miércoles, 27 de octubre de 2010

Distracciones


Esta semana tiene extra de teletrabajo así que de vez en cuando se agradece una alegría en forma de judiíta Jelly Belly, venida de Nueva York y de sabor vainilla francesa. Compré pocas y las raciono menos de lo que podría parecer así que, aunque el momento del síndrome del último se aproxima (y eso que el otro día me dijeron que en Madrid se podían comprar separadas de vainilla, sin rebuscar en la parte del popurrí de sabores como, ejem, a veces hago), mientras llega me divierto pensando en que estoy obrando una especie de milagro del pan y los peces, sólo que con algo mucho más rico (también más superficial, todo sea dicho). Ojalá en las fotos pudiera inmortalizarse también el sabor. A ver cuándo inventan una cámara de fotos para sabores. En fin, si desvarío un poco es producto de un cerebro aprisionado por el teletrabajo.

El caso es que el otro día, estando yo concentrada en mis cosas, de repente oí de fondo una melodía que primero parecía salida del recuerdo, una especie de alucinación auditiva. Pero no, por el momento no sufro de eso - que yo sepa - y resultó ser la realidad. En la calle había unas niñas, todas de origen musulmán, saltando a la comba cantando "Al cocherito leré" y canciones similares (esa es la que más recuerdo porque fue la primera que oí). Me quedé impresionada mirándolas. Me hizo mucha gracia porque durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra (yo todo lo llevo a ese campo, por lo visto) cuando encontraban a alguien sospechoso de ser espía alemán por la calle, lo primero que hacían no era fijarse en su acento (que solía lógicamente ser inpecable) ni similares, la prueba de fuego era pedirle que recitase una rima infantil (algo con lo que todo el mundo crece pero que pocos aprenden de mayores, salvo las más típicas). Me pareció curioso ahora que tanto se debate sobre la multiculturalidad.

9 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Buf! Eso de pedir que canten o reciten una rima infantil tiene un punto de crueldad... pero hay que reconocer su efectividad... nunca se me habría ocurrido...
    Y lo que comentas sobre la multiculturalidad, es comprensible que las niñas que han nacido aquí jueguen a ese juego aunque sean de orígen musulman, ya que los padres no suelen enseñar esos juegos sino que los aprenden en el colegio o con sus compañeros. Si esas niñas vivieran donde yo vivo estarian cantando "Si la barqueta es tomba" o "A la barrejada".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Pues yo que nunca he probado los Jelly Belly! De hecho, creo que me enteré de su existencia gracias a tu blog.
    Y qué curioso lo del método para atrapar espías aunque yo recuerdo bien pocas canciones de la infancia. Seguro que a mi me pillan!!
    Pd. Muchas gracias por tu comentario en mi blog. Me alegro que te haya gustado.

    ResponderEliminar
  4. Esa foto resulta muy atractiva, y eso que no soy muy fan de esos caramelos.

    Pues que cantaran esas canciones hace pensar que estas niñas están adaptadas a nuestra cultura, lo cual no tiene por qué significar renunciar a la suya. En absoluto.

    ResponderEliminar
  5. A mi me encierran, pero no por espia, sino por cantarles todo el repertorio de Los Payasos de la Tele ;D
    Por cierto, he descubierto una mini-tienda de chuches en la calle Santa Ana donde tienen Jelly Bellys por sabores...incluyendo las palomitas con mantequilla!

    ResponderEliminar
  6. Yo tengo una vaga reminiscencia de caramelos de colores de ese estilo, podría ser? Aunque no recuerdo si se llamaban igual :/

    Sobre las rimas infantiles, hace unas semanas comentaba con una amiga que esas cosas se quedan en la cabeza y, cuando se intentan cantar de nuevo, salen como solas! Precisamente empezamos con la famosa "En la calle-lle, veinticuatro-tro, ha habido-do-do un asesinato-to..." e increíblemente nos la sabíamos casi enterita sin dudar! jajaja.

    saluditos

    ResponderEliminar
  7. ¡Que curioso la forma de atrapar a un espia!
    Con la vainilla tengo fijación, me gusta en todo, en los postres, en el jabón, hasta tengo (glups) colonia de vainilla, es un olor, y sabor dulce fresco y limpio.
    Espero que este fin de semana puedas descansar, y son TRES maravillosos dias, incluyendo cambio de hora!

    ResponderEliminar
  8. Samedí, la tienda que dices no será una en la que hay unas teteras y todo tipo de artilugios de colores en el escaparate? Si es esa, oooh, allí que me voy...

    Conmigo no funcionaría, sólo recuerdo el principio de dos o tres, si tengo hijos, no podrán aprender canciones de mí.

    ResponderEliminar
  9. Guacimara: sí, ya me imagino que es en el colegio donde la han aprendido. Aun así me hizo gracia.

    Mar: pues si alguna vez tienes oportunidad de probar los Jelly Belly, de vainilla o de sabores surtidos, no te los pierdas, son una delicia.

    Elvira: me alegra que te guste la foto :)

    Samedimanche: sí que conozco esa tienda porque de hecho fue en ella donde di con los Jelly Belly en Barceloan por primera vez (también luego he visto que los hay en otras) pero no tienen el sabor de vainilla separado, aunque sí los de nube, tarta de fresa, chicle o tutti fruti, mis otros preferidos después del de vainilla. El de palomitas con mantequilla me temo que no me gusta demasiado...

    Lillu: en la calle 24 es un clásico. Pero estas niñas ese no lo cantaron y además es más de goma que de comba, ¿no? :)

    Ángeles: ¡somos idénticas con la vainilla! Hasta el punto de que yo también uso colonia de vainilla (de The Body Shop). Me encanta :D

    Gracias y que descanses tú también estos días.

    LittleEmily: si Samedimanche dice la tienda que yo creo que dice entonces creo que no es la que tú mencionas pero que también suena muy bien.

    Yo estoy en las mismas que tú. Como un día me apre un policía por la calle y me pregunte canciones infantiles catalanas voy lista ;)

    ResponderEliminar