jueves, 10 de septiembre de 2009

Queen Lucia, de E.F. Benson

Me gusta cuando una cita de un libro describe el propio libro mejor que cualquier resumen:

"Oh, it's all so delicious!" she said. "I never knew before how terribly interesting little things were. It's all wildly exciting, and there are fifty things going on just as exciting. Is it all of you who take such a tremendous interest in them that makes them so absorbing, or is it that they are absorbing in themselves, and ordinary dull people, not Riseholmites, don't see how exciting they are?"

¡Oh, es todo tan delicioso!-exclamó-. Antes desconocía lo terriblemente interesantes que pueden llegar a ser las pequeñas cosas. Es todo tan desaforadamente emocionante, y al mismo tiempo suceden cincuenta cosas igual de emocionantes. ¿Sois vosotros los que, al prestarles tanta atención, las hacéis así de apasionantes o es que son apasionantes de por sí y la gente normal y aburrida, con la excepción de los riseholmitas, no es capaz de ver lo emocionantes que son? (Traducción rápida y cutre mía. Hay cosas que suenan un poco forzadas, pero este tipo de inglés tan enfático tipo Mitford tampoco es el de la "gente normal y aburrida")

Esa es la mejor descripción de Queen Lucia, de E.F. Benson*, la primera de la famosa saga de novelas de "Mapp and Lucia", publicada en los años veinte, en concreto esta es de 1920. Es una novela de la vida normal - bueno, tirando a loca de remate - de un pequeño y próspero pueblecito ficticio llamado Riseholme. No hay grandes catástrofres, ni grandes dramas ni grandes alegrías, es todo sobre las pequeñeces que suceden y a las que ellos dan muchísima importancia.

En esta primera aún no se ha visto a la señorita Mapp ni de refilón y creo que en la segunda a quien no veré será a Lucia. Así que puede que hasta la tercera novela no las vea juntas en acción, cosa que si la señorita Mapp se parece remotamente a Lucia echará chispas.

Lucia técnicamente se llama Emmeline Lucas, pero por su amor por todo lo italiano, todos en el pueblecito isabelino (que de tan puramente isabelino es más isabelino que un pueblo isabelino de la época verdadera) de Riseholme la conocen como Lucia. Y ella es la autoproclamada reina del pueblo. Su marido, Peppino (de nuevo no se llama así en realidad, es la versión italianizada de su nombre), en lugar de ser como muchos maridos de este tipo de mujeres ficticias inglesas, no sólo no pasa de ella y de sus confabulaciones, sino que participa en ellas tanto como puede. Alrededor suyo y de su casa giran los "súbditos" que son el resto de habitantes, con la excepción de la aristócrata local, que va un poco - no demasiado - más a su aire. Lo que dice la reina Lucia va a misa y nadie lo cuestiona.

Al menos nadie lo cuestiona en público. Pero el caso de Lucia es uno de esos de "dime de qué presumes y te diré de qué careces" y cuando una eminente cantante de ópera se instala en el pueblo y, sin saberlo, se salta todas las reglas tácitas del juego y pone a Lucia en evidencia, la estabilidad emocional del pueblo está a punto de verse muy afectada.

A eso hay que sumarle las pequeñas rivalidades de los súbditos y los esfuerzos que de vez en cuando alguien hace por sentarse en el trono real, aunque sea sólo por unas horas. Es así como llega al pueblo un supuesto gurú que les da clases de yoga (yoga para los habitantes de Riseholme en 1920 es casi lo mismo que para mí en Barcelona en 2009: adoptar posturas extrañas y hacer "om"), toque que me pareció modernísimo, porque ninguno de los chistes que se hacen a colación del gurú se ha quedado desfasado en absoluto, creo yo. Además, ¿cuántas veces se lee en la vida se lee la expresión "guru, dear!" (¡gurú, querido!) imaginada pronunciada con el tono inglés más absoluto?

En fin, obviamente un libro bien ligerito y de lo más ameno (aunque hasta este tipo de libros tienen su mensaje), con ciertos toques de entusiasmo lingüístico al más puro estilo Mitford, que era justo lo que buscaba después de terminarme The Victorian House, que tampoco era precisamente sesudo, pero sí muy denso. Y estoy deseando leer - con calma - el resto de libros que siguen.

Leído además en la siempre agradable compañía de Rufinito, que se porta a las mil maravillas y hace como si no se hubiera enterado de que hace sólo unos días Manuel y yo mirábamos a la pantalla del ordenador con ojos de cordero degollado cuando veíamos las prestaciones de la nueva generación. Pero vamos, que momento babeo aparte, a Rufinito no lo cambiamos por nada.

Y por cierto que en nuestro último paso por Barajas en julio, al ver esto de la foto nos entró un ataque de risa. Nunca había visto estos gusanitos llamados Rufinos.

* Que por cierto según el catálogo de la Biblioteca Nacional no está traducida al castellano, pero sí al catalán. Otra cosa es que sea encontrable o no:

Título: Reina Lucía [Texto impreso] / E.F. Benson ; traducció de l'anglès per Neus Devant
Edición: [1ª ed.]
Publicación: Barcelona : Pòrtic, 1988
Descripción física: 219 p. ; 20 cm
Título de Serie: (La bogeria ; 3)



Septiembre 2011: Recién editado por Impedimenta como Reina Lucía.

6 comentarios:

  1. Aahh! No soporto a estas "reinas" que necesitan constante pleitesía. Seguro que el libro tiene mucha gracia, pero me imagino que yo me pondría nerviosa. :-)

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  2. Pone nerviosa, no lo dudes. Hay veces que su forma de manipular las cosas para llevarlas a su terreno es insoportable. Pero está muy bien contado así que también hay algunos momentos - pocos - en los que casi sientes pena por ella.

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  3. Soy fan de los gusanitos!!! Me gustan mucho los de "Risi" pero no hago feos a los "Rufinos"...Suelo tomarlos cuando disfruto de alguna película o serie.

    Los libros que hablan de las "cosas sin importancia", o donde parece que no sucede nada...suelen ser los que más me gustan. Ahora tengo lectura para rato, de forma que tendrá que esperar una larga lista.
    Gracias por tus recomendaciones, Cristina, siempre vienen de maravilla.

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  4. ¿Entonces conocías los Rufinos? Jo, yo que me creía súper-puesta en chucherías y cosas de estas y no los había visto en la vida. Los gusanitos están ricos, sí.

    A mí los libros en los que "no pasa nada" (puesto entre comillas porque en realidad sí que pasa, pero discretamente y a pequeña escala) también me gustan cada vez más.

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  5. Otra fan de los gusanitos aquí! Mi madre dice que son porquerías, pero si a mi gurú bronteana también le gustan, no deben de ser tan malos;)

    Por cierto, me apunto el libro. Me leí los dos de Nancy Mitford que recomendaste en el blog y me lo pasé muy bien con ellos. Así que si éste es del mismo estilo, seguro que vale la pena.

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  6. Jaja, me temo que tu "gurú brontëana" no tiene mucha autoridad en temas de comidas sanas y demás ;)

    Me alegro de lo de Nancy Mitford, ahora tiene otro traducido: No se lo digas a Alfred, también con Fanny como protagonista.

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