domingo, 7 de septiembre de 2008

El capitalismo hecho ciudad


El título de esta entrada fue uno de los primeros comentarios que le hice a Manuel sobre Nueva York cuando la primera noche salimos a dar una vuelta de presentación. No recuerdo qué hora era, porque si algo sí que hace el jetlag es desubicarte totalmente (y qué contentos estábamos de que fuera por fin de noche después de haber pasado muchas horas en una hora indefinida siempre muy soleada).

Al día siguiente, por supuesto, el paseo por la quinta avenida no hizo más que darme la razón... hasta que me acostumbré al hecho de que si buscas algo y no lo encuentras en ninguna tienda de Nueva York debe de ser que no existe.

Pasamos por delante de Tiffany's tan pronto que aún ni siquiera estaba abierta. Yo quería haber entrado a curiosear y a que Manuel me comprara una cucharilla de plata ("ya, seguro que no lo ha hecho nadie antes..."), pero entre la tienda cerrada y la poca predisposición de Manuel me tuve que conformar con mirar los escaparates. En cuanto a exteriores, ya sé que esta es la original, pero luego en Wall Street hay otra mucho más lujosa.

Pero al menos Tiffany's no me decepcionó, como sí que me pasó con Macy's. De Macy's se habla en muchas películas y también en Friends (sobre todo en relación con el desfile que organizan por Acción de Gracias), y el edificio por fuera es bonito, pero por dentro... Psch, un chasco. Es idéntico a El Corte Inglés (¡mismo olor!) pero diría yo, sin haber examinado la ropa ni nada, hablo de lo que se ve dando una vuelta, que un poco más cutre. Desde luego la iluminación es peor. Y además que yo pensaba que, ya puestos a ser como El Corte Inglés, serían eso, unos grandes almacenes. Pero sólo venden ropa y cosas para la casa. No sé, supongo que para ir de compras debe de estar bien, pero para sólo curiosear no tanto. Eso sí, ¿el parque de delante? Encantador.

De Bloomingdale's se habla aun más en Friends, ya que Rachel trabajó aquí durante un tiempo. Bloomies como dice Joey que lo llama su madre y como mucha gente real lo llama también. Después del fiasco de Macy's, aquí ya iba con menos ilusiones aunque me había fijado el objetivo de no salir sin una de las famosas small/medium/big brown bags. Pasamos por la parte de perfumes (Viva la Juicy - no me invento el nombre - era el perfume del momento y había casi tanta competitividad entre los que te lo ofrecían como cuando Joey se dedica a lo mismo). El caso es que también había muchísima ropa (y muy cara, yo vi una chaqueta mona pero normalita y con vistas a conseguir mi bolsa miré la etiqueta, que solté de golpe al ver que la cifra se acercaba a los 400 dólares). Estábamos muy cansados y quedamos fatal dejándonos caer en un sofá bien cómodo al lado de la sección de Armani (cutres, cutres, cutres... nosotros, no Armani). Al final, yo ya viéndome sin bolsa, vimos que había una sección de cocina y tés (siempre podía hacerme con un socorrido té), donde también tenían tazas. Después de ver algunas muy monas encontré la que más me gustó y que ya enseñé en esta foto. Los dependientes de Bloomingdale's son lo mejor. Te ven comprando una simple taza con pinta de turista total y aun así te atienden como si estuvieras comprando veinte chaquetas de 400 dólares, con parsimonia y todo tipo de atenciones. Y al final, claro, te dan la ansiada bolsa. (He de decir que luego, cuando volvíamos, en el aeropuerto, vi a una chica que llevaba un bolso igual que mi taza y la tradicional bolsa de papel, "merchandising" de Bloomingdale's. Qué envidia me dio.). Bloomingdale's me gustó mucho más que Macy's: mucha más variedad y mucho más interesante y original para curiosear.

Y así acaban las tiendas chic. En Times Square (técnicamente no era Times Square, pero bueno, cerca) hay una tienda de DOS PISOS dedicada única y exclusivamente a los M&M's con la pantalla enorme y de excelente calidad que aparece en la parte de arriba y que no para de mostrar imágenes muy chulas. Los venden de todos los colores y de todos los tipos y te los sirves tú directamente de estos tubos gigantes. La gente se vuelve loca por coger M&M's. Pero no sólo venden M&M's, sino cualquier cosa que pueda asociarse con ellos: dispensadores, camisetas, cajitas, surtidos, juguetes, bolsos, monederos, llaveros, imanes, postales... de todo. Y la gente sale de allí con bolsas enormes (y eso que el primer día que la vimos pensamos que sería deficitaria). A mí se me encaprichó una bolsa y terminé acudiendo a los tubos a ponerme un surtido de colores raros.

Pero a lo llamativo de la tienda de M&M's no tiene nada que envidiarle el montaje - con taza humeante - de la tienda de chocolates Hershey's*. Allí también pasamos un buen rato (después de Xanadú, ya que ese día - no sé si todos los días, de hecho - cerraban a media noche) y, aunque en el merchandising se han moderado un poco más, también venden casi de todo, menos Kit Kat de naranja... otro de mis breves éxitos (y grandes fracasos de los fabricantes por lo poco que duraron en el mercado). Coca Cola de vainilla (que por cierto según la wikipedia volvía a estar a la venta en Estados Unidos... ¡¡en Nueva York desde luego no!!), Kit Kat de naranja... ay, qué tiempos.


* En versión más chic de la industria del chocolate me sorprendió la cantidad de tiendas de Godiva que había. Y todo con una pinta... Sobre todo los "sobrecitos" de fresas con chocolate para llevar. Hmmm.

2 comentarios:

  1. La cantidad de marcas, anuncios, franquicias, que hay por la ciudad es impresionante. Cuando yo fui en Times Square había un vaso gigante de papel de noodles, también humeante, espectacular. Y los anuncios de los musicales también estaban muy trabajados.

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  2. Sí, sí... es que así hasta gusta ver anuncios. Pero es impresionante, todo entra por los ojos, eso desde luego.

    Sí, la mayoría de las cosas están muy cuidadas en ese aspecto. Lo tienen todo pensado y visto lo visto y cómo estaban de llenas la mayoría de las tiendas y cómo no se ve a nadie por la calle que no vaya cargado con una bolsa de tal o cual sitio les funciona.

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