lunes, 25 de octubre de 2010

Madalenas de manzana y canela

Pues sí, este fin de semana el horno no ha parado de emitir olores celestiales. Claro que creo que nunca he olido ningún olor malo saliendo del horno.

Con la excusa del otoño en el ambiente, la manta, los tés de la tarde, etc., ya no pude resistirlo más y me decanté por unos ingredientes puramente otoñales: manzana, que pensaba que sorprendería a Manuel por ser una fruta y con la que, en versión asada dentro de la repostería (asada a secas sigue sin llamarme nada la atención), me reconcilié con el streusel de hace unos meses, y canela, olor otoñal/invernal donde los haya y reconfortante al mismo tiempo. Además estoy en una fase de veneración a la canela como se verá más abajo.

El resultado fue que Manuel no sólo no se sorprendió demasiado ante mi entusiasmo por mi decisión propia de poner fruta (que suele ser su eterna sugerencia) sino que además le puso cara a lo de la canela, que ya comenté alguna vez que odia sobre el papel pero a la que luego claramente no hace ascos sobre el plato. Y por más que le recuerdo la cantidad de dulces con canela que le han gustado, la palabra sigue obteniendo la misma reacción. Voy a tener que buscarle un nombre alternativo sólo asociado al sabor real y no a los prejuicios al más puro estilo de Virginia Woolf en aquella grabación de la BBC (que era de lo que trataba, de todos los significados y connotaciones adicionales que llevan las palabras).

Puede que en el poco entusiasmo mostrado influyera el hecho de que Manuel hubiera dejado caer que buscara una receta con los caquis que nos invaden el frigorífico por momentos a más velocidad de la que él puede engullirlos. A mí no me gustan así que a) no contribuyo en lo más mínimo a disminuir la cantidad y b) no puse tampoco mucho entusiasmo en la búsqueda de recetas con caquis.

La receta de estas madalenas de manzana y canela está sacada del libro de Delicias al horno (el segundo, qué confuso eso de que haya dos con el mismo nombre) y es un poco como alguien que te da una receta un poco a ojo. Además la receta era sólo para seis míseras madalenas y, digo yo, si vas a ponerte a pringar cacharros y demás, qué menos que al menos salga el molde completo y se hagan 12, ¿no? Me costó un poco convencer a Manuel de esto y duplicamos los ingredientes no muy definidos. La receta para seis madalenas decía 2 manzanas ácidas pequeñas, así que yo supuse que eso sería 3 ó 4 para 12. Pelé tres y al final utilizamos sólo dos (qué lío de números) porque o nuestras manzanas no eran tan pequeñas como la receta recomendaba o quien hizo la receta prefiere la manzana con un poco de bizcocho más que el bizcocho con un poco de manzana. La harina además era mitad integral y mitad normal y en casa no teníamos integral (en nuestro pequeño supermercado tampoco hay ese tipo de rareza y nos dio pereza ir a otro más grande sólo por menos de 100 gramos de harina necesarios) así que convencí a Manuel de que pusiéramos sólo harina normal buscando recetas de madalenas de canela y manzana por internet que usaban sólo harina normal. El caso es que puse un poco más de la harina recomendada porque a mí me seguía pareciendo que había mucha manzana con mucho líquido y muy poco de lo demás para absorberlo.

Al final salieron 15 madalenitas. Las tres que pusimos directamente en el molde de moldes (el resto iban dentro del molde de moldes también pero en sus moldecitos individuales, tres de ellas las pusimos en sus moldes individuales directamente en el horno para dejar sitio a las que se habían quedado sin molde individual) y que no aparecen en fotos no se puede llamar madalenitas. Su función era gastar la masa y digamos que fueron madalenazas como aumentativo mínimo.

Telehorno fue apasionante, sobre todo por esas tres moles descomunales que crecían sin desparramarse. Hacía tiempo que no se veía algo así en telehorno y eso, acompañado del olor, hizo que mis 25 minutos junto al horno mientras se horneaban fueran inmejorables.

Por la noche probamos una mitad cada uno de una de las madalenas-mole y estaba rica. Me sigue sorprendiendo cómo no me desagrada la manzana asada en este formato y creo que puedo decir que Manuel se sigue sorprendiendo de cómo no le desagrada la canela. Fueron unas madalenas muy equitativas, con una pequeña afronta personal a cada uno de nuestros prejuicios. Qué más se le puede pedir a una simple madalena.

Volviendo a la canela. En Nueva York, para mantenerme despierta en los musicales, me compré chicles (obviamente no hice globos ni ruido durante los espectáculos). Unos de ellos eran sabor chicle, un sabor completamente definido para mí pero que cuando intento que la gente comprenda me hace recibir miradas de "¿de qué me está hablando?" Sabor chicle, está claro. En el aeropuerto me compré unos para traerme y los fui tomando poco a poco hasta que llegué al último y me paré los pies (mi síndrome, ya se sabe). Lo dejé y lo dejé hasta que un día me dije a mí misma que me iba a dar el capricho de tomarlo. El chicle, yo qué sé por qué, se había puesto malo y había perdido toda la consistencia de goma y se me deshizo en la boca de una forma asquerosa. Debería haber aprendido esa lección, pero mi síndrome es más fuerte que los hechos. Aun así es algo que tengo en cuenta.

El otro sabor es el de canela. Si te duermes con un chicle de canela en la boca es que tienes mucho, mucho, mucho sueño o insensibilidad bucal, porque arden. Estos los tomé con más alegría una vez aquí porque sabía que en la Delishop los tenían. (Luego resultó que no los encontré en la de la calle Mallorca, y qué susto me di, pero sí los tenían en la de L'illa). También el fin de semana en Madrid los encontré en el Vips el sábado por la mañana y me dediqué durante todo el día a promocionarlos como si fuera el representate de la marca. Me faltó ofrecerlos a a gente al azar por la calle, pero a todos los familiares y amigos que se cruzaban en mi camino se los ofrecía (y me acordaba de aquella broma que tenía de pequeña que era un paquete de mentira de chicles de la marca Wrigley's, como estos, en que sobresalía un chicle de mentira y, cuando la persona aceptaba la oferta, un muelle tipo trampa para ratones salía por debajo y le daba un latigazo en el dedo). El caso es que había quienes los conocían y aceptaban encantados y había quien los aceptaba con reticencia y luego los disfrutaba. Están ricos. Manuel no los ha probado, claro.

Y en fin, ya para acabar, que me estoy extendiendo muchísimo, mención a la película de plancha de anoche (y luego de premio una madalenita): Together Again (Otra vez juntos), de 1944, con Irene Dunne y el mítico Charles Boyer. Muy divertida.

17 comentarios:

  1. Jajaja...yo también he hecho promoción de los chicles de canela Big Red y generalmente con el invitado llorando porque no sabían lo que picaban.Me encantan. Y también vuestras magdalenas...es que el olor de la canela hace hogar, no sé por qué: las galletas napolitanas, el cinamon roll, el perfume de Lolita Lempika...de octubre a abril mi vida huele a canela.

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  2. Me encantan los Big Red, los venden el Vips pero no me los compro porque en teoría no puedo comer chicle. De las madalenas que decir... dignas de foto porque tienen pintaza!

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  3. Sí, creola canela con las manzanas nunca falla, un olor divino.
    Bs.

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  4. Buena pinta, desde luego. Aunque yo comparto la prevención de Manuel por la canela y, como le pasa a él, luego resulta que tomo algo con canela y me gusta (por ejemplo, en el arroz con leche).

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  5. manzana y canela es una combinacion celestial

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  6. Uy,chicle de canela, me parece que yo no "cato" eso y mira que me gusta la canela en todo, hasta en en el té y los rooibos.
    Que ricas esas magdalenas, que bien que ya se pueden tomar con un té cosas tan buenas(viva el otoño)

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  7. Pues yo del otoño, aunque suene a tópico, lo que echo de menos es que no haga un poco más de frío. Recuerdo que cuando era pequeño las castañeras vendían sus productos y realmente te apetecían porque de paso te calentabas las manos con el cucurucho de papel. Sin embargo, últimamente no apetecen tanto por el calor que suele hacer todavía por estas fechas. ¿Será el cambio climático?
    Las magdalenas de manzana deben estar de muerte. Me encanta la inclusión de la manzana en las recetas al horno.

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  8. Qué rica la combinación manzana y canela! :D Me han entrado unas ganas de hacer magdalenas...pero claro, esta semana tocan los dulces típicos y quiero llegar viva a la semana que viene. Si hago dulces en casa y compro panellets (no me atrevo a intentar hacerlos), directamente exploto!

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  9. Yo también tenia ese paquete de chicles de broma! Cuanto reí con ellos de pequeña! El próximo fin de semana son las fiestas de Girona y estoy esperando "amb candeletes" los cuatro días de fiesta seguidos para hacer magdalenas. Me han gustado mucho las tuyas de manzana y canela. La imagen evoca un olorcito delicioso... Quizá las prueve.
    Un abrazo.

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  10. A mí me gusta mucho la canela, pero sólo pensar en un chicle de canela me ha dado un poco de repelús, jajaja. Y la repostería con manzana es de lo más agradecida y de la que mejor aroma desprende! Ya me están dando ganas a mí también de preparar algo de ese estilo :D

    saluditos

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  11. Hola! He llegado a tu blog a través del de Lillu y me he enganchado totalmente! He estado leyendo muchas de tus entradas pasadas, y me encanta cómo escribes y sobre qué lo haces. Además dedicas muchas entradas a temas gastronómicos, así que mejor que mejor :D
    La respotería con manzana y canela es un clásico que no falla en otoño, aunque no se sea un fan total de la manzana o de la canela. Puedes probar, si no lo has hecho, a usar puré de manzana (comprado o casero, mejor aún) en bizcochos y muffins, te permite reducir la cantidad de grasa y aporta mucha jugosidad a la miga. Y si además de canela se usa jengibre, clavo, nuez moscada, jengibre, allspice... que venga a mi el otoño!

    Un abrazo de tu nueva seguidora :)

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  12. A mí me pasa también, no me va mucho la canela pero luego me como lo que la lleve.
    Así que probaré de hacerlas
    Saludos

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  13. ¡Creo que también sufro de tu síndrome! Hace unas semanas compré un zumo que tenía muy buena pinta en El Corte Inglés y como sólo era un botecito pequeño, lo dejé esperando en la nevera. Cuando el viernes me decidí, casí me explota en las manos XD A ver si aprendo de la experiencia ;)

    Pues la canela no me va demasiado a palo seco, que diríamos, pero luego no me puedo resistir a ella en té, pasteles, lo que sea... Como dice Samedí, es muy hogareña.

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  14. ¡Menudo éxito el de estas madalenas! Ojalá pudiera pasar una rondita virtual.

    Samedimanche: sí, la primera vez, o cuando pasas un tiempo sin tomarlos, te llevas una buena sorpresa con lo mucho que pican, no parece posible :D Me ha encantado lo de que la "canela hace hogar" porque me parece muy cierto. ¿Qué tendrá? ¿Por qué lo asociaremos?

    Gatesca: yo también me había quitado de los chicles porque con empastes y eso no son del todo recomendables (o eso decían antes). Ahora sólo hago excepciones con este tipo de exotismos ;)

    Cris: yo nunca las había hecho pero quedaron riquísimas. Es una combinación infalible, así que seguro que repetiré.

    Elena Rius: me ha hecho gracia eso de que tú tampoco seas fan de la canela en la teoría pero luego en la práctica no tengas grandes problemas. ¿Con qué asociaréis la canela para que de entrada os dé ese "repelús"?

    Andrea: celestial sería un adjetivo apropiado, síp.

    Ángeles: si te gusta la canela el chicle no creo que te disgustase, aunque chicle de canela suene raro. Yo probé el té de canela (ya digo que últimamente estoy en una especie de revival de la canela) la última vez que estuvimos en caelum - por la Mercè - y me gustó mucho, más de lo que imaginaba. Con los chicles en mente me lo esperaba muy fuerte y qué va, es muy suave, muy reconfortante.

    La "E": eso me choca a mí desde que estoy por estas tierras. El hecho de que en algún tiempo no muy lejano por estas fechas debía de hacer el frío suficiente como para que las castañas asadas apetecieran mucho. Oros años hace calorcillo y se toman casi por compromiso, pero este año no podemos quejarnos demasiado, ¿no?

    Carolina: anímate con los panellets, de verdad que son facilísimos y no tienen ningún misterio. Son muy divertidos de hacer, en serio. Yo estoy deseando hacerlos el sábado. Comerlos ya es otro tema porque a pesar de lo ricos que están llenan tantísimo...

    Guacimara: ¡qué bueno que tuvieras también los mismos chicles de broma! Era genial la bromita :D Qué bien te van a venir esos diítas festivos. Si tienes un hueco yo no lo dudaría con las madalenas de manzana y canela: arrepentirte seguro que no te arrepientes de hacerlas.

    Lillu: pues no lo dudes y manos a la obra :)

    Akane: muchas gracias por la visita, por el comentario y por lo que dices. Ahora me pasaré por tu blog. Mi asignatura pendiente es lo que comentas de las demás especias. A ver si nos decidimos (tengo gengibre molido en casa, así que ese como mínimo habrá que probarlo). En cualquier caso estas madalenas ya se han convertido en un clásico del otoño, estoy segura de que el año que viene repetiré.

    Emma: qué curioso eso que os pasa :D

    LittleEmily: somos compañeras de síndrome entonces, vaya plan. Igual podemos ir a terapia juntas. La terapia no estaría mal: nos obligarían a comer las cosas ricas que compramos y nunca nos decidimos a abrir :D

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  15. ¡Me perdí tus madalenas! La verdad es que las preferiría sin canela, pero igualmente tienen una pinta de lo más apetitosa.

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  16. Canela y manzana!!mmmmmm!!! Creo que me encantaría pasearme un lunes por tu concina!! Debes dejar un olor en la casa, maravilloso!! Mejor que el incienso!
    ¿Con qué nos deleitarás este fin de semana??
    Espero impaciente el lunes (bueno, tal vez el martes, que este lunes es festivo).
    La película de "Otra vez juntos", creo que no la he visto. Pero suena muy bien.
    Bss!!!

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  17. Elvira: ya me acuerdo de que tú también eres de las del club de la no-canela. No sabéis lo que os perdéis ;)

    María: la repostería de este fin de semana es muy predecible, ya lo verás mañana ;)

    Yo no soy nada de incienso, así que la canela como aromatizador me va mucho más, sí.

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