jueves, 31 de enero de 2008

The Waves (Las olas)

(AVISO: entrada muy larga y probablemente aburrida).

Hace apenas un rato que he terminado The Waves (Las olas), de Virginia Woolf. Había leído muchas veces que se consideraba su gran obra, pero si se ha leído Mrs Dalloway (La señora Dalloway) o To the Lighthouse (Al Faro) cuesta imaginar que haya algo mejor aún. Pero ya cuando iba leyendo The Waves me iba sumando a ese grupo y al terminarlo lo afirmo sin ningún tipo de dudas (la propia Virginia Woolf no lo descartaba cuando lo escribía, ya que lo consideraba su "mayor oportunidad"). Eso sí, tampoco recomendaría a alguien que no haya leído nada de Virginia Woolf empezar por aquí, por muy bueno que sea. Ya dije que siempre me afano en leer las producciones literarias en orden cronológico pero últimamente siempre me encuentro fallos. Con Virginia Woolf era consciente de haberme saltado los primeros libros y haberme abalanzado directamente sobre Mrs Dalloway pero no de haber cometido el fallo de leer Flush antes de tiempo. Pensaba que dentro de mis márgenes iba por orden, pero he visto que no. Quiero decir con esto que no soy quien para recomendar orden y concierto con los libros de Virginia Woolf, pero en este caso creo que no es una manía sino - casi - una necesidad.

Hasta el año pasado tenía la buena costumbre de leer un libro de Virginia Woolf al año pero el año pasado, por no encontrar The Waves en ningún sitio (ni tener sitio ya en la maleta para comprarlo a la vuelta de York), tuve que resignarme hasta que en diciembre alguien que fue a Londres me lo trajo amablemente (¡con otros dos libros!). (El año que viene me tocará The Years, que tampoco tengo aún, a ver si hay más suerte y puedo continuar con mi lectura anual).

Además mi lectura anterior fue Atonement, donde la protagonista elogiaba The Waves sin ir más lejos, lo consideraba su libro preferido y trataba de emularlo. Claro, después de un año sin Virginia Woolf, con el libro recién llegado de Londres y además con esa referencia ya no podía dejar pasar ni un día más.

Y The Waves ha sido hipnótico. Con los libros anteriores me parecía que marcaban un ritmo más lento y puede que este lo haya leído mal por leerlo tan rápido pero literalmente no podía parar. Virginia Woolf se resistía a llamarlo novela y lo llamó "play-poem" (¿obra poética?), pero lo que buscaba era crear ese nuevo género literario que ella pensaba que hacía falta (puede decirse que si no consiguió crear un nuevo género sí que revolucionó y cambió la forma y el estilo literario y que los libros que leemos hoy, sin Virginia Woolf, no serían iguales). Lo cierto es que me cuesta creer que nadie se haya decidido a ponerlo en escena*. Los pobres actores, con sus parrafadas, lo pasarían fatal para memorizar el texto, pero leerlo es ver una puesta en escena minimalista con actores muy estáticos, música, olas, luz similar al sol a lo largo del día. Al menos yo me lo imaginaba así.

Al principio el libro se iba a llamar The Moths (las polillas) porque se usan muchas veces como símbolo y porque, para empezar, la idea del libro se la dio su hermana, Vanessa Bell, cuando le escribió sobre unas polillas en una carta. Pero después se cambió al mucho más apropiado, creo, The Waves (las olas). Virginia misma decía: "I am writing The Waves to a rhythm not to a plot (escribo Las Olas siguiendo un ritmo, no un argumento)". Y las olas están ahí todo el tiempo, tanto en el ritmo como en metáforas de todo tipo (como muchas otras imágenes recurrentes: puertas, caballos, polillas, claveles) que se emplean constantemente. De ahí que el otro día comentara que lo de leer unas cuantas páginas junto al mar había sido una experiencia curiosa.

¿Y de qué va? Aunque se diga que no tiene argumento no es un libro que vaya sobre nada, porque de hecho va de todo. En principio sigue la vida de seis amigos, desde que se conocen en el colegio de pequeños, hasta que son ya viejos. Todo lo que sabemos de ellos es por monólogos internos, lo que dicen de ellos mismos, de lo que ven, de lo que viven, de los otros, de Percival (un personaje que está muy presente aunque sólo le vemos a través de los otros). Pero se habla de todo, se reflexiona sobre todo y se deja, así, que cada uno saque sus propias conclusiones. De vez en cuando hay una preciosa descripción del estado del mar y la luz y el sol que indica que el día (el tiempo, vaya) va avanzando.

El libro, como siempre que leo uno de Virginia Woolf, me ha hecho querer saber más (de lo que ya sabía, lo básico) acerca de ella. Tengo (auto)vetadas las biografías extensas hasta que me haya leído sus obras más importantes así que voy consultando aquí y allá. No tengo los diarios completos, pero sí una especie de recopilación de las entradas más significativas (publicado por Leonard Woolf, su marido), donde estuve leyendo sus entradas sobre The Waves, que eran muy interesantes. Virginia Woolf, pese a reconocer la gran oportunidad que tenía con este libro, no pensaba que se fueran a vender más de 2.000 copias del libro (luego se vendieron más de 7.000). Y es muy emocionante cuando cuenta que acaba de escribir la última línea (línea que también está en su epitafio).

En internet también hay cosillas interesantes. He vuelto a oír estos días la única grabación que existe de su voz en un programa de radio de la BBC. Al principio su voz, su acento (de auténtica clase alta inglesa) son muy chocantes. Aun así su sobrino decía años después que la voz de su tía no se parecía demasiado a la de esta grabación.

Y también el Smith College tiene una estupenda exposición online de cosas relacionadas con la vida y la obra de Virginia Woolf. Hace unos días me pasé un buen rato inmersa en esa web.

Las fotos que ilustran esta entrada son: una portada ilustrada por Vanessa Bell (hermana de Virginia Woolf) de la primera edición de The Waves (son chulísimas todas las portadas que diseñó Vanessa Bell) y una foto que hice yo el viernes pasado y que me gusta mucho.

* Editado en noviembre de 2008: ¡Alguien sí se ha decidido a ponerla en escena! Es que lo pide a gritos.

4 comentarios:

  1. Si, que es larga si, y tambien aburrida, para que nos vamos a engañar... :P

    Tambien me he leido lo de Marlango. Siento lo del concierto, y que descaro el de ya.com. Cuanta maldad hay en el mundo teleoperador.

    Hice mi examen de aleman. No me salio mal, a pesar de no haber amasado pan mientras estudiaba. pero es tan complicado. Ya te dire si apruebo.

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  2. Bueno, lo que me he reído con tu frase de "cuánta maldad hay en el mundo teleoperador". Parecía tonta aquí sola partida de risa.

    Ya te digo que si hubieras amasado pan te hubiera salido aun mejor. Seguro que aprobarás... y sin restos de harina por todas las hojas :P

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  3. No puedo pasar de la página 30 de Mrs. Dalloway y en su tiempo intenté leer Las Olas y Al Faro y me parecieron aburridísimas. Me gustan mucho Kafka, Flaubert, Borges, Hugo, Vargas Llosa, Yourcenar, etc... Y no entiendo por qué me parece una empresa imposible leer a Virginia Woolf. En cuanto a su técnica, en, por ejemplo, Vargas Llosa, me gusta mucho. Pero no puedo evitar el sueño con esa autora. ¿Por qué será? Me gustaría que me sugirieran por qué puede pasar esto. Tantos lectores a quienes gusta mucho no pueden estar equivocados. Pero yo no me convenzo tampoco de estar tan equivocado.

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  4. Pues no lo sé. En mi opinión los libros dependen de muchas cosas, no sólo de que el autor se considere bueno o sea similar a otros que nos gustan. Dependen del momento, de la conexión que tengamos con lo que cuenta, de que además conectemos con el estilo del autor y que sus palabras nos digan algo.

    No hay que necesariamente contar el número de lectores de algo para comprobar si nosotros como lector estamos equivocados o no.

    No sé, yo lo dejaría para intentarlo más adelante y si no funciona, pues no funciona, a leer otros autores con los que sí nos entendamos, que hay muchos.

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