lunes, 18 de febrero de 2008

Arthur Bell Nicholls, marido de Charlotte Brontë

Por la foto podría parecer que acabo de estar leyendo una especie de Querida Susi, querido Paul, etc. (esos libros de Christine Nöstlinger, qué buenos eran), pero en la práctica no ha sido tanto así, pese a los títulos de los libros.

Esta conversación en los comentarios me recordó que hacía tiempo que no leía nada relacionado con las Brontë. Así que me planté delante de la estantería Brontë y me decanté por la biografía del marido de Charlotte Brontë. Ya sé, ya sé, puede parecer ridículo, pero yo tenía muchas ganas de leerla desde que me enteré de que existía hace años y este verano en Haworth, en una de nuestras grandes compras en la tienda Brontë, cayó por fin.

La estantería Brontë resulta ser un martirio eterno para Arthur, el marido de Charlotte, y Ellen Nussey, la amiga de toda la vida de Charlotte. En la vida real se llevaban a matar y por desgracia para ambos nuestro orden Brontë pasa por colocarlos juntitos. Iremos al infierno sólo por eso.

My Dear Boy (que es como se refería Charlotte Brontë a él en un par de cartas) me ha gustado mucho más de lo que imaginaba. Muchas veces los libros de editoriales pequeñas y de público muy reducido son cutres hasta decir basta, con un montón de erratas porque van directamente del autor a la imprenta. Pero en este caso salvo algunas cosas bastante poco importantes es un buen libro, las fotos están bien y el papel es de buena calidad. Todo un lujo. Aun así yo soy una quisquillosa y como se puede ver en la foto le saco faltas y le encuentro pegas a todo. Lo que me divierto yo poniendo mis post-its.

Maldades aparte es un libro que cuenta la vida de este hombre desde un punto de vista muy Brontë. Dice Manuel que no cabe otro punto de vista, pero yo no lo tengo tan claro. La niñez y los estudios en Irlanda pasan en un suspiro y en la página 10 ya lo tienes llegando a Haworth. Está escrito de forma muy amena también y una descubre cosas graciosísimas. La gente de Haworth eran únicos y tenían más idiosincrasias que el resto del mundo. Por ejemplo, las mujeres, cuando lavaban la ropa de la casa, no dudaban en plantarse en el cementerio y extender allí, sobre las tumbas, sus sábanas y sus manteles a secar. Tuvo que llegar Arthur y enfrentarse a ellas, lo que le ganó no sólo la enemistad de mucha gente (!) sino también un fantástico y divertidísimo poema escrito por el padre de las Brontë.

Arthur al final se ganó poco a poco el cariño de la gente y de Charlotte, aunque por el camino perdió el de Patrick, que no estaba de acuerdo en que su genial hija se casara con un cura irlandés, no sólo por clasismo, sino porque estaba convencido de que la salud de su hija no estaba hecha para el matrimonio (y acertó, por cierto). Después de muchas idas y venidas se casaron pero a los nueve meses y después de haber sido felices (aunque haya quien se niegue a verlo y haga oídos sordos incluso de las palabras de la misma Charlotte) Charlotte murió. Arthur, tal y como le había prometido a Charlotte, se quedó en Haworth cuidando de su padre hasta la muerte de este, por fin reconciliados a pesar de las leyendas urbanas de Haworth. Y luego, cuando injustamente no le "renovaron el contrato de cura" en Haworth, cogió sus bártulos y todas las reliquias Brontë que pudo y se volvió a Irlanda.

En esos últimos años en Haworth tuvo que ver cómo la primera biógrafa de Charlotte, Elizabeth Gaskell, publicaba todos sus trapos sucios y que para darle un carácter angelical a Charlotte, no se cortaba a la hora de vilipendiar a todos los hombres Brontë (padre, hermano, marido). A esto se unió sin dudarlo Ellen Nussey, que le tenía una tirria casi enfermiza a Arthur y que aprovechaba la más mínima ocasión para ponerle verde.

Arthur en Irlanda terminó casándose con su prima y viviendo como granjero tranquilamente en una casa-santuario Brontë, recibiendo de vez en cuando a Martha Brown, que había sido criada en casa de las Brontë. Cuando Martha se volvía a Inglaterra, Arthur se escribía con ella, le llevaba las cuentas y le insistía para que se mudara definitivamente a vivir con ellos. De ahí el otro libro de la foto, Dear Martha, complemento ideal. Claro que las cartas - sólo se conservan 33 - son exactamente como las describía Charlotte: "Men's letters are proverbially uninteresting and uncommunicative" (las cartas de los hombres son proverbialmente poco interesantes y comunicativas). Y Arthur lo cumple a rajatabla, pero aun así son curiosas.

A poca gente le cae bien Arthur, en gran medida por la reputación que le forjaron Elizabeth Gaskell y Ellen Nussey. Pero a mí siempre me ha caído bien y este libro no ha hecho sino demostrarme que aun era mejor persona de lo que yo creía. Después de leer My Dear Boy no sólo me cae todavía mejor sino que además ahora tengo hechos y frases que derrumban muchos mitos.

Ahora estoy perfectamente documentada para leer la nueva biografía suya que sale en breve, escrita por un descendiente (no directo, puesto que no tuvo hijos).

EDITADO 12/6/2008: Nueva biografía leída y Arthur Bell Nicholls sigue cayéndome cada vez mejor.

4 comentarios:

  1. No conocía nada de este señor, sólo que se casó con Charlotte, pero no tenía ni idea de que las biografías lo hubieran tratado tan mal. Por mí haz tantas entradas de las Brontë y su universo como quieras, que me encanta aprender sobre ellas.

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  2. Pues nada, me alegro mucho de que te haya resultado útil esta entrada.

    Uff sí, incluso a día de hoy ya digo que hay gente que sigue insistiendo en lo malo que era y lo infeliz que hizo a Charlotte. Y lo peor es que no hay NADA que apoye esa "teoría".

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  3. Hola!Creo que eso tiene que ver básicamente no sólo con la imagen que de él pintan los biógrafos, sino también con la carrera de Charlotte que se vio detenida desde el momento en que contrajo matrimonio. Teniendo en cuenta eso, creo que mucha gente subestimó al sr. Nicholls como una especie de ególatra autoritarista. Con una sinrazón muy grande por cierto, ya que si así hubiese sido, Charlotte, que vio su libertad muchas veces peligrar con otras propuestas matrimoniales, no lo hubiese aceptado.Gracias por hacerme saber sobre este libro, si bien estoy muy lejana de llegar a Haworth, siempre es bueno enterarse...

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  4. Os aradezco que hayáis uesto en mi camino la existencia de estos libros.
    Gracias,

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