Lo primero de todo, aunque en cuanto acabe esto iré y los contestaré uno por uno (¡me va a llevar un rato!), es daros las gracias por vuestros comentarios a la noticia de ayer. Me hicieron mucha ilusión. Así que de verdad: muchísimas gracias, también de parte de Manuel, que los estuvo leyendo por la noche.
Y ahora, aunque ya no queda ni resto de ella, paso por fin a la repostería del sábado: el telehorno de verdad.
Ya sé que debería moderarme con el azúcar, pero aunque obviamente sería mucho más sano prescindir de la repostería de los sábados (ahora y en cualquier circunstancia), lo cierto es que tampoco hay que dejarse llevar por la paranoia. Ya me han quitado la mayoría del embutido, el queso brie, me hacen tomar la carne chamuscada y como si fuera una suela de zapato, me han reducido el té y me hacen lavar la fruta y la verdura de forma casi obsesiva (con la excepción de que me niego a utilizar lejía para lavarla, primero porque odio la lejía y punto y segundo porque tal y como llevo lo de los olores eso podría ser mortal y la forma más eficaz de impedirme comer fruta, cosa que ya de por sí, con ciertas excepciones, no me entusiasma) así que, mientras no haya datos impepinables que me obliguen a lo contrario (y esperemos que no los haya), yo seguiré con mi pequeña transgresión que, aunque de verdad no lo parezca en el blog, se limita únicamente al principio de la semana.
Ya llevábamos disfrutando de las fresas un par de semanas, así que era predecible que tarde o temprano acabarámos haciendo las deliciosas madalenas de fresa del año pasado y que salieron tan ricas. Lo malo es que nunca, nunca deberían apuntarse dos recetas de lo mismo pero con distintos ingredientes y procesos de elaboración el el mismo papel y mucho menos olvidarse de que hay dos y hacer la primera de ellas directamente. Resultó que la primera receta no era la que habíamos hecho el año pasado y que era un poco más sosa que la segunda, que era la que sí que habíamos hecho y me había entusiasmado. Para cuando me di cuenta de las diferencias ya era demasiado tarde para ciertos cambios, pero sí que llegué a tiempo de darles el toque final (que no venía en la primera receta, pero sí en la segunda) del azúcar y la canela por encima. Me alegro de haber llegado a tiempo, porque es un gran toque.
Como aliciente también teníamos el hecho de que estrenábamos jarra medidora. La semana pasada el medidor habitual, sin saberse muy bien cómo (esta vez no hubo golpes de por medio como cuando la debacle del helado en verano), apareció un día rajado por abajo. Manuel comprobó que no perdía líquido ni nada, pero a mí no me daba seguridad alguna. Así que nos hicimos con esta jarra tan chula (aunque es de plástico) que además tiene la ventaja de que puedes comprobar el nivel de líquido tanto desde el lateral, como en todos los medidores, como desde arriba, sin necesidad de agacharse, retorcerse ni hacerlo mal sujetándolo en las manos al nivel de los ojos para apoyarlo y comprobar que te has pasado o quedado corto. Manuel no se fiaba del todo pero aunque sigue diciendo que tiene que usarla más para evaluarla, yo creo que le convenció y eso es lo que importa, puesto que él es quien se ocupa del 95% de las medidas y los pesos.
Salieron trece hermosas madalenas que aunque ya digo que no tan ricas como la otra vez, desde luego tampoco estaban para hacerles ascos, prueba de ello es que ya la última voló ayer por la tarde (y no fui yo). Y lo mejor de todo es que ahora tenemos la excusa perfecta para repetir antes de que acabe la temporada de fresas y hacer la receta rica-rica. Quizá lo de equivocarnos no nos salió mal del todo...
Así que el domingo las desayunamos entre periódicos y mi lectura actual, que ya dije - y me reitero - que era una delicia. Después un poquito de plancha acompañada de la continuación del ciclo intermitente de Carole Lombard, que sigue en sus inicios con Fast and Loose de 1930 y, pese a estar entre los tres actores destacados, no salía demasiado. La protagonista indiscutible era Miriam Hopkins a la que yo no recordaba pero que resulta que sí que hemos visto aquí y allá. La verdad es que su actuación era brillante y eso que era su primera película.
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Hace 5 días
Portentoso invento ese de la jarra medidora. Lástima que la mía es de un pyrex tan irrompible que creo que durará para siempre.
ResponderEliminar¿Verdad? Es una cosa muy sencilla, pero de verdad que la encuentro muy práctica. Qué bueno, es curioso cómo hay cosas que a veces casi desearías que se rompieran para poder reemplazarlas y nada, ni a tiros y otras que desearías que no se rompieran nunca se rompen con la cosa más tonta.
ResponderEliminarNuestro medidor también era Pyrex, pero está claro que lejos de irrompible (ya es el segundo que se rompe en meses).
Cristina, esta vez me pillas tomando un té con magdalenas (no como las tuyas, desde luegui...las tuyas tienen una pinta maravillosa), y el libro que tienes por ahí cerca...entre la repostería y los botes de lata...mmmmm!!! (me encanta la portada del libro)
ResponderEliminarPues te pillo en buen momento entonces, ¿no? :)
ResponderEliminarEl libro, cuya portada a mí también me encanta, está muy a la altura de la portada. Y tiene montones de té dentro (lo que me gusta y me pone los dientes largos a partes iguales).
Con todas las restricciones de alimentos que te han puesto, por lo menos puedes seguir disfrutando de tu resposteria de los sábados. Yo acabo de comer la última mitad de las magdalenas de la semana pasada y si esta semana no me resulta la receta de magdalenas de fresas con mascarpone, me anotado la tuya por si acaso.
ResponderEliminarMuy chula la jarra medidora, la mía no lleva la medición por "cups" y para algunas recetas es un rollo.
Un beso.
Ya no sé que comentar respecto a la repostería porqué sólo me vienen ganas de felicitaros otra vez por el notición de ayer y desearos muchísima felicidad para vosotros y para el bebé!!!
ResponderEliminarGuacimara: sí, lo de las cups es un rollo. Manuel siempre se queja de que es una forma de medir totalmente absurda (y no le falta razón). Nosotros nos trajimos unas del último viaje a Nueva York porque las que vendían por aquí en tiendas de productos de cocina eran más bien caras (ahora creo que las venden en Ikea a precio asequible), así que de no tener nada ahora tenemos dos cosas para medir cups. Pero como tú dices, hay recetas para las que vienen bien, sobre todo cuando son productos poco habituales y no se encuentra por internet la conversión a gramos/mililitros.
ResponderEliminarTus madalenas de fresa con mascarpone no suenan nada mal, desde luego. Espero que te queden ricas, ya contarás y nos tentarás. Yo no tengo ni idea de si puedo tomar mascarpone...
Mar: ooooohhh... muchísimas gracias otra vez :D
Hmmm te han dicho que laves la fruta y la verdura con lejía?? A mí eso me parece un poco excesivo, francamente. No sé el motivo, pero vamos, ninguna embarazada se ha cogido nada que yo sepa por lavar una manzana sólo con agua :) Tú haz caso a las recomendaciones razonables, pero vamos, tampoco te vuelvas loca que ese niño seguro que nace precioso!
ResponderEliminarsaluditos (ya es temporada de fresas?? Y yo sin enterarme!! Mañana mismo las busco :D)
Mira nunca había pensado en hacer madalenas de fresa, por la pinta que tienen deben estar deliciosas.
ResponderEliminarYo tengo dos jarras medidoras, eran de mi madre, una de plático y otra de vidrio. Me van de fábula
besos
Emma
Lillu: ya no sé si en persona me dijeron sólo que las lavase bien o también lo de la lejía. En cualquier caso creo que venía en uno de los papeles que me dieron. El motivo es la bacteria de la toxoplasmosis y que es la misma por la que no puedo tomar embutidos crudos y tengo que tomar la carne hecha como una suela de zapato. En fin, una joya de bacteria.
ResponderEliminarIntento mantener la cordura (es decir, si no he contraído la toxoplasmosis en toda mi vida comiendo normal (si la hubiera contraído ahora podría comer normal sin preocuparme por estas cosas), muy mala suerte tendría que ser que la cogiera en nueve meses) pero te ponen tan paranoico que a veces cuesta. En lo de los embutidos y la carne he transigido, pero en lo de la lejía, no.
¿Diste con las fresas? Están riquísimas (lo malo es laverlas ;))
Emma: yo hasta el año pasado tampoco me había imaginado siquiera lo de las madalenas de fresas pero fueron un éxito. Así que anímate porque, como imaginas, están ricas-ricas.