lunes, 8 de marzo de 2010

Madalenas de fresa

A no ser que esté muy inspirada o me haya encontrado una receta que quiero-quiero-quiero hacer, algún día de la semana, antes de ir a la compra semanal, le pido a Manuel que elija el formato de la repostería: tarta, madalenas o galletas (hay excepciones, claro, pero esas son las formas más comunes). Es una forma de filtrar. Últimamente, y desde que vimos la de posibles tartas de fruta que se pueden hacer, no deja de insistir en que lo que sea lleve fruta. Lo malo es que luego protesta porque siempre opto por las mismas frutas. Ya le he dicho que en cuanto tengamos el molde correcto y los pesos de hornear haremos la tarta que elija de la fruta que elija.

El otro día estaba más bien poco inspirada porque tenía que hacer la lista de la compra y me había olvidado de preguntarle a Manuel qué formato quería. Así que navegando, navegando por los mares de internet y recordando que las últimas semanas la frutería está a rebosar de fresas (y nosotros aún no habíamos caído en la tentación) me vino la inspiración: ¡madalenas de fresas! y encontré esta receta. Decidido.

Manos a la obra el sábado: fáciles, rápidas y en el horno olían de maravilla, un olor totalmente diferente a los habituales. Crecieron un montón, cosa que siempre ameniza mucho telehorno. En algunas fotos había visto que la gente ponía sobre la masa de cada madalena una rodajita de fresa, pero como yo no las tenía todas conmigo y dudaba de si se carbonizaría sólo hice rodajas de una fresa, que dio para cuatro madalenas. No se carbonizaron y quedaron monísimas. Cuando repitamos adornaré las doce que salen.

Son unas madalenas de lo más fotogénicas, hice muchísimas fotos, estaban tan monas y - quizá este era el motivo real - olían tan bien. Cuando llegó el momento de probarlas por la noche (una a medias entre los dos, son grandecitas), no lo dudé cuando dije que eran las mejores madalenas del mundo. ¡¡Qué delicia!! El sabor es indescriptible pero tan agradable. Y de todas las madalenas que hemos hecho, esta masa es la que más me ha gustado. A partir de ahora creo que la utilizaré de base para el resto de madalenas: es muy ligerita, tiene una textura ideal y un sabor muy rico.

El caso es que cuando estoy comiendo una ya estoy pensando en cuándo será razonable comer la siguiente. Creo que si me dieran una opción única en cada formato elegiría: tarta de zanahoria, madalenas de fresa y galletas de canela y pepitas de chocolate. Son mi podio repostero.


Y no, no son las únicas fresas que hemos comido este fin de semana: no las gastamos todas para la mejores madalenas del mundo, así que vamos dando cuenta a las otras a base de nata montada. Decadente, sí, pero irresistible.

Anoche comenzó con la plancha y la película: tocaba una película buenísima con un toque más dramático que las que vemos habitualmente y que, por desgracia, no ganó ningún Oscar en su día (1939, el llamado mejor año de la historia del cine, estaba un pelín concurrido): The Women (Mujeres), donde en ningún momento aparece ningún hombre y donde, igual que el anuncio del frigorífico de Westinghouse, la forma de hacer las cosas entonces parece mejor (y, ojo, que yo no soy de aquellas de "todo tiempo pasado fue mejor", sobre todo en lo que respecta a las mujeres). La película es en blanco y negro, pero el desfile de moda a todo color deja a cualquier pasarela actual como lo más soso del mundo (pero eso ya lo sabíamos). ¡Y la gimnasia que hacen! Ríete de las maquinitas de los gimnasios actuales.

Y después... ¡noche de Oscars! El año pasado coincidieron con el viaje a Londres y yo fui incapaz de ver un segundo desde allí. Anoche sí que conseguí despertarme y ver un buen rato pero, como suele ser habitual, eso sólo sirvió para tragarme los premios tirando a aburridos y perderme los interesantes cuando el sueño por fin pudo conmigo.

Y para hacer de esta entrada un mayor batiburrillo, de nuevo termino con un par de recomendaciones de artículos: Maruja Torres escribiendo sobre "aquellas lágrimas" y comenzando el artículo con Leonard Woolf (que fue lo que me ancló los ojos) y Javier Marías protestando sobre "escenas de efímera exasperación" con las que coincido bastante. Javier Marías que, por cierto, hace unos días ofreció un encuentro digital de una hora con sus lectores en la página de El País y tuve la suerte de que me respondiera dos preguntas. Qué emoción.

Editado un rato después: ¡¡ya no me puedo quejar!! Dudo que cuaje y/o dure, pero... ¡está nevando!

12 comentarios:

  1. Madre mía, ¡tienen una pinta espectacular! Cristina, quiero-quiero-quiero necesito-necesito-necesito la receta. XD

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  2. ¡Hazlas y verás! El sabor supera a la pinta con creces. La receta la tienes enlazada en la entrada, es de aquí: http://realmomkitchen.blogspot.com/2009/06/fresh-strawberry-muffins.html

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  3. Suerte que estoy desayunando mientras veo tu entrada, porque están de lo más apetitoso.

    Aunque aún faltan muchíiiisimos años, te imagino de abuelita repostera con algún nieto fascinado a tu alrededor, jajaja! ¡Qué imaginación la mía!

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  4. ¡Jajaja! Supongo que en la imagen no faltarían el moño y el chal, ¿no? :D

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  5. Chal, puede, pero moño noooooo....

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  6. Ya tengo las fresas, ¡no te digo más! XD

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  7. ¡¡Qué bien!! Ya me contarás qué tal el resultado. Verás qué ricas.

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  8. Cristinaaaa, ¡qué buenas! ¡qué buenas!
    Gracias por pasar la receta, menudo descubrimientoooo :D

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  9. ¡¡Cuánto me alegro!! Son todo un descubrimiento, sí :D

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