lunes, 17 de mayo de 2010

Bocaditos de chocolate y naranja


Antes de nada: ¡felicidades a la única lectora! Que cumple... ah, mejor que lo diga su tocaya Barbara Pym:

'Oh, I don't think she's very young,' said Belinda, 'at least, she's about thirty, I think, which is young really, isn't it?'
-Oh, creo que no es muy joven-djo Belinda-. Por lo menos tiene treinta años, creo, por lo que en realidad sí que es joven, ¿no? (Traducción (cutre) mía de un fragmento de Some Tame Gazelle.)

He ahí la ambigüedad de cumplir treinta años. Y lo mejor de que la única lectora sea un año mayor que yo es, por supuesto, que para cuando yo llego ya me ha dado tiempo a mentalizarme, porque cuando de verdad me cuesta hacerme a la idea - como hoy - es cuando ella los cumple. Además este año me dio por hacer cálculos y concluir que eso quiere decir que podemos decir exactamente que nos conocemos desde hace media vida literalmente. ¡Media vida!

El caso es que yo lo asumo y ella se lleva los regalos y los dibujos monos, como el de arriba, de Quentin Blake.

Y el fin de semana que viene, que estaremos en Madrid, lo celebraremos en condiciones (si las nubes de ceniza y demás lo permiten, claro está, que vivimos en tiempos inciertos).

Y vamos con lo habitual de los lunes: la repostería del sábado. Como puede observarse en la foto, seguimos sin estrenar el famoso molde y las famosas baking beans. En fin, algún día les llegará el turno. El sábado, después de hacer el helado, nos dedicamos a estas galletas, llamadas por el libro de las 100 galletas "bocaditos de chocolate y naranja", pero que yo creo que es un nombre bastante poco acertado porque, en nuestro caso al menos, el sabor a naranja es secundario, aunque no pasa del todo desapercibido. Yo las llamaría galletas de chocolate y nata o algo así.

Para empezar son las primeras galletas "dobles" que hacemos, tarea que le cedí a Manuel y por la cual se ganó brevemente el apodo de Príncipe de Beukelaer.

Empezaron como unas galletas normales de cacao, en dos tandas, sin incidentes. Mientras se enfriaban nos dedicamos a hacer el relleno. Como los glaseados y demás no se nos dan bien yo no las tenía todas conmigo. En este caso, el relleno se hacía hirviendo la "nata doble" (double cream comprada en A Taste of Home) y juntándola con chocolate blanco cortado en trocitos para que se fundiese y un poco de ralladura de naranja como la que llevaban las galletas (en realidad la receta para el relleno decía extracto de naranja, pero como no teníamos echamos ralladura; en ambos se nota la naranja, pero ya digo que no es un sabor tan predominante como para darle nombre). El problema - porque tenía que haber un problema conociendo nuestro historial con los glaseados - vino cuando aquello quedó tan líquido que era imposible pensar que al enfriarse se solidificara tanto como para ser untable. Le sugerí a Manuel añadir un poco de harina para espesarlo (sí, sé que lo suyo habría sido Maizena, pero tengo el paquete sin abrir y abrirlo para una pizquita me parecía absurdo). Al principio Manuel me miró como si estuviera loca pero al rato reconoció que entre mi opción y ese líquido mi opción era lo más viable. Una pizquita de harina y de nuevo al fuego, con mucho miedo de que el chocolate blando - que se quema y se estropea con tanta facilidad - se echase a perder. Al rato espesó lo suficiente y yo - a pesar de haber tenido la idea - no podía creérmelo. De sabor no estaba mal.

Lo dejamos enfríar y tomar aun más consistencia y luego fue cuando Manuel se metió en el papel de Príncipe de Beukelaer, untando galletitas.

Y lo más sorprendente de todo es lo ricas que quedaron (contundentes también) y la buena consistencia del relleno. Cada vez que como una me llevo una sorpresa con lo buenas que están. Definitivamente esto de la cocina y la repostería no deja de sorprenderme.

Así que aparte de acompañar la plancha nocturna con una galletita, también tuvimos película como es habitual: I Love You Again (ni idea del título en español), de 1940. Muy divertida y con lo que debía de ser una de las parejas cinematográficas del momento porque no tenían suficiente con aparecer juntos en la saga Thin Man: Myrna Loy y William Powell, dirigidos además por el mismo director también, W.S. Van Dyke. Divertidísimos juntos, como siempre.

6 comentarios:

  1. ¡Qué mono el dibujo! ¡Felicidades a única lectora!

    Si mis cálculos no van mal, tú tienes 28, ¿no, Cristina? Me acuerdo lo sorprendida que me quedé cuando vi que tenías sólo un año más que mi hija. :-)

    Me encanta el mote que le has puesto a Manuel, jajaja!

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  2. que buena pinta!! el blog tb parece muy mono, lo pongo en fav para irle echando un vistazo! saludos

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  3. ¡Felicidades a la única lectora!

    Todavía no he hecho galletas pero estas me han parecido fáciles de hacer, a ver si puedo, hace mucho que no hago nada de repostería.

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  4. Gracias!!! Vaya, ayer no me dio tiempo a mirarlo, lo siento, pero me encanta el dibujito, es supermono!!

    Es cierto, nos conocemos hace media vida, y de ahora en adelante nos conoceremos desde hace MAS de media vida, que suena a algo que diria una anciana, pero ya ves...

    Como la ceniza volcanica nos jorobe los planes se va a enterar!!

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  5. Pues felicidades también para la Única Lectora! Esas galletas tienen una pinta de crujientitas, hmmm!! Dicen que la repostería es una ciencia exacta pero a veces salen cosas buenísimas de auténticos experimentos, lo digo por experiencia! :)

    saluditos

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  6. Elvira: sí, 28 hasta julio. Ya me acuerdo que me dijiste que pensabas que era mayor ;)

    Cokolade: pues muchas gracias por la visita y el comentario :)

    LittleEmily: para empezar con las galletas yo te recomiendo cookies de pepitas de chocolate, bien desde cero, bien el preparado de Batty Crocker. Porque no hay que andar tan pendiente del tamaño exacto, la forma con la que quedarán, etc. En cualquier caso, desde cero o desde preparado, son muy facilillas y gratificantes.

    B: claro, ahora vas de ejecutiva agresiva y viajera por la vida y ya no tienes tiempo para visitar blogs y cosas ;)

    Yo estaba procesando lo de "media vida" sin pensar en lo que dices de "más de media vida". Hala, más para procesar.

    Lillu: sí, sí, yo también veo que es una ciencia exacta hasta cierto punto que permite jugar un poco con fuego ;) Y lo peor de todo es que a veces sigues las recetas al pie de la letra y te sale una birria que no hay quien coma.

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