domingo, 19 de abril de 2009

Battenberg cake para Charlotte Brontë

Hay veces que una vez que una cosa se nos pasa por la cabeza ya no hay forma de "des-pensarla". y eso es lo que me pasó hace unas semanas con la tarta Battenberg (usamos esta receta): se me metió entre ceja y ceja y, además, con una fecha concreta: ayer sábado de repostería por varios motivos. A Manuel, cuando se lo comuniqué, no le hizo muy feliz: primero porque, una vez que has leído algún libro - o todos, en nuestro caso - de Jasper Fforde las asociaciones de la Battenberg Cake son muchas y no del todo buenas (aunque sí muy divertidas) y segundo porque el recubrimiento está hecho de mazapán. Acabé con lo segundo diciendo que, como aquí no venden ya el mazapán listo para pasarle el rodillo, nos lo ahorraríamos. Cosa que más tarde vi que era impracticable porque, junto con la mermelada de albaricoque, es lo que sujeta toda la estructura de la tarta (sí, es una tarta con estructura) y como me enteré de que el mazapán era muy fácil de hacer, decidí que bueno, nuestra tarta Battenberg sería una tarta Battenberg al completo. Y mazapán siempre se puede apartar, ¿no?

Conseguido el colorante alimentario rojo y todo, sólo quedaba ponernos manos a la obra. Y creo que puedo decir que es lo más complicado que hemos hecho hasta el momento y que es probable que hagamos en la vida*. Descubrimos en el proceso algo que quedaba implícito y que no captábamos al leer los libros: la madre de Thursday Next - la protagonista de la mayoría de los libros de Jasper Fforde - tenía mucho (MUCHO) tiempo libre, aunque las recetas se empeñen en decir que el tiempo de elaboración es de una hora (¡ja!).

La única diferencia entre los dos bizcochos es que uno lleva colorante y el otro no: el sabor es idéntico. Se hacen, se recortan, se pegan con la mermelada de albaricoque y se envuelven en el mazapán. Dicho así no suena como la inmensa obra de ingenería y arquitectura que realmente es. Vamos, que la Torre Eiffel ahora nos parece un juego de niños y que creo que después de haber hecho una tarta Battenberg deberían darte automáticamente los títulos de arquitecto e ingeniero como mínimo. Porque los bizcochos están en constante peligro de desmoronarse, de romperse, de hacerse migas, de partirse. Por no hablar del mazapán, que se pega a la superficie de trabajo como superglue; cosa que no hace la mermelada de albaricoque que pega como... como pegamento de barra Pritt, que sí, pega un poco, pero también se deja despegar fácilmente. Y con todos esos factores de riesgo hay que contar a la hora de envolver la tarta en el mazapán. Qué tensión.

Baste decir que el enrollado acabó en la tabla grande de cortar y ahí se quedó la tarta. No es una presentación muy atractiva pero no queríamos ni contemplar la idea de otro traslado.

Mientras se desarrollaba todo esto y esquivábamos una y otra vez las grandes catástrofes que nos asaltaban por todos los lados yo no podía evitar pensar en los motivos que me había llevado a elegir la tarta. El primero, sin duda, la curiosidad anglofílica. El segundo, que el jueves que viene, sí, es Sant Jordi pero también Saint George, patrón de Inglaterra. Había que hacer algo muy patrio. Y finalmente y quizás el motivo más poderoso es que el martes, día 21, es el cumpleaños de Charlotte Brontë y yo quería dedicarle una buena tarta de su tierra. Pero mientras la hacíamos y no terminaba de encajar con la imagen mental yo no hacía más que repetirme que más que una tarta en honor de mi escritora favorita parecía que me había empeñado en hacerle una tarta a mi peor enemigo. Por suerte, y lejos de la perfección, de eso no hay duda, el resultado fue, como mínimo, digno. Y creo que Charlotte Brontë no puede ponerle muchas pegas. La intención es lo que cuenta, ¿no?

Y de sabor, que es lo realmente importante está muy rica. Y es que aparte de los riesgos de elaboración también estaban los del paladar. Manuel sin entusiasmo (por ponerlo suavemente) por el mazapán y yo sin ser una gran fan de la mermelada. Pero, como los riesgos de elaboración, estos también los esquivamos. Manuel aparta el mazapán (yo soy incapaz de comer más que el mío porque eso llena como comer tres elefantes de una sentada) y se entretiene haciendo figuritas, como este hombrecillo que, ya que hablamos de Charlotte Brontë, bien podría ser Edward Rochester, y que a estas horas ya no existe más que en foto. Y la mermelada de albaricoque apenas se nota más que en un leve saborcillo que queda muy bien. Así que, aunque es enorme y aún queda muchísima, la comemos con mucho gusto. A la salud de Charlotte Brontë, de San Jorge y de todos los ingleses de la pequeña gran isla.

Pero todo eso no quita que ayer decidimos que el sábado que viene la repostería será de las muy, muy fáciles.

Y ya pasando a hoy la película dominical de esta mañana era una bien conocida (aunque yo sólo recordaba trozos sueltos): Bringing Up Baby (La fiera de mi niña). ¡Qué carcajadas! Y me sigue fascinando/intrigando la forma de hablar de Katharine Hepburn. Por cierto que del leopardo y qué fue de él en la vida real poco hemos podido averiguar pero nos ha hecho gracia enterarnos de que el perro, George, se llamaba Skippy en la vida real y que ya lo habíamos visto en una película anterior, The Awful Truth (La pícara puritana), de las muchas que hizo. Era una auténtica estrella de Hollywood y cobraba nada menos que 250 dólares semanales.

* A eso hay que sumarle los contratiempos ajenos a la propia tarta, como que cuando estaba pesando la harina al abrir un armario hubiera un alud y una de las cosas aterrizara directamente en la bandejita llena de harina de la balanza creando una impresionante nube de harina que invadió toda la cocina o que yo, después de repetirlo constantemente, comenzara a echar la masa en el molde antes de haberlo untado de mantequilla y hubiera que retroceder.

7 comentarios:

  1. Desde luego parece complicada de hacer. Yo es que no puedo con el mazapán... Me encantan esos bizcochos -¿de mármol se llaman?- que tienen masa de chocolate mezclada con masa normal.

    Al paso que vas, cuando tengas mis años serás una expertísima repostera (ya lo eres ahora).

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  2. ¡Uf, una tarta de mazapán! Debe de llenar, ¿no? El hombrecillo es muy gracioso ;)
    Un saludo,
    Tanakil.

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  3. Elvira: sí, de mármol o amarmolados. Nosotros hicimos uno de esos hace un tiempo y ahora estoy deseando probar uno que sugirió Iris. El sabor es igual de rico pero la presentación es distinta, ya te imaginarás cómo queda cuando te diga que se llama Zebra Cake.

    Tanakil: uy, no, "sólo" está recubierta de mazapán, que ya llena lo suyo así. No quiero ni pensar lo planchado que te quedarías si realmente toda la tarta fuera de mazapán. Uffff.

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  4. Tiene una pinta buenísima, Cristina, pero el mazapan y yo no hacemos buenas migas...no sé lo mismo pruebo lo rica que está la tuya...y me derrito!! Quién sabe??
    "La fiera de mi niña" no termina de gustarme del todo. Aunque sé que es un clásico indiscutible, pero es que eso de hablar así, tan rapidísimo, me pone algo nerviosa...Igual me pasa con "el halcón maltes" aunque con esa última me río más.
    Bss!!

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  5. Lo mejor del mazapán es que se puede apartar si no apetece (lo de hacer muñequitos con él es opcional). Tanto con él como sin él yo encuentro la tarta riquísima :)

    Pues yo tenía un muy buen recuerdo - algo vago, eso sí - de La fiera de mi niña y no me defraudó en absoluto. Me gustó muchísimo aunque no termino de comprender muy bien de qué depende que algunas películas de las que vemos pasen a considerarse clásicos y a ser muy conocidos y otras que me parecen igual de buenas o incluso mejores se hayan quedado un poco en la oscuridad.

    No he visto El halcón maltés pero ¿es de risa? Pensaba que era cine negro.

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  6. Es cierto lo que dices...hay películas menos conocidas que deberían considerarse igual de clásicas que otras, y tener mejores menciones. Pero bueno,...es lo que suele pasar con muchas cosas.
    "El halcón maltes" tienes razón en afirmar que es cine negro, pero yo me parto de risa con los diálogos a toda velocidad que mantienen. En especial hacia el final. Hace tiempo que no la veo, tal vez años...Y es en eso, en los diálogos rápidos, que me recuerda a "la fiera de mi niña"...Bss

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  7. Ah, ahora entiendo a qué te referías con lo de El halcón maltés, aunque ya te digo que no la he visto, pero me estás picando la curiosidad :)

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