martes, 24 de marzo de 2009

Música blanca, de Cristina Cerezales Laforet

No termino de decidir si Música blanca, de Cristina Cerezales Laforet, que tanto me llamó la atención cuando me enteré de que existía, me ha decepcionado porque me esperaba mucho más de él o porque realmente, aunque se lea sin esperar nada, decepciona. El resultado es el mismo en cualquier caso. A medida que iba leyendo más páginas menos podía creerme lo que estaba leyendo.

El resumen que cuentan siempre es muy tentador: Cristina Cerezales Laforet repasa, con la ayuda de su madre, una enferma y ya mayor Carmen Laforet, y un álbum de fotografías que van viendo desde el final hacia el principio, la poco conocida vida de la autora de Nada. La realidad es que efectivamente eso es parte del argumento, pero no lo único y no contado de la foma que cabría esperar.

El libro está escrito desde dos puntos de vista, el de la hija y el de la madre, que sufre una enfermedad degenerativa que nunca ha quedado claro si fue Alzheimer o no. Con lo cual el de la hija puede que sea real, mientras que el de la madre es imaginado. Con eso, en principio, no tengo problema.

Y antes de nada quiero dejar claro que todo lo que critico puede que esté hecho intencionalmente, pero el caso es que no me ha gustado y, al igual que con los motivos de la decepción, el resultado es el mismo. El problema con lo anterior de los dos puntos de vista es que el punto de vista de la hija está escrito en segunda persona (Manuel, cuando se lo conté, se partió de risa y cuando le leí algún trozo su cara fue un poema), algo poco habitual en la mayoría de las novelas salvo en esas de "elige tu propia aventura" con motivo, porque es muy incómodo de leer. Más de una vez leyendo el libro piensas que te vas a encontrar con un "si quieres ir a ver a tu madre a la residencia, ve a la página 34. Si quieres ir de viaje a la montaña, ve a la página 27. Si quieres realizar una actividad muy New Age, ve a la página 24". Básicamente porque esas son las principales cosas que hace la protagonista-hija.

Y es que yo seré una escéptica y todo lo que se quiera pero los libros con tufillo New Age/autoayuda (y este desde luego inaugura un nuevo género que mezcla la biografía y la autoayuda) me repelen sin poder evitarlo. Así que las sesiones de observación (sea lo que sea eso), los masajes energéticos, la energía que fluye en plan telepatía, la posición chi-mudra y demás me hacen arquear las cejas y pierden para mí cualquier toque de realidad. Me creo más el argumento loco de Alicia en el País de las Maravillas que cualquiera de esas cosas. Cada uno a lo suyo, eso está claro, pero a mí eso no me va y me pierde por el camino.

Aparte de eso, la vida de la hija así contada es de lo más repetitiva. De nuevo puede que esté hecho a propósito, la rutina contada así para darle un toque de realidad pero por escrito resulta agotador (sumado a la segunda persona leer un par de páginas era como correr una maratón: agotador), la hija va y viene de la residencia, la hija se va de vacaciones, la hija se levanta por la noche, la hija hace cosas muy espirituales, la hija recibe mensajes telepáticos biográficos de su madre que luego aclara en la nota al lector que son apuntes que dejó su madre, con lo cual nos podía haber ahorrado el asunto místico diciéndolo a las claras.

Por último el punto de vista de la hija me da también cierto repelús porque es muy autocomplaciente. Desde luego no tiene abuela y, no sé si real o no, da la sensación de que se cree la absoluta favorita (de cinco hermanos) de su madre. Puede que sea así, pero no sé si me gustaría leer el libro si fuera uno de los otros hermanos, sinceramente.

El punto de vista de la madre resulta un poco más interesante. Para empezar en la nota al lector se dice que muchos textos están sacados de cartas y papeles de Carmen Laforet, con lo cual, pese a ser unos pensamientos imaginados suenan muchas veces - no siempre - más reales que la vida real contada por la hija. De nuevo, como en La mujer nueva, a veces el misticismo y la religión y las experiencias religiosas me parecen excesivas, pero si Carmen Laforet se volvió así de repente habrá que aceptarlo.

Yo no soy muy estoica con los libros, si uno no me gusta no tengo problemas en dejarlo. Y este libro lo habría dejado bastante pronto de no haber sido por los pequeños comentarios biográficos (que era lo que a mí me interesaba cuando descubrí el libro) que van apareciendo y que desearía que hubieran sido más. Son muy breves pero muy interesantes, enfocados, en parte, a aclarar un poco las raíces de las obras de la autora y, de paso, a dejar ver un poco de la vida privada de esta mujer que rehuía la fama a toda costa.

Mención especial a la casualidad curiosa de la aparición de Gerald Brenan. Un bohemio del libro anterior del que Manuel y yo estuvimos hablando (se vino a vivir a España y hay alguna película suya) y que recibió a Carmen Laforet en su casa. Me resultó también curioso enterarme de que Liberto Rabal (al que ella, con mejor gusto, creo yo, llamaba Paquito) es nieto de Carmen Laforet. También me gustaría resaltar las críticas a la Editorial Destino - la habitual de Carmen Laforet - que es, de hecho, la que publica este libro que a veces no sé si ha pasado por los departamentos de edición y/o corrección.

En resumen, que aunque tengo la breve biografía de su hijo Agustín (aún si leer) y visto lo visto con este libro, creo que, de poder escribirse, la biografía si no definitiva sí un poco más completa de Carmen Laforet aún está por llegar. A fin de cuentas, creo que Música blanca lo ha escrito Cristina Cerezales Laforet más para ella y puede que para sus conocidos que para el gran público.

Y para que no todo sea malo me quedo con un fragmento, no sé si real de alguna carta o anotación personal o escrito por la hija ad hoc, en que Carmen Laforet piensa en Barcelona:

Cuando pensaba escribir una novela, veía siempre Barcelona. Nunca perdía para mí esa ciudad la fascinación que sentí al llegar a ella. La había recorrido a pie tantas veces, desde el ensanche hasta el puerto, los barrios antiguos y hasta el llamado barrio chino. Había rondado solitaria tantas veces por los alrededores de la catedral que tenían como un encanto mágico para mí lo mismo que Santa María del Mar y las Ramblas con sus puestos de flores y la plaza Real con sus palmeras... Barcelona tan luminosa en primavera, en invierno, en verano, la ciudad donde yo había llegado desde un clima eternamente primaveral y que me hizo descubrir las estaciones... Una novela de aventuras en Barcelona es lo que me ofrecía la imaginación.

Si a alguien le interesa una opinión un poco más positiva puede leer lo que escribió sobre este libro Rosa Montero.

9 comentarios:

  1. Pues, por una vez, tacho un libro en lugar de añadirlo a la lista...no tengo tiempo yo para ir leyendo sin ton ni son. Y, como tu opinión va a misa...
    Eso si, voy a rebuscar en casa de mis padres mis libros de "Elige tu propia aventura". ¡¡¡Cómo me gustaban!!!¿Te imaginas?
    Para irte con tu primo de misionera, pasa a la página 412. Para volver a Thornfield, a la 563. Para largarte a Londres y provar como bohemia, directamente a la 785...
    Coincido, también, en huir del tufillo autoayuda...pan para hoy y hambre para mañana.

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    1. Lastima de aquellos que se dejan influir por los demas.

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  2. Cuando llegó a la librería me pareció interesantillo, pero luego en una segunda hojeada me dejó un poco fría y no entendí muy bien el planteamiento del libro. Menos mal que tu lo has leído y nos lo has contado, como Maelstrom, otro que tacho de la lista de posibles.

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  3. "Yo no soy muy estoica con los libros, si uno no me gusta no tengo problemas en dejarlo." Te doy la razón, Cristina, yo hago lo mismo.

    A mí también me repele cada vez más todo lo de la New Age, pero hay temas de los que hablan que en mi experiencia son ciertos, aunque no me guste el tono pseudo-religioso.

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  4. Maelstrom: no sé, échale un ojo en alguna librería/biblioteca antes de descartarlo sólo porque a mí no me ha gustado. Si Carmen Laforet te interesa, como dijiste hace tiempo, igual te compensa.

    ¡Tienen que escribirlo! Yo quiero un Jane Eyre tipo "elige tu propia aventura". Eso sí, si no incluyen una opción de "para tirar al plasta santurrón de tu primo por un barranco" no me interesa tanto ;)

    Roberta: Yo cuando lo compré y volvía a casa con él recuerdo haberme medio enganchado a las primeras páginas, tenían tan buena pinta en ese momento. Así que en tu caso y en el mío no sirve eso de que la primera impresión es la que queda.

    Elvira: es que yo no entiendo a la gente esa que se empeña en los libros que no le están gustado. ¿Por qué? Hay muchísimos libros que leer, no hay tiempo que perder en esforzarse leyendo libros que no merecen la pena.

    Yo no niego que sean ciertos, pero la forma de presentar las cosas y demás me da tantísimo repelús que me cierro en banda.

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  5. Ostras, qué me dices... jolines, con lo ilusionada que estaba yo con este libro y esto de la segunda persona suena raro, raro, raro.

    Oye, una pregunta ¿sale Barcelona en el libro? me refiero a citas como las que destacas en el post, y anécdotas relacionadas con la ciudad... lo digo pq así me lo leo para realizar la ruta para el blog de la biblioteca...

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  6. Iris: lo siento... pero te digo lo que a Maelstrom: échale un ojo antes de tomarme muy en serio.

    Sobre Barcelona, no creo. La cita que pongo es de las más largas sobre la ciudad. Hay alguna mención a la casa real de la calle Aribau donde ella también vivió como la protagonista de Nada (aunque supuestamente no presenció allí nada parecido a los acontecimientos de la novela). Poco más.

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  7. Pues a mí me ha encantado este libro.Me parece que refleja una gran ternura y nada de New-Age o Autoayuda.Todo lo contrario.
    Estoy de acuerdo en que faltan datos sobre Carmen Laforet, pero este libro es la visión de su hija.
    Totalmente recomendable y sobre todo para entender un poco más la escasa obra de Laforet.

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  8. No sé, supongo que dependerá del grado de tolerancia que tenga uno. Para mí, por mencionar algunas cosas, las sesiones de observación, los masajes energéticos y el famoso profesor W. ya sobrepasan con creces mi pequeño cupo.

    La obra de Laforet no es tan escasa. No es enorme, pero hay más de lo que parece y hay muchas cosas que ni se mencionan.

    En fin, es lo que decía, que me esperaba mucho más y me llevé una gran decepción. De todos modos gracias por dejar tu opinión y poner un poco de contrapeso en la balanza tan inclinada que dejé.

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