viernes, 21 de agosto de 2009

The Yellow Wallpaper and selected writings, de Charlotte Perkins Gilman

Hago una excepción en mi ausencia del blog hasta la semana que viene para comentar este libro.

En febrero, cuando lo compré, hablé un poco de The Yellow Wallpaper and Selected Writings, de Charlotte Perkins Gilman (en esa entrada hay más información sobre traducciones, sobre todo en el comentario de Roberta y su entrada en la wikipedia en español también tiene bastante información). Después de tiempo queriendo leer The Yellow Wallpaper, no podía dejar pasar una edición con portada bonita y, sobre todo, introducción de Maggie O'Farrell (cuyo libro más reciente, sin llegar a ser tan bueno como mi adorado After You'd Gone, que no está traducido, es muy, muy recomendable: The Vanishing Act of Esme Lennox, traducido como La extraña desaparición de Esme Lennox). La edición, aparte de esta historia tan conocida y mencionada, que apenas llega a las veinte páginas y sobre la que trata la introducción de Maggie O'Farrell, incluye también muchas otras historias cortas así como fragmentos de la autobiografía de la autora. Así que, para no dispersarme, que empiezo a notar que es lo que está pasando, voy a ir por partes.

The Yellow Wallpaper la conocía de ciertas menciones en referencia a la "loca del ático", que en origen no es otra que la primera señora Rochester en Jane Eyre pero que con el tiempo ha pasado a ser un término común en la literatura y la crítica literaria feminista. Charlotte Brontë se medio arrepintió de no haberle dado más que una dimensión a Bertha Mason, de haberla hecho un mero monstruo. Jean Rhys se enfadó y reescribió los hechos en Wide Sargasso Sea (Ancho mar de los Sargazos). Y (ojo que esto no es una sucesión de hechos muy exhaustiva ni pretende serlo) llegó Charlotte Perkins Gilman, por entonces Charlotte Perkins Stetson, y le dio voz a la "loca del ático". La hizo hablar y, lo más importante, mostró paso a paso su camino hacia la locura. Para ello, se basó en su propia experiencia cuando, sin entonces saber que existía tal cosa, un "eminente" médico de la época la trató (mal) de una depresión post-parto, a base de no dejarla hacer nada más que estar tumbada en una cama apartada del mundo: no podía comer sola, no podía lavarse, no podía, por supuesto, escribir. Cuando le dio el alta, le dijo que le recomendaba llevar la vida más doméstica que fuera posible y reducir su "vida intelectual" a un máximo de dos horas diarias, siempre quedando bien claro que no volviera a coger un pincel, una pluma o un lápiz en su vida.

Para una mujer activa como Charlotte Perkins Gilman, esto era una abominación y con el tiempo consiguió demostrar que no funcionaba así. Escribió The Yellow Wallpaper para contar lo que casi le ocurrió: que de tanta inactividad, de tanto reposo, de tanto no poder hacer lo que había hecho hasta entonces, de no poder hacer nada con lo que disfrutase, de estar casi literalmente encerrada en un ático, casi se vuelve loca y, de hecho, le dejó secuelas de por vida. Charlotte Perkins Gilman le hizo llegar al eminente doctor una copia de la historia y él nunca se pronunció, aunque a ella le llegaron rumores de que él había reconocido que después de leerla había modificado el tratamiento.

The Yellow Wallpaper podrá no llegar a las veinticinco páginas pero es tan siniestra que se queda con el lector como si tuviera muchas más. Es intensa e inquietante, con descripciones de lo más atmosféricas, y es una curiosa mezcla de historia de tensión, terror, miedo indefinido y "panfleto" (dicho en el mejor de los sentidos) feminista. El final es aterrador, desde luego.

El resto de historias que le siguen están ordenadas por orden cronológico y ver la evolución es muy curioso. Las historias escritas inmediatamente después van en la misma línea, no tan dura, de atmósfera gótica y mensaje feminista. Una mezcla interesante y muy amena de leer.

A medida que pasan los años (y se expanden a lo largo de casi veinte), el ambiente gótico se queda por el camino y las historias, que siguen siendo muy amenas, sobre todo por lo bien escritas e hiladas que están, se vuelven más parábolas. Si pecan de algo, en mi opinión, es de ser demasiado utópicas. Pero supongo que para equilibrar lo que en ese momento era una balanza muy desequilibrada, no cabía otra posibilidad. Y muy bien que hizo.

Son muy originales y de esas en que si una te gusta, la siguiente te gusta más. Cuando las iba leyendo, pensaba "esta la tengo que mencionar cuando hable del libro en el blog", pero al final serían tantas, casi todas, que recomiendo el libro al completo y soy incapaz de quedarme con sólo una o dos.

Y por último están los fragmentos autobiográficos, sacados de la autobiografía que ella escribió. Al principio no sabía si leerlos o dejarlos para más adelante, pero al final los leí y me alegro de haberlo hecho. Charlotte Perkins Gilman tiene lo que para mí es algo eminentemente americano: el don de hacer que una anécdota diga más que páginas y páginas de palabrería, y el don de saber qué anécdotas contar para ilustrar las cosas. Su vida es muy interesante de por sí, más que nada porque es un tipo de vida y personalidad que creo que ya no abunda (analítica, práctica como sólo se era práctico antes, profunda...) y su forma de hilar y contar las cosas es tan suave y amena que da gusto leerla. Ella misma comenta lo importante que es para ella buscar siempre la relación causa-efecto de todo y lo lleva hasta las últimas consecuencias. Al mismo tiempo, sus actitudes modernas, su sinceridad y su visión personal del mundo son una maravilla de leer. Y de esas cosas que sabes o al menos dices y piensas que releerás. Y no me importaría dar con la autobiografía completa y leerla de cabo a rabo.

Para ir concluyendo y para dar muestra de la fortaleza y mentalidad práctica de esta mujer basta con mirar al final de su vida: a principios de 1932 (con 72 años) le diagnosticaron un cáncer y ella decidió que "no tenía la intención de morir de esto". Se compró una botella de cloroformo y la guardó para cuando su vida "dejase de ser útil". Así, el 17 de agosto de 1935 (me gusta que la lectura del libro haya coincidido con el aniversario de su muerte), utilizó por fin la botellita de cloroformo y dejó una carta con palabras que también aparecen en la autobiografía. La carta acababa declarando triunfalmente que "he preferido el cloroformo al cáncer".

11 comentarios:

  1. He pasado por aquí por casualidad y me encuentro con el comentario de The Yellow Walpaper. Pensaba que lo dejarías para más adelante, como la crónica parisina.

    El libro me sonaba, sobretodo, por el diagnóstico que le dio el médico sobre su depresión postparto. Hay personas que no tienen sensiblidad... pero no había oído nada más al respecto. Me ha gustado la fortaleza que tenía y también su sentido práctico y su valor.

    Por cierto, mi familia materna está repartida entre Madrid y Barcelona. De ahí que tenga casa en las dos ciudades. Besos

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  2. Ya ves, es que no me he podido morder más la lengua sobre este libro.Y como no requiere coordinar - o intentarlo al menos - fotos con texto ha sido mucho más sencillo que la crónica de París.

    Si ves el libro por ahí - yo lo compré en Come In en febrero - te lo recomiendo. Además al ser de historias cortas se puede leer de forma muy "versátil".

    No sabía lo de Madrid-Barcelona. Qué curioso.

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  3. Qué interesante todo lo que cuentas de la vida y esta obra de Charlotte Perkins Gilman. Muy duro lo de la depresión tan horriblemente mal tratada.

    Hablando de otro tema (y aprovechando que eres traductora): he dudado si poner atmósfera o ambiente en la traducción que he hecho de las palabras de Anaïs Nin, y al final me he daecantado por atmósfera por aquello que dice de respirar, pero sigo dudando. ¿Qué opinas tú? Gracias

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  4. Gracias, Elvira.

    Pues yo sin dudarlo me decanto también por atmósfera. Si lo cambio por ambiente no me termina de sonar bien, no sé. Me han gustado mucho, tanto el texto original como tu traducción :)

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  5. Me ha gustado muchísimo este post. Jane Eyre es una de mis novelas favoritas y no me canso de recomendar Wide Sargasso Sea. Hace poco la encontré muy barata en el Rastro y la compré aunque ya la había leído en inglés hace años.
    También está en mi casa la q reseñas y aún no la he leído. Compro demasiado y al igual que dijiste te pasaba a tí, la velocidad lectora no alcanza la compradora.
    Lo que sí he leído y seguro te interesaría es The Female Malady(Women, Madness and English Culture, 1830-1980) de Elaine Showalter.Ed. Virago. Ensayo . Estudio ameno y muy interesante sobre lo que mencionas de Charlotte.
    Por ultimo una pregunta:¿dónde está "Come in"? Saludos

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  6. Tengo uno de Showalter por casa, pero no el que recomiendas. Tiene pinta de ser interesante, así que me lo apunto, gracias por la recomendación.

    Y no sé si habrás mirado por los archivos del blog y eso, pero Jane Eyre es, sin duda, mi novela preferida. Muchas otras me gustan muchísimo, pero ninguna como Jane Eyre :)

    Come In está en la calle Balmes esquina con Rosselló. Si puedes hacer una visita es bastante recomendable.

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  7. Qué suerte las librerías tan buenas que tenéis en Barcelona.El Pasado año pasé allí unos días (por vez primera) y recorrí unas cuantas pero ésta no la conocía. Gracias por la información

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  8. Ay, perdona, es que pensé que tú estabas también en Barcelona.

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  9. Este va a la lista ahora mismo. Interesantísimo post.
    gracias!

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  10. Me alegro. Estoy segura de que el libro lo encontrarás interesantísimo, aunque solo sea por The Yellow Wallpaper, que es muy, muy impactante.

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