Puede que la semana pasada la tarta sedosa de chocolate no fuera especialmente complicada (otra cosa es que la complicáramos nosotros un poco) pero, sería por el fin de semana largo, estábamos vagos, así que decidimos alimentarnos de dos cosas (dos cosas fuera de lo común, quiero decir) que Manuel había traído hacía algunos días de Carrefour, donde sólo vamos de vez en cuando y sólo compramos rarezas que no tienen en nuestro supermercado habitual.
Supongo que la masa de las tortitas debe de ser facilísima de hacer, pero nosotros utilizamos un preparado al que sólo había que echarle agua. Y de ahí a la sartén. Como el paquete decía que salían diez tortitas (y se cumplió, por cierto), las dividimos entre el sábado y el domingo. Así que ahí estábamos ambos días de buena mañana, cual madres americanas de serie familiar de los años noventa, haciendo tortitas para desayunar.
La primera tortita del sábado nos salió tirando a chunga (luego me dijo mi madre que la primera tortita y la primera crêpe siempre suelen tirarse) pero de ahí sólo fuimos a mejor y hay que reconocer que son muy fáciles de hacer, así que el mérito hubiera estado en el fracaso más que en el éxito.
Estaban ricas las tortitas y pueden haber marcado un nuevo giro en mi historia de amor/odio con ellas. De pequeña las odiaba, creo que porque alguna vez me había atiborrado a ellas y las aborrecí. Muchos años después, no sé bien si a finales de la década (siglo, milenio, etc.) anterior o a principios de esta me reconocilié con ellas en su versión Vips. Hasta que un buen día hace, no sé, ¿tres o cuatro años? unas me dejaron llenísima y empachadísima (y eso que casi nunca soy capaz de acabarlas, por eso lo de ahora poder pedir una sola tortita me parece un gran invento) y volví a repetir la experiencia de infancia. Consecuente aborrecimiento y desde entonces tan feliz sin probarlas. Pero creo que con estas me he reconciliado de nuevo con el mundo de las tortitas. Quizá porque estas eran sorprendentemente ligeras.
Eso sí, el sirope de chocolate del Vips debo reconocer que es mucho mejor que el nuestro. Utilizamos el chocolate líquido de Royal que habíamos utilizado también para decorar la tarta la semana pasada (y que en realidad teníamos en casa preparado para las tortitas, lo de también usarlo para la decoración fue una casualidad). La semana pasada no se notaba demasiado, pero en las tortitas notamos que cualquier parecido de ese sabor artificial con el chocolate era pura casualidad. El domingo prescindí de ponerme y las tortitas me supieron aun mejor.
La otra cosa curiosa que Manuel había traído de Carrefour y que habíamos conservado sin abrir en el armario todos estos días fue una bolsa de.... ¡patatas azules! Como bien dijo Manuel, ya no hay que ir a Nueva York a por eso (oh, pero sí a por tantas otras cosas*). La bolsa es de marca Carrefour, pero viene etiquetada para Francia y Holanda. Aquí, como es obligatorio, le han puesto una etiqueta en la que el traductor (y mira que era un texto corto) ha metido un poco la pata. Tanto en francés como en holandés (yo no sé holandes, pero "blauwe" es bastante comprensible) las llaman patatas azules Vitelotte (el nombre de la patata, porque el color es natural, no lleva colorante) y el traductor lo debió de leer rápido y de entrada escribió patatas violeta (debajo puso patatas vitelotte) y es cierto que el azul tira a morado (más que a violeta, diría yo) pero me suena a metedura de pata, al fin y al cabo Vitelotte mirado rápido se parece a violette.
Nombres aparte, resultaron estar tan ricas como las americanas (¡probadlas!), aunque tenían el mismo problema: hay algunas requemadas (que no están tan ricas). Me parece curioso que en los dos tipos que hemos probado pase lo mismo, así que deduzco que son patatas que se queman más fácilmente que las otras, no sé.
Lo más curioso de todo fue que el color era prácticamente idéntico al predominante en la portada de mi lectura actual. Las patatas se podían camuflar en ella.
La película de anoche con plancha (qué bien, con el cambio de tiempo ya no me deshidrato planchando) estuvo muy bien, un poco al estilo de la saga del Thin Man que tanto me gusta: A Night to Remember (¡Qué noche aquella!). Situada en pleno Greenwich Village neoyorquino y con un poco de lluvia neoyorquina que ahora vemos totalmente natural y no pasada de rosca, como parecía antes. Estuvo muy bien.
* Ayer mientras desayunábamos las tortitas casi me atraganto al ver en El País Semanal que hay una empresa distribuidora que va a traer productos Boylan (Cane Cola, etc. ). ¿Será verdad? ¿Las distribuirá lo suficiente como para que las podamos encontrar por ahí? Ojalá. De momento el recorte ya está sujeto con imanes en el frigorífico. A ver si hay suerte. Para volver a Nueva York siempre habrá mil excusas más...
Últimas novedades
Hace 5 días
¡Cómo me gustaban las tortitas de joven! Había unas granjas en la Diagonal (¿Balmoral?) donde las hacían riquísimas. Creo que ya no existen.
ResponderEliminarNosotros hacemos tortitas de vez en cuando. En cuanto pasa un poco de tiempo, mis niños empiezan a pedirlas. No es nada difícil hacerlas, simplemente echar los ingredientes en el vaso batidor y mezclar. Pero le echamos Nutella o sirope de cereza, que tenemos casero y salen buenísimas.
ResponderEliminarA mí también me encantan las tortitas y también he probado el preparado que citas, pero buscaba una receta para poder hacerlas cualquier día que me levantara con el antojito y en Delishop me la proporcionaron.
ResponderEliminarLas patatas azules son muy fáciles de encontrar en mercados de Cataluña, ya que en la zona interior se cultivan típicamente (díria que hay alguna denominación de origen). En la Cerdaña probé unas buenísimas, aunque creo que aquí las llamamos patatas violeta... :P
El día que te decidas, la receta de tortitas de Nigella Lawson es facilísima y muy buena.
ResponderEliminarPero, ¿y el jarabe de arce? Para mí, las tortitas casi son la excusa para tomarlo.
Yo antes hacía tortitas a menudo, porque la masa es muy fácilita y se hacen rapidísimo. Ahora, con lo del colesterol, las hago menos, porque para mí una tortita sin nata no tiene tanta vida! :P
ResponderEliminarLas patatas esas están fritas? Yo las he visto enteras en algún programa del Canal Cocina, jaja, pero nunca las he tenido delante. Son curiosas y muy monas! Supongo que algunas se quemarán más porque al ser oscuras no se sabrá muy bien si están bien fritas o no, se me ocurre.
saluditos!
Que desayuno tan de domingo, si, si es facíl hacer tortitas, pero yo al principio tambien compre un preparado.
ResponderEliminarNo se porque asocio las tortitas al invierno, eso y hacer sopa de cebolla me hace desear que haga mucho frio y que sea domingo.
No he visto nunca esas patatas, tienen un color muy curioso, a ver si las veo.
la proxima vez hazlas tu, que estan tiradas! a mi como mas me guustan es con platano fresas y azucar :) o platano y miel. YUMMY!
ResponderEliminarElvira: ¿ya no existen? Qué pena, ahora que me he vuelto a reconciliar con las tortitas no me importaría probar ese sitio que dices :)
ResponderEliminarMalglam: ya me imaginaba que hacerlas sería fácil. Pero nosotros siempre nos adentramos en nuevos territorios a base de preparados. La próxima vez... ¡casero!
Iris: sí, las patatas azules crudas también las he visto alguna vez en la frutería, pero así, fritas y en bolsa, sólo las habíamos visto en NY. ¿Se llaman violeta? Pero si son azules o, en todo caso, moradas...
Claudio: he mirado la receta que dices y me ha gustado, sobre todo por eso de hacerte el preparado y dejarlo ahí para usos futuros sin tener que hacerlo todo cada vez. La próxima vez que hagamos tortitas me acordaré de Nigella seguro. Gracias.
Y el jarabe de arce ya vez que lo tomé ayer con el pan que hice ;)
Lillu: ¿Y si te las haces tipo crèpe y las tomas con fruta o similares? Ya sé que no es lo mismo, para mí la nata también es parte del ritual de las tortitas.
Sí, las patatas son fritas. Y tu teoría del quemado es buena, no se me había ocurrido.
Ángeles: nosotros siempre empezamos con preparados, es como nadar con manguitos o montar en bici con ruedines. La próxima vez ya nos soltaremos. Uff... ¡sopa de cebolla! En mi familia son fans pero yo no puedo con ella, ni aunque me aseguren que no sabe a cebolla. Pero sí, a ver si va llegando el fresquito.
Si ves por ahí las patatas pruébalas a ver qué te parecen. De sabor son casi iguales a las normales, un pelín diferentes no sabría decir en qué.
Andrea: vale, vale... las haremos caseras. Pero dudo que prescindamos de la nata ;) Y miel seguro que yo no me pongo (no puedo ni verla).
Hola Cristina: he buscado las Granjas Balmoral en Google y he encontrado un comentario anónimo a un artículo de La Vanguardia que dice esto: "Que vuelvan a poner las Granjas Balmoral, íntegramente pintadas de color crema y con los camareros vetustos de servilleta, delantal y americana blanca. "Tortitas Balmoral las mejores de la Diagonal" ..."
ResponderEliminarOtro que se relame de recordarlas, jaja!
Pues qué pena. Pero me ha encantado su "slogan": "Tortitas Balmoral las mejores de la Diagonal" :D
ResponderEliminar