Qué difícil ha sido reservarme la segunda - y última - entrega de Henrietta hasta ahora, Henrietta Sees It Through, de Joyce Dennys. Pero igual que el año pasado, quería recopilar unas cuantas lecturas de guerra para antes del 11 de noviembre - el Poppy day, día del armisticio, ya se ve a los políticos ingleses en las noticias con su amapola en la solapa - y esta ha sido la primera de ellas.
Como el hecho de que la saga de Henrietta esté formada por dos libros distintos es pura casualidad, ya que en realidad las cartas a Robert se publicaban en una columna de periódico, es imposible decidir si la primera entrega es mejor o peor que esta, puesto que todo va en la misma línea y la separación es accidental.
Henrietta sigue siendo la mujer del médico (descripción que ella odia), sigue siendo patosa y un poco dispersa (como tantas y tan adorables protagonistas de libros ingleses), sigue agobiada por la profesión de su marido, por las malas hierbas del jardín, por la situación de familiares y amigos durante la guerra y por la guerra en sí. Pero como las cartas tenían la intención de animar a su amigo Robert en el frente en la ficción y a los lectores del periódico en la realidad, todo se narra en tono más o menos cómico. Ya he dicho muchas veces aquí que el tono ligero y/o cómico a mi entender no le quita peso a nada y aquí me reitero. Henrietta confiesa sus miedos de guerra de puntillas, puede que a nosotros nos parezca que casi pasan desapercibidos pero para un lector de la época seguro que bastaba con eso para conectar y comprender.
Se comenta varias veces cómo tendemos a compararnos siempre y en toda ocasión. Henrietta observa que aquellos a los que no les llueven bombas se sienten mal por aquellos a los que sí, que aquellos a los que les llueven bombas pero no les afectan se sienten mal por aquellos a los que las bombas les destrozan los cristales, que aquellos a los que las bombas les destrozan los cristales se sienten mal por aquellos a los que también les destrozan la puerta y así una espiral infinita de culpabilidad insana a la que por suerte ese adorable personaje que es Lady B (todo lo contrario que su homónima de la Provincial lady), consigue dar la vuelta y decir que más que sentirse culpables deberían sentirse afortunados.
También me impresionó mucho una "carta" en la que Henrietta cuenta que un matrimonio amigo acaba de perder a su segundo (y último ya) hijo en la guerra. Ellos no quieren que la noticia estropee los planes del pueblo con el campeonato de bolos de esa misma tarde, así que van y participan como si no hubiera pasado nada, aunque la pareja de la mujer en el campeonato le comenta a Henrietta lo mal que está jugando. Unos visitantes se acercan por allí y se sorprenden de ver el campeonato de bolos en acción y llegan a decir bien alto, de modo que el matrimonio que acaba de perder a su hijo lo oye claramente, que por supuesto aquí no se enteran de que hay una guerra. Es impresionante en todos los sentidos, tanto por la narración tan cuidada y meticulosa y que tanto mide las palabras pero que sin embargo basta y sobra para poner los pelos de punta.
En general, tratándose de una columna de periódico cuya mayoría de lectores iban a ser mujeres u hombres que por unas razones u otras no podían ir a la guerra, Joyce Dennys se cuida mucho de resaltar que todos son héroes y que por poco que parezca que uno hace, ya hace bastante. Se habla del día a día y de cómo puede que uno no esté luchando en el frente pero los contratiempos cotidianos a veces son una batalla. Se subraya el valor de vivir en comunidad y cómo se pueden ayudar unos a otros, pero no de forma tan inocentona que sea todo idílico, porque Henrietta también sabe crear roces y encontronazos (muchos de ellos divertidísimos). En general es algo con que estoy segura de que los lectores de la época conectaban con mucha facilidad y que, asemejándose tanto a sus propias vidas, les servía para verlo todo con otros ojos.
En fin, que sí, que Henrietta es sobre todo propaganda, pero propaganda del optimismo, propaganda de un estilo de vida por el que no venía mal recordar que estaban luchando también. Lo pasaron muy, muy mal y sin embargo nunca les faltó este tipo de humor. Bien por Joyce Dennys.
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Hace 5 días
Que duro lo del partido de bolos... supongo que es muy "british" el seguir la vida como si no pasara nada... Ah! por cierto, que esos panellets tienen una pinta buenísima! Muy curiosos los de coco (son los preferidos de mi padre). Tienen una forma muy divertida, en mi casa són más chatos y no queda esa puntita negra que le da la gracia a los tuyos. ;)
ResponderEliminar"Lo pasaron muy, muy mal y sin embargo nunca les faltó este tipo de humor." Es una gran lección. Hay ocasiones en la vida en la que se me ha escondido el humor y no lo veía por ningún sitio. Espero que no me vuelva a pasar.
ResponderEliminarUna interensantísima lectura la que nos propones. No la conocía, me la apunto. No sé si la tendrán en la biblio de mi miniciudad
ResponderEliminarUna pregunta ¿ sólo lees en inglés?
Besos,
Emma
Hola Cristina quería comentarte que en You Tube encontré la última serie de época que están trasmitiendo en Inglaterra por estos días.Se llama "Downton Abbey" y es la historia de una familia inglesa aristócrata de principios del siglo XX ( la historia comienza con el hundimiento del Titanic): Pensé que te podría interesar. A mí ya me tiene atrapada. Un abrazo y una vez más gracias por tu blog.Claudia (Chile)
ResponderEliminarGuacimara: más que British, que también puede que lo sea, es que era lo que se le pedía a la gente, que hicieran su vida normal tanto como pudieran.
ResponderEliminarLos de coco yo los hago como dice la receta que yo tengo, no te creas que innovo. Dice que hay que darles forma piramidal (aunque a mí me quedan como conos) y que hay que pintarles la puntita con un poco de huevo. Quedan monos, sí.
Elvira: bueno, a veces supongo que es inevitable. Lo importante es recuperarlo.
Emma: ufff... no quiero desanimarte ni criticar a tu biblioteca sin conocerla pero dudo mucho que lo tengan. En español imposible porque no está traducido y en inglés también porque se reeditó por primera vez este verano después de muchísimos años descatalogado...
Hmmmm... la pregunta que haces es complicada. No leo en inglés por leer en inglés. Resulta que mi literatura preferida en la inglesa (no tanto la americana) y me gusta leer las cosas - siempre que pueda - en versión original. Pero también leo a autores que escriben en español en español y a autores que escriben en francés en francés. Con el resto de idiomas (con la excepción del sueco, si leyese algo en él para quitarle el óxido) tengo problemas porque las traducciones se me hacen muy pesadas y obviamente soy incapaz de leer, qué sé yo, algo en ruso. Así que por el momento me dedico en gran medida a mi adorada literatura inglesa aunque eso implique grandes lagunas literarias. (Te prometo que he intentado ser breve en la explicación).
Claudia: conozco la serie de oídas y te agradezco que me la recomiendes. Ahora que me he quedado huérfana de Arriba y abajo igual me interesa engancharme. Gracias por la información.
Hablando de series, ¿conoces la serie americana Cinco Hermanos? A mi hija y a mí nos ha enganchado.
ResponderEliminarEs verdad, ya hace días que sale Cameron con su Poppy. Genial, no conocía a esta muje y ya tengo ganas de leerla, lo que nos descubres!.
ResponderEliminarUn beso
Elvira: ¿la serie que dices es la de Calista Flockhart? Si es esa hace algunos años vi algún capítulo y no me enganché, pero tampoco recuerdo mucho. ¿Está bien entonces?
ResponderEliminarCris: a mí me encanta en esta época ver a los políticos ingleses (aunque sean David Cameron y sus secuaces) con sus poppies en la solapa.
Este libro estuvo en mis manos, pero finalmente no lo compré, porque ya llevaba algún otro, y porque en mi última visita a Londres a penas hice compra de libros (ya en Mayo me resarcí). Tiene que estar genial!!
ResponderEliminarSí, está muy bien. Pero antes que este, cuando te decidas, te recomiendo Henrietta's War, que va antes.
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