedicó montones de sonrisas y la única lectora resultó tener buena mano para mover el cochecito y dormir a la criatura, que cada vez lleva peor lo de quedarse dormido (no sabe). Todos salimos ganando y todos estamos deseando repetir.

Mientras tanto yo arrastro esta entrada desde hace un par de semanas o así. Primero fue difícil hacer las fotos, después fue difícil pasar las fotos al ordenador, después subirlas al blog y, lo más difícil de todo, alcanzar la tranquilidad necesaria para escribirla. Héctor es un rebelde y sus sueños diurnos son bastante escasos (la otra cara de la moneda es que eso le deja tan agotado que por la noche suele dormir muy bien).

Aproveché uno de sus sueños (duró poco, si no recuerdo mal fue acabar la sesión fotográfica y despertarse) para documentar las adquisiciones más recientes del Book Depository (y aún faltan por llegar dos que dejé reservados con antelación).




(Como puede verse en la foto, mientras yo la hacía, Héctor estaba literalmente en las nubes...).

Hace un tiempo Vintage anunció que sacaría a la venta la gran mayoría de la obra de Stella Gibbons (la autora de Cold Comfort Farm (La hija de Robert Poste) y a mí se me hizo la boca agua, sobre todo después d haber leído otra obra suya, Nightingale Wood, con éxito.

Pero luego ha cundido la confusión. Sólo estos tres que yo adquirí, más Christmas at Cold Comfort Farm, que saldrá más próximo a la Navidad, tuvieron una portada en condiciones (muy en condiciones, porque son chulísimas, diseñadas por Pep Montserrat), el resto se quedaron con lo que yo pensaba que era una portada provisional. Pensé que sería que los irían sacando poco a poco pero después de adquirir estos me encuentro con un baile del resto de los títulos con portada provisional, algunos disponibles en Amazon, otros en el Book Depository, otros en la tienda propia de Vintage... un lío, vamos. Y sobre todo es que ahora que sé que hay algunos por ahí publicados que yo no tengo se me escapa la mano a la tarjeta y el ratón a cualquiera de esas tiendas. Veremos si me puedo resistir.

De momento los tres que tengo son: Westwood, Conference at Cold Comfort Farm (publicado aquí recientemente como Flora Poste y los artistas) y Starlight.

Nit me había avisado en Goodreads de que Virago sacaba nueva serie de libros en tapas duras con portadas bonitas como ya hicieron hace un par de años. Los libros son visualmente irresistibles y el empujón final me lo dio el hecho de que uno de ellos fuera The Tortoise and the Hare, de Elizabeth Jenkins, al que tenía echado el ojo desde hace un tiempo.

Y por último uno venido de Madrid, descubierto y adquirido gracias a mi padre: la correspondencia de Carmen Martín Gaite y Juan Benet. Muy buena pinta.



Ahora tengo asumido que pasará mucho hasta que pueda echarles más que el ojo, pero mientras tanto me deleito con unas preciosas portadas. Me conformo.


El equivalente de quedarse en la portada sería ver a Héctor dormidito. Luego abre los ojos y puede ser tan plácido como una novela de Barbara Pym (muy a menudo) o tan tormentoso como Cumbres borrascosas (de vez en cuando). Menos mal que aquí ya éramos fans de ambos...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Última noche de los Proms 2011

¡El sábado conseguimos hacer los scones! Con ciertas reservas y demás, pero el caso es que creo que nos podemos poner la medallita. Una de las reservas es que, menos los primeros pasos, tuve que hacerlos con una sola mano, ya que Héctor se había dormido en brazos por enésima vez y, después de varios intentos fallidos de dejarlo en alguna superficie donde dormir, decidí que lo más fácil era llevarlo a cuestas (y sí, lo suyo sería llevarlo con cualquier portabebés y así tener las manos libres, pero con el calor que hacía en casa el sábado (y que ha hecho todo el verano) poner al pobre niño en un portabebés sería casi como meterlo en el horno con los scones. En brazos no está mucho más fresquito, pero parece que le da un poco más el aire). La parte de mezclar los ingredentes secos con la mantequilla bien fría en cubitos me llevó un poco más, pero no hubo mayores complicaciones. Mientras, Manuel se dedicaba a sus labores habituales: medir los ingredientes, engrasar el molde, poner cierto orden, etc.

Otra de las reservas es que me confié y no miré la receta todo lo que tenía que mirarla y me dejé el paso final: pintar los scones con huevo una vez puestos en el molde para que brillen y cojan un color bonito. En fin, dentro de lo que cabe y con la de cosas que podían haberse torcido, parece que el despiste fue meramente estético, así que no es muy preocupante.

Como la cocina estaba con el horno a 200ºC, Manuel se quedó a cargo de telehorno y yo me fui con Héctor a otra zona más fresca de la casa donde la temperatura era muchísimo menor, dónde va a parar, allí debíamos de rondar sólo los 150ºC o así. O esa era la impresión que yo tenía.

Al cabo de 20 minutitos hice de temporizador y Manuel sacó y desmoldó los scones y me los dejó listos para hacer fotos. El problema del asunto era que yo seguía con Héctor a cuestas (el sábado no había quien lo soltase, no siempre es así) así que las fotos fueron un poco precarias.



Precarias y difíciles de hacer, porque la perspectiva real era esta:



Los scones iban a ser de mora, por aquello del final del verano y que en este mes las moras están, parece ser, en pleno apogeo. Pero claro, la vida urbana que te ahorra los pinchazos con la zarza al ir a cogerlas, también tiene la desventaja de que cuando no hay en la frutería no queda siquiera la opción de pincharse, sí, pero volver a casa al menos con un puñadito de moras un poco más vedes o un poco más pequeñas. En la vida urbana sólo se puede volver a casa con una cajita de arándanos azules que, si bien están deliciosos y no se les puede hacer ascos, no tienen exactamente las mismas connotaciones (y además yo nunca los he cogido del arbusto, etc.).



Por supuesto no faltó - ¿cómo iba a faltar? - la clotted cream comprada en Madrid hace meses cuando a mí aún me daba reparo tomarla por lo que pudiera pasar. Hmmmm... después de tanto tiempo me supo a gloria, pero eso pasa incluso cuando la he tomado hace sólo un par de días.

Tampoco faltaron los clásicos sándwiches de pepinillo, que se quedaron sin fotografiar pero que estaban bien ricos y muy fresquitos.

Y es que tan agobiada estaba por el calor (y llegados a este punto como mínimo habíamos conseguido que Héctor se quedara un rato en su hamaquita, así que al menos no tenía encima a esa pequeña estufa) que Manuel tuvo que hacerse el té para él solo. Únicamente probé un poquito y ya. Muy mal tenía que estar yo para dejar pasar un té rico de largo...


Y todo, claro está, amenizado por la BBC y su Last Night of the Proms, que disfrutamos tanto como siempre aunque de manera diferente (¿quién iba a pensar que Rule Britannia serviría de nana?). El final, con el Auld Lang Syne entonado por el público, siempre es el final del verano (no así del calor...).

Una última noche de los Proms más para nosotros y la primera de Héctor que, como puede observarse, estaba preparado para los temas marinos de Sir Henry Wood.


sábado, 10 de septiembre de 2011

Última noche de los Proms

Entrada programada.

Durante el verano, con el calorazo, nos amenizamos como podemos con los Proms, que yo oigo interrumpidamente, con lo que Manuel va poniendo aquí y allá y los que me invita a oír/ver completos porque cree que me gustarán. De este año destaco el primer comedy prom de la historia: grandísimo el extravagante y hasta ahora desconocido para mí Tim Minchin y divertidísima la canción de Kit and the Widow sobre Lord Lloyd Webber (no sé qué pasó con su canción sobre Sondheim, que escuchamos por la radio pero fue censurada (?) en la televisión), esta noche tiene lugar el espectáculo que, junto con la creciente luz amarillenta de septiembre (aunque por lo visto no el calor decreciente) y las papelerías tan a rebosar que da gusto verlas, anuncia mejor que nada el final del verano y el comienzo del nuevo curso, se vaya o no a clase. La última noche de los Proms siempre es una gran noche y este año no iba a ser menos.

He aquí el programa distribuido por la BBC:

Sir Peter Maxwell Davies
Musica benevolens (c4 mins)
Musicians Benevolent Fund commission:
World Premiere
Bartók
The Miraculous Mandarin - suite (20 mins)
Wagner
Götterdämmerung - Immolation Scene (18 mins)
Liszt
Piano Concerto No. 1 in E flat major (19 mins)
INTERVAL
Chopin
Grande Polonaise brillante, Op. 22 (9 mins)
Grainger
Mo nighean dubh (My Dark-Haired Maiden) (4 mins)
Britten
The Young Person's Guide to the Orchestra (20 mins)
Rodgers
The Sound of Music - 'Climb ev'ry mountain' (arr.Robert Russell Bennett) (4 mins)
Rodgers
Carousel - 'You'll never walk alone' (arr. Jackson) (3 mins)
Elgar
Pomp and Circumstance March No. 1 in D major ('Land of Hope and Glory') (8 mins)
Arne
Rule Britannia (8 mins)
Parry
Jerusalem (orch. Elgar) (4 mins)
Traditional
The National Anthem (2 mins)

Lang Lang piano
Susan Bullock soprano
BBC Symphony Chorus
BBC Symphony Orchestra
Edward Gardner conductor


Empieza a las 20.30 hora española (¿supongo que lo emitirá alguna radio? Y si no la BBC por internet seguro) y, como siempre, la mejor parte comienza después del descanso con las canciones patrióticas y demás.

Está será la primera última noche de los Proms de Héctor y, si nos lo permite (anda un poco rebelde estos días), no faltará la clásica comida inglesa del día (scones con clotted cream, etc.). Intentaré inmortalizar el evento como otros años pero ya dije que Héctor, aparte de tenerme monopolizados los brazos y el tiempo, también me tiene monopolizado el objetivo de la cámara.

viernes, 9 de septiembre de 2011

De vuelta



Héctor tiene monopolizado el objetivo de mi cámara de fotos (y compruebo que también va monopolizando el blog, cosa que nunca fue mi intención). En Madrid quería haber hecho fotos de algúnos detalles de su bautizo: los recuerditos que dimos a los invitados, la decoración de la celebración, etc. y sin embargo el par (casi literal) de fotos que tengo del día son todas suyas, con la excepción de una foto de unos pasteles que no hice yo. Pero como tantas otras cosas supongo que en algún momento se retomará la normalidad, no haciendo menos fotos de Héctor sino haciendo más fotos del resto del mundo.

El viaje estuvo muy bien. Manuel y yo comprobamos que llevar un bebé en brazos por el aeropuerto/avión es hacer que la gente te sonría aleatoriamente y que al principio tardes en darte cuenta de por qué lo hacen. Héctor a la ida en avión fue como si no estuviera (y a la vuelta prácticamente igual, sólo lloró un poco y por causas ajenas al avión) y en Madrid pudo disfrutar a sus anchas de estar en brazos (montones de ellos), que es, junto al baño, su actividad preferida. Pero lo mejor de todo fue que aprendió que no siempre uno acaba sudando como después de correr una maratón cuando come, que se puede dormir tapado y, más aun, que existe una cosa llamada pijama. Los pijamas de Marks & Spencer, con la excepción del que usó la primera noche de su vida y el que ha usado en este viaje (alternando con otro pijama monísimo que fue un regalo) se van a quedar por estrenar, viendo a la velocidad que crece este niño y lo que se va prolongando el calor por estas tierras.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Primer viaje

Entrada programada.

Héctor no tiene ni dos meses (aunque la ropa de tres meses le queda justita) y mañana ya hará su primer viaje en avión rumbo a Madrid a conocer a la familia que no conoce y a reencontrarse con los que conoció cuando era aun más bebé. Además el sábado será la estrella del día ya que le bautizamos y luego lo celebramos con toda la familia. Parece ser que nos hemos pasado todo el verano pidiendo que refresque sin éxito y que el único día del verano que esperábamos que hiciera bueno resulta que puede que el tiempo se tuerza. Típico.

Para compensar el desplazamiento con toda la parafernalia (y eso que muchas cosas nos las dejan allí para ahorrarnos el traslado), Héctor y yo nos quedaremos unos diítas más que Manuel por los madriles.

Así que mientras que mañana debutamos como los plastas del niño que berrea en el avión (no me cabe duda de que berreará) y a la vuelta seré yo sola la del niño que berrea... Menos mal que eso sólo serán los paréntesis de un viaje que seguro está muy bien.

¡Hasta la vuelta!

(Cuando escriba a la vuelta prometo contestar todos los comentarios pendientes y dejar comentarios en vuestros blogs que, aunque de forma más silenciosa sigo leyendo asiduamente).