martes, 3 de junio de 2008

Singled Out, de Virginia Nicholson

No me había dado cuenta, cuando compré este libro en el megapedido de Amazon, de que parece que me dedico a coleccionar la versión Sylvanian Family de los Woolf & co. Y es que tengo a Virginia Woolf, a su sobrino Quentin Bell (su biógrafo), a la mujer de su sobrino Anne Olivier Bell (la editora de sus diarios) y ahora a la hija de estos, Virginia Nicholson, autora de Singled Out: How Two Million Women Survived Without Men After the First World War.

Me encanta la portada del libro aunque, como es de las que se quitan y que para leer son tan incómodas, hace días que no la veo. Pero por buena que sea la portada el contenido es aun mejor. Había leído muy buenas críticas del libro y, aunque no se terminaba de ajustar del todo a lo que suelo leer, me tentó muchísimo desde que lo descubrí. Y no me ha defraudado en absoluto. Es más, me ha sorprendido mucho.

El libro, de no-ficción obviamente, cuenta qué fue los dos millones de mujeres británicas que se quedaron sin hombres a raíz de la masacre que fue la Primera Guerra Mundial. Entonces el drama era aun mayor porque estas mujeres pertenecían a una sociedad en las una mujer se casaba y punto, aunque ya antes de la muerte de "la flor de Europa" los hombres británicos escaseaban (ya en tiempos de las Brontë las mujeres superaban por bastante al número de hombres y se buscaban soluciones para estas mujeres "sobrantes" (surplus women en inglés)), pero las solteronas (old maids, spinsters) no alcanzaban esa cifra.

Las mujeres, que durante la guerra se lanzaron sin pensárselo dos veces a ocupar los puestos de trabajo que dejaban los hombres para ir al frente y evitar así que el país se quedara estancado y por lo que recibieron tantos halagos, se encontraron, al terminar la guerra, con que los pocos hombres que volvían en condiciones de retomar sus trabajos (y no siempre en condiciones) las volvían a encerrar en sus casas. Las que se resistían no sólo no eran ya alabadas sino que eran llamadas de todo por quitar el puesto a los valientes.

Pero es que muchas no tenían más remedio que trabajar fuera de casa. Muchas se encontraron de la noche a la mañana que sus novios, prometidos y maridos (afortunadas, dentro de lo que cabe las casadas, porque al menos les quedaba pensión) no volvían del frente y que, salvo las que tenían dinero propio (y a veces ni así), no podían mantenerse si no era trabajando. Y así empezó una lucha horrible desde la perspectiva actual en que la prensa arremetía contra las mujeres que trabajaban. Muchas trabajaban orgullosas de ello, otras trabajaban porque no les quedaba otra y ponían anuncios tristísimos para casarse.

Porque casarse era para lo que habían crecido y cualquier otro camino se veía antinatural. ¿Pero qué iban hacer si no había hombres para todas? La hipocresía de algunos (y algunas) llegaba a límites insospechados a veces. Por ejemplo, la idea detrás de pagar menos a las mujeres que trabajaban (aunque las había, por suerte, que cobraban también mucho más que los hombres) era que no sólo los hombres tenían que mantener a su familia, sino que quizá, si se pagaba menos a la mujer, esta se desanimaría, dejaría el trabajo y sentaría la cabeza de una vez, sin tener en cuenta que muchas, aunque así lo quisieran, simplemente no podían porque no había hombres para ellas.

Así que las pobres trabajaban como mulas para al final cobrar poco y tener que comer mal porque no les daba para más. El caso de la dependienta que comenta que en el ratito de la comida en la trastienda no les quedaba más remedio que meter los pies en el horno para calentárselos me dejó perpleja. O el de la pobre secretaria que, cuando simplemente no le daba ya el dinero, se tenía que ir a un comedor social donde la comida era gratis a cambio de memorizar y recitar antes de irse el texto bíblico que les daban a la entrada en un papel.

Porque eso es lo mejor del libro. No es un libro generalista, de cifras y datos y estadísticas. No, Virginia Nicholson hace todo lo posible por contar la historia general a partir de las particulares: a través de autobiografías publicadas o no, de historias familiares, de conversaciones con señoras muy ancianas que aún le han podido hablar de su juventud (como ella dice, cuánto mejor hubiera sido comenzar a escribir el libro diez años antes). Intenta que las voces vengan de todo tipo de clase social pero, como ella dice, muchas de las mujeres de clases más bajas nunca dejaron nada por escrito. También es cierto, eso sí, que la clase social más afectada fue la media-alta.

Y así cuenta los siempre sorprendentes casos de miles de dependientas y secretarias y muchas maestras y escritoras, pero también de auténticas pioneras: arqueólogas, brokers, ingenieros, grandes viajeras, políticas, universal aunts... Cada una con su propia historia única: desde las que perdieron a sus prometidos en la guerra hasta las que, simplemente, decidieron que una carrera profesional y la independencia les gustaban más. Una generación de lo más espabilada, porque no les quedó otra.

Un libro espectacular y, desde luego, un gran y merecido homenaje.

Además:

- La edición de bolsillo sale pasado mañana con una portada también preciosa.
- Y aquí hay una entrevista radiofónica con la autora.

EDITADO 21/11/2008: La editorial Turner lo publica en español como Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra.

2 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante y es el primer libro que encuentro que se habla extensamente sobre el papel de las mujeres durante la WW1 (poco después les concedieron el voto en Gran Bretaña) así que lo apuntaré en mi lista

    Precisamente estoy esperando que llegué un pedido de amazon casi monotemático sobre esta guerra quitando una biografía de John Barrowman que se ha deslizado por ahi. Ojalá no tarden mucho...

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  2. Apúntalo si te interesa el tema porque de verdad que merece muchísimo la pena.

    Precisamente Virginia Nicholson especula con si el hecho de que algunas mujeres (propietarias mayores de 30, creo) recibieran el derecho al voto pudo tener que ver con el buen comportamiento durante la guerra. Una especie de recompensa por pasar de ser radicales destroza-cuadros , etc., a ser la base de la economía nacional durante la guerra.

    ¡Qué envidia lo de Amazon! Que lo disfrutes :)

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